Esas fueron las sabias palabras de mi padre cuando yo tenía trece años y le dije que estaba aburrido.  Las dijo a mi madre sin mirarme; “déjalo que se aburra”.  Me molesté tanto que hice el mejor silencio que pude y crucé los brazos en acto de protesta.  ¿Cómo era posible que mi padre dijera semejante barbaridad?  ¿Acaso no era su responsabilidad entretenerme?

Al rato, mi papá se me acercó y con su característico hablar pausado me preguntó; ¿qué podrías hacer, crear, pensar o leer en este tiempo libre?

Yo no quise contestar, aunque tenía muchas ideas.  El volvió a insistir y me dijo algo que me ha acompañado toda la vida.  Me dijo; “hijo, es imposible estar aburrido con tantos libros en la casa, con tanto que crear, con tanto que aprender, con tanto que podemos hablar, con tanto que puedes hacer y disfrutar.”   Qué gran regalo de vida me hizo mi padre y ahora lo quiero compartir contigo.

La apreciación del silencio y los espacios vacíos ayudan al adolescente a convertirse en un hombre o mujer con voz propia y pensamiento profundo.  Piensa en lo siguiente.  Imagina que estas escuchando muchos sonidos sin pausa.  ¿Cómo le llamarías a eso? Exacto. Le llamaríamos ruido.  Los sonidos sin silencios o pausas son ruidos. Para que exista la música necesitamos silencios.  Tus hijos y los míos necesitan esos espacios de silencios para convertirse en adultos independientes de pensamiento profundo.  

Años más tarde, en la universidad, una de mis profesoras más queridas, la legendaria Susan Homar me dijo; “todo escritor tiene que descubrir su propia voz en mundo apalabrado.”   El mundo de nuestros adolescentes es una conversación constante que puede ser ruidosa o musical.  Para que sea musical tienen que lograr descubrir su voz y tener un pensamiento de profundidad. 

Tanto tus hijos, como los míos pueden tener una vida en la superficie o en la profundidad.   Si optan por la superficie van a sentir que tienen que lograr cosas para ser alguien y llenar su vida de actividades sin fin para sentir que están viviendo.  En otras palabras, van a postergar el estado de felicidad en tanto logren lo que sea o hagan lo que sea, en vez de felizmente alcanzar sus metas y hacer sus actividades.   La vida en profundidad es la vida plena, prospera y abundante que alcanza sus metas y hace cosas ya siendo.

Yo no estoy diciendo que no hagamos actividades con nuestros hijos, ni mucho menos. Lo que estoy diciendo es que tengamos cuidado de convertirnos en padres y madres “travelocity”. En no ser los padres y madres que siempre estamos buscando “la próxima actividad” para nuestros hijos porque no queremos que se aburran, o porque queremos que tengan “algo que contar” o quizás para apaciguar nuestros propios sentimientos de culpa. 

Recuerdas aquel dicho boricua que decía; “dime de lo que alardeas y te diré de lo que careces”. Si alardeamos de la superficie carecemos de la profundidad.  Si necesitamos la superficie para sentirnos que somos o existimos tenemos que hacer una pausa urgente y buscar con total intención el aburrimiento.

Tus hijos o hijas no necesitan que los compres con miles de regalos o que planifiques actividades todos los fines de semana, sólo necesitan de tu presencia y atención.  Déjalos que se aburran de vez en cuando para que puedan crear, crecer y ser ellos mismos.

El profesor Wilfredo Vazquez (Sensei/Shihan de Jujitsu Family) es el creador de los programas de Modificación de Conducta, Manejo de las Emociones y Liderazgo para niños(as) desde los 3 años de edad, jóvenes y adultos. Escúchalo en vivo en Nueva Vida (97.7 FM) los Miércoles a las 6:30AM y síguelo en facebook.com/jujitsufamily o llamando al: 787-378-1451