Aunque fallaron en lograr el objetivo por el cual jugaban, el Equipo Nacional de Baloncesto de Puerto Rico y su dirigente, Eddie Casiano, merecen un aplauso, de pie, por la manera en la que jugaron en el Repechaje Olímpico en Serbia.

Seamos francos. Nadie en Puerto Rico tenía esperanzas reales de que Puerto Rico fuera a ganar el único boleto que estaba en juego. Y mucho menos cuando se anunciaron las bajas de Tyler Davis, Shabazz Napier y José Juan Barea.

En verdad fuimos, debido a esas bajas, con un equipo muy joven, inexperto en el escenario, y pensar que se lograría la clasificación a Tokio 2020 estaba más difícil de creer que acertar el poolpote en el hipódromo.

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El gerente general de la selección nacional, Carlos Arroyo, consuela al armador Gary Browne durante un momento de frustración.
El gerente general de la selección nacional, Carlos Arroyo, consuela al armador Gary Browne durante un momento de frustración. (Suministrada / FIBA)

No obstante, Puerto Rico fue contendor en sus dos partidos antes las potentes selecciones de Italia y Serbia. Y lo hicieron jugando de la forma que Casiano predicó que debían jugar, esto como resultado de que entrenaron como Casiano abogó que se debía hacer.

Desde el día uno de los entrenamientos en Puerto Rico, Casiano destacó que el grupo que aceptó la convocatoria llegó comprometido a darlo todo en las prácticas, conscientes que solo así lo podrían dejar todo en los juegos oficiales.

Considero que si algo bueno tuvo Puerto Rico en el torneo fue un equipo unido, entregado y comprometido a una filosofía de juego. Como ya dije antes, nadie en su sano juicio esperaba que Puerto Rico ganara el torneo.

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Casiano habló de que el grupo tenía unidad y de que no había egos en el elenco. Precisó incluso que la única opción que tendrían de poder ganarse a los equipos como Italia y Serbia sería jugando baloncesto de alto nivel, con una constante intensidad y mucha concentración. Y claro está, también admitió que hacerlo por 40 minutos sería un duro reto.

Y así fue. Sucedió al pie de la letra.

Mientras los muchachos pudieron presentarse más intensos que sus rivales, lograron sacar ventajas considerables sobre sus rivales. Cuando las energías bajaron, como sucede por naturaleza, fueron superados, pero no vía azote. Todo lo contrario, en esos espacios Puerto Rico siguió luchando y no dejó de luchar. No perdió su concentración. No dejó que la frustración lo dominara. No se entregó.

Eso, para mí, es digno de admirar, digno de aplaudir. Y el respeto lo merecen los jugadores y el dirigente, que les vendió una fórmula que fue adoptada e hizo que Puerto Rico dejara saber en el torneo que pese a que pasa por un proceso de transición hay futuro en su base.

Tristemente, cuando llegó la conferencia de prensa tras el partido que le costó la eliminación a Puerto Rico, un bloguero boricua que tuvo acceso al interrogatorio hizo una pregunta inesperada para Casiano y muchos. Le cuestionó al entrenador si el haber fallado en clasificar a Tokio 2020 lo llevaría a renunciar al puesto para el que está bajo contrato hasta el 2023. Casiano se negó a contestar la pregunta tildándola de “estúpida”.

Al respecto, yo considero que si algo bueno tuvo Puerto Rico en el torneo fue un equipo unido, entregado y comprometido a una filosofía de juego. Como ya dije antes, nadie en su sano juicio esperaba que Puerto Rico ganara el torneo.

Tristemente, cuando llegó la conferencia de prensa tras el partido que le costó la eliminación a Puerto Rico, un bloguero boricua que tuvo acceso al interrogatorio hizo una pregunta inesperada para Casiano y muchos. Le cuestionó al entrenador si el haber fallado en clasificar a Tokio 2020 lo llevaría a renunciar al puesto para el que está bajo contrato hasta el 2023. Casiano se negó a contestar la pregunta tildándola de “estúpida”.

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Ahora bien, Casiano había dicho que siempre que se sale a jugar en la cancha se puede ganar. Y aunque la selección no estuvo cerca en términos del marcador final, sí fue contendor durante los 40 minutos de sus dos partidos jugados y mostró que podía dar la sorpresa en cualquier momento.

Pedir la renuncia de Casiano, esto por segundo torneo consecutivo -habiéndola pedido Barea en febrero pasado-, es injusto, desde mi perspectiva.

Casiano lleva frente al equipo cinco años y ha guiado al equipo a lograr todos sus objetivos torneo a torneo excepto a lograr la clasificación a Tokio 2020, la que, seamos honesto, era un sueño este año. Pero antes hay medallas en Torneos Centrobasket, Juegos Centroamericanos y Panamericanos, así como la clasificación a la pasada Copa del Mundo y el pase a la segunda ronda del torneo, algo que no se alcanzaba desde el 2002 en Indianápolis.

Pensar que Puerto Rico no ha llegado a Tokio 2020 es por culpa de Casiano es mezquino. Y no reconocer lo que hizo el Equipo Nacional, sus 12 jugadores, su personal técnico y su equipo de apoyo en cada partido en Serbia es injusto.

Por lo tanto, de mi parte, un aplauso de pie para Casiano, sus asistentes, y sus 12 comprometidos. Y a trabajar para que se logre la meta en París 2024.