La Fundación Banco Popular y Hispanic Federation anunciaron el 19 de agosto los ganadores del Puerto Rico Big Ideas Challenge, primera competencia de innovación social en la isla.

El proyecto liderado por Caras con Causa y el Corredor del Yaguazo se llevó el primer premio final de $450,000. El segundo lugar recayó en el proyecto colaborativo impulsado por el Centro de Microempresas y Tecnologías Agrícolas Sustentables (CMTAS) Yauco, obteniendo $300,000. La alianza encabezada por la Universidad Interamericana de Puerto Rico, Recinto de Barranquitas, recibió el tercer premio con $200,000. En diciembre 2018, estos tres finalistas pusieron a prueba su idea por un periodo de seis meses con un premio semilla de $150,000 por proyecto. Además, seis proyectos semifinalistas recibieron $225,000 en menciones honoríficas.

El Puerto Rico Big Ideas Challenge, lanzado el año pasado por la Fundación Banco Popular y Hispanic Federation, es un reto a las organizaciones puertorriqueñas con el objetivo de forjar alianzas con distintos sectores para proponer grandes ideas que provoquen cambios sociales desde y por las comunidades.

“Para la Fundación Banco Popular, el legado del challenge va mucho más allá del financiamiento. El legado es esperanza y acción ante una larga recuperación. Las comunidades puertorriqueñas tienen una riqueza de conocimiento sobre cómo resolver problemas y superar desafíos y han jugado, y continuarán jugando, un papel protagónico en este proceso. Es deber de todos los sectores escucharlas y confiar en ellas", expresó Richard L. Carrión, presidente de la Junta de Síndicos de la Fundación Banco Popular.

Asimismo, José Calderón, presidente de Hispanic Federation, apuntó a la importancia de visibilizar el trabajo comunitario en la isla.

“Desde antes de la devastación del Huracán María, Hispanic Federation ya estaba comprometida—junto a la diáspora—a elevar los reclamos de los puertorriqueños. Creemos que la verdadera transformación está arraigada en los principios de la equidad, justicia social y de la participación ciudadana. Es a través de la educación, movilización, abogacía, creación de política pública e inversiones filantrópicas estratégicas que somos testigos de que las organizaciones comunitarias puertorriqueñas pueden dar cátedra en el challenge de transformar un país”.

En pos de una comunidad científica

La primera propuesta nació con el propósito de empoderar a la comunidad Juana Matos en Cataño a través del conocimiento científico y la educación. Ese fin llevó a que Caras con Causa y el Corredor del Yaguazo crearan un laboratorio comunitario, para que estudiantes de escuelas públicas y privadas, vecinos de la comunidad, universitarios e investigadores, puedan realizar investigaciones científicas que promuevan la restauración y conservación de la Reserva Natural Ciénaga Las Cucharillas.

Por años, la ciénaga fue deforestada negligentemente y utilizada como vertedero clandestino. Gracias al trabajo de los vecinos de la comunidad Juana Matos, hoy día es una reserva natural, y el humedal urbano más grande de Puerto Rico. Aun así, hay camino por recorrer; deben crear un plan de restauración a largo plazo.

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Y eso es precisamente lo que buscan que hagan los jóvenes, estudiantes-científicos que los visitan de escuelas aledañas.

“Con este proyecto, los residentes conocen sobre los problemas ambientales que hemos sufrido por años y le buscan soluciones”, indicó Pedro Carrión, director y fundador del Corredor del Yaguazo, una entidad sin fines de lucro que lleva 38 años trabajando en la comunidad.

Con el premio recibido como parte del Puerto Rico Big Ideas Challenge, Caras con Causa y el Corredor del Yaguazo crearon el laboratorio comunitario en una escuela pública cerrada. Aquí, los jóvenes cuentan con microscopios, mesas y otros instrumentos que son del calibre de un laboratorio profesional.

Michael Fernández, director ejecutivo de Caras con Causa, afirmó que sin la ayuda de la Fundación Banco Popular y Hispanic Federation, no habrían podido impactar a tantos estudiantes en tan corto tiempo.

