En tono jocoso, Alvarado dijo en una transmisión de Primera Hora, que se realizará nuevamente este año para dar a conocer la posible elección, que el que le negaran la entrada el año pasado a Martínez habría la puerta para que en el 2019 se exaltara a la primera pareja de padre e hijo a Cooperstown.

Y es que  Martínez tiene todo el derecho de cantarle al extaponero de los Yankees de Nueva York,  Mariano 

Rivera, un estribillo que diga “Yo soy tu papá”.

Martínez, quien hasta ayer gozaba del favor de 90.6% de los electores que han hecho sus boletas públicas de cara al anuncio de la Clase 2019 del Salón de la Fama este próximo martes, en su carrera ante Rivera lo acribilló con 11 inatrapables en 19 turnos al bate para un increíble promedio de .579. Le conectó tres dobles, dos jonrones y remolcó frente a sus lanzamientos seis carreras.

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Así como lo lee. Martínez fue veneno para Rivera, el taponero que salvó 652 para los Yankees y quien posee la marca récord de juegos salvados en las Mayores y fue efectivo en cumplir su misión en el 89.1 % de las veces.

Y por ello será muy divertido verles a ambos entrar juntos a Cooperstown, aunque Martínez, un tipo de clase, no le dirá ‘Soy tu papá’.

“Es una coincidencia. Para mí será tremendo honor entrar con él, si se nos da a los dos”, dijo Martínez, condicionando la casi segura elección del relevista panameño que hasta el momento ha conseguido el favor del 100 %  de los votos que han sido hechos públicos.

“Mariano es uno de los mejores relevistas del béisbol. Quizás esos días se le dará mucha atención a esos números míos frente a él. Será sin dudas una linda experiencia”, agregó Martínez.

El boricua dijo que en su carrera compartió con Rivera mayormente en los Juegos de Estrellas, por lo que nunca pudieron entablar una amistad de mayor intimidad, pero afirmó que siempre ha existido caballerosidad y respeto entre ellos.

Sobre el por qué fue tan efectivo ante Rivera, el boricua dijo que sencillamente fue por su fórmula de acercase a la caja ante los lanzadores. Su visión siempre fue enfocada en hacer trabajar a los lanzadores. Casi siempre esperaba el primer strike. Y siempre estudiaba a los lanzadores y a sus receptores, sus tendencias y hacía ajustes. Y como ha sido harto conocido, Rivera básicamente solo lanzaba un cutter que increíblemente pocos podían descifrar. Pero Martínez  tenía   el número de Rivera porque el boricua era un especialista en hacer ajustes en la caja de bateo y buscaba batear pelotas hacia todas partes del parque. Incluso, lo menos que buscaba era batear jonrones.

 No en balde Rivera una vez admitió que odiaba enfrentar a Martínez, pese a que nunca le tuvo miedo a nadie.

“No temía a nadie, pero les puedo confesar esto: al único jugador que no quería enfrentar cuando existía una situación de tensión en un partido era a Edgar Martínez. La razón es obvia. No podía sacarlo de out”, dijo Rivera entre risas en cita reportada por muchos medios de noticia. “¡No podía sacarlo de out! No importaba cómo le tirara la bola, no había forma de sacarlo de out. Dios mío. El tenía mucho más que mi número.  Tenía mi desayuno, mi almuerzo y mi cena. Tenía todo de mí”.

Por suerte para Rivera, o tal vez para Martínez, ambos solo se enfrentaron en partidos entre el 1995 y el 2004, año en el que se retiró el boricua. Mientras, Rivera siguió activo hasta el 2013, terminando su carrera con marca de 82-60, un ERA de  2.21 y 652 salvados.