El corazón tiene cuatro válvulas que mantienen el flujo sanguíneo en la dirección correcta. Su funcionamiento es parecido al trabajo de las compuertas de una represa. Similar a estas estructuras, las válvulas abren y cierran para permitir el paso de la sangre al resto del cuerpo.

Una de estas es la válvula aórtica que está encargada de llevar la sangre oxigenada a la arteria principal del cuerpo, que se le conoce como la aorta. Cuando esto no ocurre de manera apropiada ―porque se calcifican o endurecen― las personas desarrollan estenosis aórtica. Esta enfermedad es un estrechamiento de la abertura de la válvula que disminuye o bloquea el flujo de la sangre.

“La causa principal son los cambios degenerativos que ocurren en la válvula, pero también hay condiciones congénitas que propician que esas válvulas se vayan dañando, como pacientes con válvulas bicúspides (válvula aórtica que solo tiene dos valvas, en lugar de tres) o que sufrieron enfermedades reumáticas,” explicó el doctor Rafael Rivera Berríos, cardiólogo intervencional y director de la Sala de Cateterismo en el Centro Médico Episcopal San Lucas. Advirtió que, debido a que una de las causas de la enfermedad son los cambios degenerativos, las personas de edad avanzada tienen mayor riesgo de padecer la condición.

Pero, ¿cuál es el efecto en los pacientes que sufren esta enfermedad? El galeno planteó que estos comienzan a experimentar síntomas tales como angina (dolor de pecho), mareos o síncope (pérdida de conocimiento) y fallo cardíaco, que, a su vez, provoca fatiga y congestión pulmonar.

Para remediar una estenosis aórtica grave y sintomática, el médico puede recomendarle sustituir la válvula aórtica por medio de una intervención quirúrgica ―también conocida como cirugía de corazón abierto― o el reemplazo de la válvula aórtica transcatéter (TAVR, por sus siglas en inglés).

TAVR: una alternativa menos invasiva

El TAVR es un procedimiento mínimamente invasivo que, en sus inicios, solo se utilizaba para pacientes de alto riesgo que no se podían someter a una cirugía de corazón abierto, expuso el doctor Rivera Berríos.

Además, se trata de una técnica para sustituir la válvula de manera percutánea ―sin tener que abrir la caja torácica―. Este procedimiento consiste en hacer una pequeña incisión que, por lo general, se realiza en la parte superior de la pierna para acceder a la arteria femoral.

“La válvula que se coloca es una bioprotésica ―hecha de tejido animal― que se introduce en el mismo anillo donde estaba la válvula enferma y, de esta forma, se alivia la obstrucción”, comentó el galeno.

Si bien los medicamentos pueden ayudar a aliviar los síntomas, estos no pueden tratar o revertir la enfermedad.

“La decisión de qué procedimiento se le va a ofrecer al paciente es evaluada por un cirujano cardiotorácico y el cardiólogo intervencional, quienes calculan los riesgos quirúrgicos o comorbilidades del paciente, y dependiendo de esto se le refiere a la alternativa que más lo beneficie”, subrayó Rivera Berríos.

Beneficios de este procedimiento

Por lo general, debido a que se trata de un procedimiento mínimamente invasivo, los pacientes pasan solo una noche en el hospital, a diferencia de la cirugía quirúrgica en la que el paciente puede estar internado hasta siete días. Asimismo, es posible que el paciente pueda reanudar sus actividades habituales en 24 a 48 horas. Durante el procedimiento, el paciente suele estar bajo una sedación consciente.

Como toda intervención médica, el TAVR tiene ciertos riesgos de complicaciones asociadas al procedimiento como el requerimiento de marcapasos, el desarrollo de infartos cerebrales o problemas vasculares.

Pese a esto, el doctor indicó que, al comparar el procedimiento con la técnica quirúrgica, los estudios demuestran que el TAVR es igual o mejor disminuyendo los riesgos.

Tras el procedimiento, el paciente siente alivio de los síntomas de forma inmediata. Rivera Berríos, además, aseguró que la retroalimentación de los pacientes es positiva. “Expresan cómo han regresado a hacer las tareas del diario, que antes habían sido limitadas por la fatiga que presentaban”, dijo el especialista.

Para más información sobre los servicios del Instituto Cardiovascular San Lucas puede llamar al 787-844-2080 o visitar www.sanlucaspr.org. Para obtener una cita con el doctor Rivera Berríos puede llamar al 787-651-1432.