En la actualidad, existen dos vacunas contra el COVID-19 en los Estados Unidos que cuentan con autorización de uso de emergencia por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés): una elaborada por las compañías Pfizer-BioNTech y otra de la compañía Moderna. Miles de dosis de ambas vacunas ya han se le han administrado a personas en Puerto Rico y miles de dosis adicionales continuarán llegando en las próximas semanas.

Mientras avanzan las diferentes fases de vacunación contra el COVID-19 en lo que se anticipa será una inmunización global histórica, una de las preguntas que más frecuentemente surge es qué hacer después de la vacuna. La respuesta obligada es que tenemos que seguir protegiéndonos. La vacunación no sustituye a las estrategias de prevención que ya conocemos, sino que se suma a estas como una medida adicional. A continuación, enumero varias razones por las cuales es necesario continuar utilizando mascarillas, conservando el distanciamiento físico entre personas, evitando asistir a eventos multitudinarios y practicando el lavado frecuente de manos a pesar de haber recibido una o dos dosis de la vacuna contra el COVID-19.

1. Las defensas no se forman inmediatamente

Una sola dosis de vacuna no representa una inmunización completa. Para las vacunas actualmente autorizadas se necesitan dos dosis separadas por tres a cuatro semanas (21 días en el caso de la vacuna de Pfizer-BioNTech y 28 días en el caso de la vacuna de Moderna). Además, el efecto máximo de la vacuna en términos de creación de anticuerpos no se logra hasta al menos siete días después de la segunda dosis. Hasta que no se desarrollen niveles óptimos de defensas, una persona podría estar a riesgo de contagio con el COVID-19 a pesar de haberse vacunado. Es imprescindible entonces practicar todas las medidas de prevención (incluyendo el uso de mascarillas) para evitar el contagio durante este periodo.

2. Hay aproximadamente un 5 % de falla

La eficacia de las vacunas contra el COVID-19 se calcula en aproximadamente un 95 %. Al momento, no hay forma de anticipar cuáles personas serán parte de ese 5 % de falla a la vacuna. Por lo tanto, debemos seguir practicando las estrategias de prevención para evitar el contagio hasta que la transmisión comunitaria disminuya significativamente y las autoridades nos indiquen que podemos dejar de usar mascarilla cuando nos encontremos en lugares públicos.

3. Pudiéramos ser portadores asintomáticos

Los estudios clínicos para evaluar la eficacia de la vacuna se concentraron en determinar si luego de la vacuna las personas desarrollaban enfermedad de COVID-19 con síntomas o condición severa. No se ha evaluado con evidencia robusta si la vacuna también previene de infección asintomática. Hasta que surjan datos concluyentes al respecto, tenemos que seguir practicando las medidas de prevención para evitar transmitir el virus a otras personas en la eventualidad de que podamos ser portadores asintomáticos a pesar de habernos vacunado.

4. Se necesita alcanzar inmunidad colectiva

Sobrepasar la pandemia es un trabajo en equipo. Se calcula que necesitamos vacunar a un mínimo aproximado de 70 % de la población para alcanzar inmunidad colectiva: ese punto donde la mayor parte de los ciudadanos ya tienen defensas en contra del virus y se frena la propagación de la enfermedad. Hasta que no se alcance esa inmunidad de grupo, tenemos que seguir protegiéndonos del virus con las mismas estretegias de prevención que hemos estado observando en los últimos meses.

Sabemos que la vacunación será una herramienta adicional muy poderosa para prevenir el contagio con el COVID-19. Los estudios clínicos continúan y en las próximas semanas seguiremos recibiendo más información valiosa sobre la vacuna. Reconocemos que estamos deseosos por retomar nuestra antigua normalidad y estamos esperanzados de que el fin de la pandemia está mucho más cerca que antes. Sin embargo, hasta que no logremos las metas de vacunación que han estimado las autoridades y se documente una baja notable en la propagación del virus, tenemos que seguir protegiéndonos con mascarillas, distanciamiento físico y lavado de manos por el beneficio de todos.

El autor es infectólogo de adultos del hospital HIMA San Pablo Bayamón, catedrático asociado de la Escuela de Medicina de la Universidad de Puerto Rico y vicepresidente de la Sociedad de Enfermedades Infecciosas de Puerto Rico.