Hay un señor muy extraño en las redes que se hace llamar El Viajero del Tiempo. Eno Alaric es el nombre de este personaje que asegura que ha venido desde el 2671 y acapara millones de seguidores con sus predicciones.

Tremendo susto me llevé con sus “vaticinios” apocalípticos. Por poco me enrollo en posición fetal sobre el sofá, con los ojos cerrados y las manos tapándome los oídos. Es un horror.

Terremotos, accidentes aéreos, tsunamis y hasta invasiones de horripilantes criaturas extraterrestres que llegarán en manadas a pesar de que, según dice, muchos ya pululan por aquí. Esto último sí se lo creo, porque por ahí hay cada petaca que no hay otra explicación que no sea que son alienígenas, o sea, seres de otro planeta.

Un día dijo que el mundo se acabaría y ahí le entró la triquitolina a los seguidores que le creyeron. El fin del mundo, dijo, vendría por una invasión de extraterrestres que nos matarían a charrascasos, válgame Dios. Yo, por si acaso, compré un fardo de arroz y una caja de agua para encerrarnos en la casa y protegernos de la exterminación.

Después dijo, o mejor dicho escribió, que el 12 de junio del 2023 un terremoto de 9.5 grados sacudiría la costa oeste de los Estados Unidos y que se abriría un boquete gigantesco -más grande que los de la 65 de Infantería- por el que saldrían, léame bien que ahora viene lo bueno, especies de animales que estaban extintas y entre ellas una serpiente de 23 metros de largo.

¡Santo Cristo de los Milagros! Imagínese usted la escena tipo Godzilla, de la anaconda corriendo por plena avenida. Yo que con una iguana de palo corro como centella, de toparme con ese monstruo quedaría muerta y podrida.

Pero ahí no acaba todo con Eno, porque según cuenta, dos días después del sismo catastrófico 12 personas -solamente 12- recibirían súper poderes provenientes del sol y entre ellos la telepatía y la teletransportación. Entonces sería como una película de Marvel, porque algunos harían el mal y otros el bien. Por lo menos ahí, admito que me hubiera puesto en fila, a ver si me tocaba algún súper poder, porque la transmisión de pensamientos y lo de transportarse me parece bastante conveniente en estos tiempos.

Eno no pega una, gracias a Dios, especialmente lo que dijo sobre un agujero de gusano que se abriría en el cielo y escupiría a siete personas. ¿Quiénes son? Pues eso no lo dijo, pero sospecho que hay algunos que ya han sido escupidos desde allá arriba por lo sinvergüenza que han sido. Imagínese, ni allá arriba los quisieron.

A parte del susto, el Viajero del Tiempo me resulta bastante divertido con sus barrabasadas y admito que sería fantástico tener esa “habilidad” de viajar para adelantarnos a los sucesos que ocurrirán en la Isla. Aunque bueno, nosotros somos bastante predecibles. Los políticos se halarán por los pelos de camino hacia las elecciones, seguirán los apagones de la lú, y el costo de los alimentos nos seguirá ahorcando, entre otros.

Menos mal que también podemos predecir que no importan los boquetes, las inundaciones tipo mares, la debilidad del sistema eléctrico y los dimes y diretes politiqueros, los boricuas gozaremos en la Navidad. Porque nadie nos despinta la alegría, las ganas de rumbear, la sabrosura de la comida típica y las celebraciones en familia.

No hay que viajar en el tiempo para saberlo, despediremos el 2023 sacando la dignidad a pasear y esperanzados en que el 2024 sea de salud y felicidad…. aunque vengan los alienígenas.