Sí, la Academia Americana de Pediatría (AAP, en inglés) actualizó sus recomendaciones para estipular que la evidencia científica concluye que los beneficios académicos, mentales y físicos del aprendizaje en persona superan los riesgos del nuevo coronavirus.

Los beneficios del aprendizaje presencial están bien documentados. Igualmente, existe evidencia de las consecuencias negativas en los niños como resultado del cierre de escuelas. El tiempo prolongado fuera de la escuela y la interrupción asociada de los servicios de apoyo resultan en problemas sociales de aislamiento, dificultando que los profesionales en las escuelas identifiquen y manejen importantes déficits de aprendizaje, así como el abuso físico, mental o sexual en niños y adolescentes, que pueden tener como resultados depresión, ideas suicidas y hasta el uso de drogas.

Las escuelas probablemente no deberían aumentar, en gran medida, la propagación del coronavirus y los niños tienen menos probabilidades de enfermarse gravemente por el virus que los adultos, según el AAP.

Lo que estamos viendo en Puerto Rico es un rezago generalizado, ya sea en la parte intelectual o en la mental en los estudiantes. La evaluación de un estudiante en la parte físico motora, como, por ejemplo, motor fino y motor grueso, de lenguaje y la parte física y nutricional no puede ser realizada correctamente a través de los métodos virtuales. Tiene que hacerse de manera física y ni hablar de los niños con necesidades especiales, en los que se ha notado una regresión en su aprendizaje notablemente.

Antes del comienzo del curso escolar 2020-2021, la Sociedad Puertorriqueña de Pediatría y el capítulo local de la AAP sostuvieron una reunión con los departamentos de Educación, Salud y de Estado. En esta se les advirtió de estos efectos. En ese momento, se determinó aplazar el comienzo de clases para más tarde en el año por los números altos de contagio. Se decidió comenzar virtualmente, pero condicionado a que mensualmente se auscultara la forma de atender a estos estudiantes presencialmente para la evaluación visual de su estado físico, mental y nutricional, lo que no ha ocurrido al presente.

El comienzo de clases de manera presencial no debe ser súbito, sino planificado, organizado y por fases, siempre considerando las particularidades de cada plantel, pero llevando a cabo todas las medidas de prevención recomendadas. Retomar las clases presenciales es necesario para subsanar el daño que la pandemia ha causado a los estudiantes y al sistema escolar de Puerto Rico.

El autor es pediatra y presidente entrante de la Sociedad Puertorriqueña de Pediatría (2022-2024).