Era el mes de junio y Ernesto Díaz González narraba un juego de los Capitanes de Arecibo en la antigua cancha “Pancho” Padilla junto a Francisco “Paquito” Rodríguez.

La postemporada de la NBA y la serie regular de la MLB estaban en pleno apogeo, y el partido de los Capitanes avanzaba más rápido de lo habitual.

“Él me dijo: ‘Si este juego sigue así, llegaremos a casa a tiempo para ver la segunda mitad de la NBA’”, rememoró Rodríguez en una entrevista con Primera Hora.

El encuentro terminó temprano, y el legendario narrador llevó por primera vez a su compañero de transmisión a su hogar en Río Hondo, Bayamón.

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Al entrar a la casa, lo primero que el exsecretario de la Federación de Baloncesto notó fue que Díaz González tenía dos televisores en su sala.

En uno puso el juego de la NBA y, en el otro, el de la MLB. Luego, bajó el volumen de ambos televisores, encendió la radio para a su vez escuchar música y disfrutó junto a Rodríguez de los dos partidos tras una larga jornada de narración.

Ese era Díaz González, un fiebrú del deporte que dejó un legado imborrable en la narración puertorriqueña con frases como “Y va seguirrrrr”, “Eeechaleeee”, “Saaalsa”, “Agua pa’ los gallos”, “Gulu gulu y pa’ dentro”, “Rico cha cha chá”, “De lagrimita” y “Güirita”.

Falleció el viernes a los 85 años. Había sido hospitalizado de emergencia hace dos semanas por complicaciones médicas que en un principio creía que estaban relacionadas con la tiroides.

Sin embargo, tras ser sometido a varios exámenes, se descubrió que padecía cáncer pancreático con metástasis en el hígado. Pasó solo dos días en su hogar bajo cuidado antes de su deceso.

Ernesto Díaz González durante un juego del BSN.
Ernesto Díaz González durante un juego del BSN. (ANA MARIA ABRUNA REYES )

“Era un profesional de primera línea. Conocía el juego, porque lo jugó. Yo me sentía muy cómodo en la transmisión con él porque siempre me preparaba bien, al igual que él. Era un profesional en todo el sentido de la palabra. En su vestimenta y hasta en llegar temprano”, relató Rodríguez.

“Esto es una ley de vida, pero el ser humano es egoísta y quisiéramos que las personas que uno quiere mucho se queden aquí para siempre”, agregó.

El historiador y estadístico del Baloncesto Superior Nacional (BSN) trabajó como comentarista televisivo junto a Díaz González durante ocho temporadas. Por ello, atesora numerosas anécdotas del legendario narrador, pero destacó una que ocurrió tras el paso del huracán Hugo en 1989.

“Cuando pasó Hugo, nos dieron un juego un sábado en Morovis y él me dijo: ‘Vámonos temprano porque no sabemos cómo están las carreteras’. Yo le respondí: ‘Ernesto, ya deben haber limpiado todo’. Pero insistió: ‘No, vámonos temprano, a las 4:00 p.m.’. Llegué a su casa y arrancamos para allá. Nos paramos en Manatí, porque él era loco con el café y los pastelillos de guayaba. Luego, seguimos para Morovis. Llegamos a la cancha a las 6:00 p.m., aunque el juego era a las 8:00 p.m. Le pregunté: ‘¿Usted tiene las llaves para abrir la cancha?’ y rompió reírse porque ese afán de cumplir lo llevaba a tomar decisiones como esas”, rememoró Rodríguez entre carcajadas.

La repentina muerte de una de las voces más icónicas de esta isla dejó un vacío en la narración deportiva que quizá nadie nunca pueda llenar. Y es que las frases que utilizó en juegos de partidos del BSN, Olimpiadas y múltiples eventos internacionales continuaban resonando a menudo en cada rincón, incluso años después de su retiro.

No obstante, Díaz González fue mucho más que un narrador. A mediados de la década de los 80, incursionó en la gestión deportiva al convertirse en dueño de los Metros de San Juan de la Liga de Béisbol Profesional Roberto Clemente (LBPRC), tras comprar a los Senadores.

Además, le dio a Max “Mako” Oliveras su primera oportunidad como dirigente en la liga invernal. Oliveras conquistó en esa primera temporada (1984-85) su primero de ocho campeonatos en la LBPRC, marca que lo coloca como el mánager más ganador en la historia de la competición.

Ernesto Díaz González, a la derecha, junto a Max "Mako" Oliveras.
Ernesto Díaz González, a la derecha, junto a Max "Mako" Oliveras. (El Nuevo Día)

Del mismo modo, compró los derechos para transmitir en Puerto Rico la Triple Corona del hipismo estadounidense en el año que Mr. Frisky arrasó con la competencia y fue partícipe de la misma.