“Antes venían estudiantes una vez al año a hacer un recorrido, pero ahora no menos de 400 estudiantes van a venir mensualmente a analizar datos que tienen que ver con sus clases y que también impactan a miles de personas”, compartió Fernández.

De basura a fertilizantes orgánicos y energía

El proyecto del Centro de Microempresas y Tecnología Agrícola Sustentable Yauco (CMTAS) tiene como meta presentar soluciones a problemas recurrentes en las comunidades: el manejo de los desperdicios, la resiliencia energética y la creación de empleos dentro de las mismas comunidades.

La aportación que recibieron del Puerto Rico Big Ideas Challenge les permitió instalar biodigestores anaeróbicos en tres comunidades de la isla, una tecnología que apuesta a atender todas estas necesidades a la vez.

“El biodigestor anaeróbico es una cámara cerrada, sin oxígeno, que se alimenta con biomasa, –excrementos fecales, desechos de comida, entre otros. Ahí, las bacterias degradan esa masa y se produce energía limpia –por medio de biogás– y fertilizantes orgánicos para los agricultores”, explicó Pablo Guzmán, gerente de proyectos de CMTAS Yauco, una organización sin fines de lucro que da talleres dirigidos a la agricultura sustentable, agroturismo, conservación de recursos naturales y creación de microempresas.

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Uno de los biodigestores está ubicado en Yauco, donde desintegra el excremento de ganado para que los agricultores no tengan que encargarse de él, y a su vez, les provee fertilizantes orgánicos para los cultivos. Otro está localizado en Guánica; allí se deshacen de los desperdicios que los pescadores y restaurantes del litoral por años han lanzado al mar. El tercero ubica en Mayagüez, donde elimina los desperdicios orgánicos de cinco residencias que no cuentan con un sistema de descargas sanitarias.

Con su proyecto, CMTAS Yauco ha creado cerca de 20 empleos dentro de las mismas comunidades, enfocados en la construcción y el mantenimiento de los biodigestores anaeróbicos. A largo plazo, la meta de CMTAS Yauco es poder replicar estos biodigestores anaeróbicos en otras comunidades de la isla.

Semillas resilientes para agricultores locales

El incentivo de la competencia permitió que el agricultor Héctor Torres recibiera 600 semillas de plátano –con un adelanto de tres meses en su crecimiento– para sembrar en su finca en Barranquitas. Torres es el mejor ejemplo de que la idea del Proyecto Agroevolución Puerto Rico de la Universidad Interamericana, Recinto de Barranquitas, es un “éxito”, como él lo describe.

En resumen, la propuesta del Proyecto Agroevolución Puerto Rico consistió en crear un laboratorio que pudiera desarrollar semillas resistentes a plagas y condiciones climatológicas extremas, como sequía.

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Estas semillas son trabajadas con una técnica llamada micropropagación, en la que se toma la raíz de la planta y se logra la propagación masiva de ella. Como parte del proceso, la raíz se desinfecta para eliminar las bacterias y hongos que causan enfermedades en las plantas. Luego pasa al laboratorio, donde la planta se desarrolla bajo un proceso de aclimatación para que pueda sobrevivir cuando esté en la tierra.

“El fin del Proyecto Agroevolución Puerto Rico es dar una inyección económica a la zona central de Puerto Rico, a los agricultores, y luchar contra la inseguridad alimentaria”, aseguró Sulimar Morales, estudiante de maestría en biotecnología y coordinadora del proyecto.

Este proyecto toma mayor relevancia cuando recordamos la destrucción que provocó el huracán María en la agricultura local. Además, en la isla, el 90% de los alimentos que consumimos son importados. Así que esta iniciativa ayuda a aumentar la producción local.

Con el dinero que recibieron de la propuesta inicial del Puerto Rico Big Ideas Challenge lograron desarrollar más de 1,000 semillas. De acuerdo con Morales, ya se entregaron 800 plantas a tres agricultores, y hay 2,500 plantas aclimatándose para dárselas a 25 agricultores puertorriqueños.