“Hay vida” y “todo tiene solución” son dos afirmaciones que repiten a diario Melissa Ruiz y el psicólogo clínico Peter González. Parecerían clichés, pero realmente este par de frases resume la convicción de que los momentos más difíciles de la vida van a pasar, que no duran para siempre y de que existe ayuda disponible para enfrentarlos.

Melissa se las repite a sí misma porque ha validado su significado por los pasados 11 años, luego de haber intentado suicidarse, recibir el tratamiento que necesitaba y descubrir un montón de vivencias maravillosas que la vida le deparaba.

El doctor González, por su parte, las repite respaldado por un amplio conocimiento científico en terapias de salud mental que pone en práctica con sus pacientes en el Hospital Panamericano.

“La gente que busca quitarse la vida, realmente quiere quitar un dolor psicológico”, explica el especialista. Por eso, señala, la ayuda debe concentrarse en identificar la fuente de ese dolor y cómo familiares, amigos, profesionales de la salud y la sociedad pueden ayudar a entender que el dolor psicológico se va o tiene solución.

Se trata de ofrecer alternativas al suicidio, un fenómeno que la Organización Mundial de la Salud cataloga como un problema grave de salud pública y que muchas veces resulta de depresiones que no han sido tratadas adecuadamente.

“En el tratamiento, vamos identificando qué recursos tiene esta persona todavía para mantenerse a flote y le permitan agarrarse para abrazar la vida. Es importante que sepan que solos no pueden trabajarlo. Esto requiere un equipo completo. Cuando una persona intenta quitarse la vida, está tan agotada que no tiene fuerzas. Por eso, necesita rodearse de personas que tengan fuerza”, agrega el doctor González.

Para Melissa, su vida es ahora es mucho mejor de lo que pudo imaginar en aquel período en el que pensaba que ya no quería seguir sufriendo.

“Eso no quiere decir que mi vida se transformó de la noche a la mañana y que es perfecta”, añade. Luego de pasar por una hospitalización, las cosas no fueron inmediatamente más sencillas. Melissa estuvo varios años en una relación de violencia de género, tuvo una niña con diversidad funcional y quedó viuda a los 23 años.

“Nada de eso, que pasó después de mi hospitalización, ha sido fácil”, establece. “Pero luego de mi hospitalización y recibiendo terapia y ayuda frecuentemente, yo entiendo que soy capaz de enfrentar la vida desde otra perspectiva. Me conozco mejor a mí misma y sé dónde, cómo y con quién buscar ayuda”, dice.

Melissa cuenta con experiencias que, de haberlas anticipado, no hubiese deseado perdérselas. Es maestra de infantes y ama su trabajo. Su hija, comparte, la reta todos los días, pero también le da inmensas alegrías y la ayuda a ser cada vez mejor. Se volvió a enamorar y a casar con un hombre que la respeta y la motiva a intentar cosas nuevas, y puede compartir con sus padres y sus hermanas porque vive cerca de ellos. “A eso me refiero cada vez que digo ‘hay vida’”, agrega.

El doctor González puntualiza en que un intento suicida es un grito de ayuda de personas que optan por una consecuencia permanente para problemas que son temporeros.

El Hospital Panamericano cuenta con servicios de hospitalización total que incluyen componentes psicológicos, psiquiátricos, trabajadores sociales y enfermeros que apoyan un plan de seguridad para las personas en crisis. También ofrece hospitalizaciones parciales en las que los pacientes reciben tratamiento durante cuatro horas cada día por un período de tiempo. Según se van atendiendo los problemas de salud mental, la institución continúa ofreciendo terapias de manera periódica con el objetivo de que el paciente fortalezca su salud mental con las herramientas que necesita para enfrentar la vida de manera independiente.

Si usted o una persona que conoce está teniendo pensamientos suicidas, busque ayuda ahora. Puede llamar al Hospital Panamericano las 24 horas, los siete días, al 1-800-981-1218 o al 787-739-5555.