Igualmente, fue productor del primer evento deportivo que se celebró en el Coliseo Roberto Clemente: una cartelera de boxeo a solo días de que un concierto de la “Fania All-Stars” inaugurara el recinto. Igualmente, produjo CentroBasket de 1973 y 1981, al igual que la parte televisiva y mercadeo del Mundial de Baloncesto FIBA del 1974 en San Juan.

Pero, antes que todo eso, tuvo una corta estadía como jugador de los Capitanes en 1961.

Por estas y otras razones, su partida provocó un luto a nivel nacional. A continuación, algunas de las figuras que reaccionaron en las redes sociales al fallecimiento de Díaz González:

Ricardo Dalmau, presidente del BSN

“Mis más sinceras condolencias a la familia de uno de los narradores más prominentes de Puerto Rico y Latinoamérica, Ernesto Díaz González. ¡Un abrazo solidario!

Yum Ramos, presidente de la Federación de Baloncesto de Puerto Rico

“Ernesto Díaz González nos deja un legado inmenso en la narración deportiva. Su voz fue sinónimo de emoción y pasión, especialmente en las canchas del baloncesto superior y del Equipo Nacional de Puerto Rico, donde se convirtió en parte esencial de la experiencia del fanático. A nombre de la Federación de Baloncesto de Puerto Rico, enviamos nuestro pésame a sus familiares, colegas y al pueblo que tanto disfrutó de su talento”.

José “Piculín” Ortiz, exbaloncelista

“Con profundo pesar recibimos la noticia del fallecimiento de Ernesto Díaz González, una figura icónica de la narración deportiva en Puerto Rico y un profesional extraordinario que marcó la historia del deporte en nuestra isla. Durante toda mi carrera profesional como baloncelista, tuve el honor de contar con su cobertura, su voz y su incomparable pasión plasmada en cada partido. Su dedicación y profesionalismo no solo engrandecieron cada juego, sino que también inspiraron a generaciones y dejaron un legado imborrable en el ámbito deportivo. Su partida deja un vacío inmenso en el corazón de todos los que tuvimos la suerte de conocerlo, tanto como profesional y como persona excepcional. Su amor por el deporte y su compromiso con la calidad y la verdad en la narración siempre serán recordados”.

Carlos Uriarte, historiador

“El fallecimiento de Ernesto Díaz González a los 85 años nos da la oportunidad de dar una mirada amplia y revisar su trayectoria en su vida deportiva. Para las presentes generaciones, Ernesto fue un excelente narrador de baloncesto a nivel nacional e internacional con frases icónicas y pegajosas. Pero Ernesto, fue más que eso y desde su incursión al mundo deportivo en los primeros años de los 60, introdujo a la crónica deportiva, a la producción, nuevos estilos de hacer las cosas”.

Natalia Meléndez, reportera

“Querido sensei, ojalá el cielo sepa lo afortunado que es de tenerte. Yo aquí me quedo con el corazón roto y tu voz retumbando en mi memoria. ‘Natalia, no tenemos derecho a saberlo todo’… Cuántas veces me repetiste esa frase, y hoy, por fin, la entiendo. Hoy me despido en gratitud, porque soy lo que hiciste tú, porque en cada paso que doy va tu huella”.

Emilio Pérez, narrador

“Te escuchaba narrar desde niño, tengo que confesar que fuiste uno de los narradores que me inspiró a entrar en este maravilloso mundo de los comunicaciones. Mi primer torneo FIBA fue a los 33 años. Debuté a tu lado como uno de los comentaristas en el Preolímpico de baloncesto del 2012. Cinco años después, Dios me regaló la oportunidad de continuar tu legado en las narraciones de los 12 magníficos. No habrá otro Ernesto. No existen copias de los goats. Son únicos. Fui bendecido de poder conocerte, trabajar juntos y, más importante aún, disfrutarte”.

Ricardo Torres, reportero

“Conocí al gran Ernesto Díaz González a las dos semanas de empezar a trabajar en Telemundo PR cuando me encomendaron ser el anfitrión de la transmisión de los Juegos Olímpicos Atenas 2004 y tuve la fortuna de estar en el estudio cuando Ernesto nos regaló uno de sus mejores relatos en el triunfo de PR sobre el Dream Team de USA. Transmitimos juntos el Mundial de Baloncesto Japón 2006 en el viejo estudio de Adelphia y repetimos como coanclas en las Olimpiadas Beijing 2008. Gracias, maestro, por todas las enseñanzas, los consejos, el ejemplo y las conversaciones de deportes, en especial del tenis que tanto nos gustaba a los dos. ¡Buen viaje, Ernesto!”.

Javier Sabath, narrador

“¡Que en paz descanse! Se fue un grande. Muy triste por la partida de don Ernesto. Fue inspiración para muchos. Deja un legado único y ejemplar. Un deportista como muy pocos. El goat de la narración para mi generación".