El Corona Pro Surf Circuit es un evento mucho más grande que la competencia de surfing más importante de Puerto Rico, el Caribe y Centroamérica. Aquí un ejemplo: puede calcularse que, con el uso de vasos y utensilios biodegradables, se evitó la generación de sobre 50,000 libras de basura. Aquí otro: el impacto económico –visto en la abundante oferta gastronómica y en la ocupación en hoteles entre Rincón y Añasco– es innegable.

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Y es que en sus 17 años y 34 ediciones –esta última celebrada el pasado fin de semana en la playa Domes en Rincón– el Corona Pro Surf Circuit ha logrado reunir a cada vez más puertorriqueños y visitantes para ver competir a los mejores del mundo entre las olas. Este año lo hicieron 88 en total –64 hombres, 24 mujeres– de Hawaii y Estados Unidos, Venezuela, Colombia, Italia, Barbados y Puerto Rico, por supuesto.

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“Antes el surfing era un deporte que no tenía audiencia, eran los surfers los que se veían competir ellos mismos. Ahora viene gente que entiende las reglas, sigue a sus favoritos y los apoya”, afirmó Joseph Magruder, director de Corona en Puerto Rico, quien estimó la audiencia en 3,000 personas por cada uno de los tres días.

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Pero no solo hay más personas interesadas en el deporte, sino que el propio Corona Pro Surf Circuit ha crecido como competencia. “Comenzamos con una sola categoría –la de hombres– y una cartera de premios de $10,000. Ahora tenemos dos categorías –hombres y mujeres– y la cartera asciende a $46,500”, destacó Werner Vega, presidente de la Asociación Profesional de Surfing de Puerto Rico (APSPR), entidad que acredita las reglas del evento.

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En esta edición, los primeros lugares quedaron en manos internacionales: el venezolano Rafael Pereira y la barbadense Chelsea Roett. Ambos se llevaron $10,000 como premio que otorga Corona al pago por igual en ambas categorías.

El segundo lugar recayó en el boricua Brian Toth en la rama masculina y en la estadounidense Alexis Erngstrom en la femenina; ambos recibieron $4,500. En tercer lugar llegaron los estadounidenses Logan Hayes y Brooke Young, cada uno con $2,000.

Concienciación ambiental con impacto local

La idea con el Corona Pro Surf Circuit, señaló Magruder, es fomentar a Porta del Sol –la región turística del oeste compuesta por 17 municipios, entre ellos Isabela y Rincón– como un destino internacional de surfing y, en el proceso, aportar positivamente a la economía.

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Pero no solo se busca un impacto económico. Sin playas no hay surfing, y Corona ha sabido aprovechar uno de sus eventos más importantes para concienciar sobre la importancia de proteger los ecosistemas costeros y marinos y eliminar el plástico residual, el mayor contaminante a nivel mundial. La situación es grave: no por nada se proyecta que para el 2050 habrá más plástico que peces en los océanos.

Así que, además del uso de vasos biodegradables y dispensadores de agua gratuitos, antes, durante y después de la actividad se limpió el área.

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Allí mismo, el fideicomiso Save the Beach Puerto Rico –que con el apoyo de Corona se ha dedicado a asistir económicamente y con personal a iniciativas de limpieza y restauración de playas y ecosistemas costeros— rehabilitó parte del Bosque Comunitario de Rincón, que se extiende desde la playa María hasta el Faro de Punta Higüera, que adorna el cielo de la playa Domes.

“La idea fue colocar tablas de madera para evitar que se destruyan plantas y árboles que son importantes para el bosque y su función”, explicó Héctor Varela, portavoz de Save the Beach Puerto Rico. La idea, agregó Varela, es sembrar icaco y uva de playa para acrecentar la vegetación y que esta sirva como barrera para evitar que, cuando llueva, las escorrentías lleven sedimentación hasta la playa Domes.

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Otra de las iniciativas importantes fue la creación de la obra El nuevo fenómeno, de la artista Lorna Hernández: una tabla de surf dentro de una ola de basura. “La inspiración la saqué de una foto viral tomada en Indonesia, en donde pasó esto que desarrollo aquí: un surfer corriendo una ola llena de basura”. Para la obra se utilizó –o propiamente, se reusó– basura recogida en Piñones por la organización puertorriqueña The LimPiaR Foundation y por la propia artista.

La pintura y escultura tiene un componente interactivo: que las personas se monten en la tabla y surfeen la ola.

“El propósito es llevar el mensaje de que debemos mejorar nuestras prácticas de uso diario de los plásticos por los efectos que está teniendo en la contaminación de los océanos, los arrecifes y la vida marina en general”, dijo Hernández.