Pero en los pasados cuatro años, la familia del estadio ha tenido que ceder un poco de su tiempo, pues la familia a de sangre atravesó una situación delicada, aunque ya las aguas están regresando a su nivel.

Tras un gran desempeño con los Indios en el 2012, Avilés logró luego un subcampeonato en el Clásico Mundial de Béisbol del 2013. La vida en el béisbol no podía ser mejor.

Pero la vida da unos giros extraños y surgen momentos duros que parecen caerle el mundo encima a uno, y lo único que se puede hacer es levantarse y aprender de la lección. Y eso fue lo que Avilés hizo.

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“Estos cuatro años han sido una locura. En aquel momento estaba con Cleveland y ahora soy agente libre. El año pasado estuve con Detroit. Y en medio de todo eso mi hija tuvo leucemia. Batalló con la leucemia por casi un año y tuvo un transplante de médula ósea, pero le está yendo muy bien. Ya está libre de cáncer y está muy bien”, explicó el jugador, quien está por tercera vez representando a Puerto Rico en el Clásico.

Avilés tiene cuatro hijos: Kyla, de 12 años, las gemelas Adriana y Maya de 6 años, y el menor de un año, Madden. Adriana fue diagnosticada con cáncer y aunque ganó la batalla, la vida de Mike cambió drásticamente.

“Esto te pone en perspectiva de lo que se trata la vida. Que cada día cuenta y que cada día es una nueva oportunidad. Y cuando piensas en todo, te das cuenta de que la parte más importante es la familia y lo que se necesita para proveerles y estar ahí para ellos”, reflexionó. “Todo esto me hizo entender lo importante que es la vida. Uno llega a punto en que da por sentado muchas de las cosas que tiene. Pero cuando escuchas que tu hija tiene cáncer y tú no puedes hacer nada, porque yo no podía sacarlo de su cuerpo, a pesar de las ganas que tenía de que yo lo tuviese y ella no, te das cuenta de que no funciona de esa manera. Y la vida cambia porque aprendes a apreciar cada día que tienes con tu familia y cada día en tu vida. Así que aprendí a apreciar cada día y a vivir un día a la vez”, manifestó el pelotero de 36 años.

Y a los 36 años, luego de esa tormenta, Avilés es actualmente agente libre. La temporada pasada jugó con los Tigres de Detroit, viendo acción en solamente 68 partidos con ellos, en los que bateó para .210.

Pero aún siente que tiene el fuego y la pasión por el béisbol para continuar dando la batalla con su otra familia. 

“Hasta el momento no sé nada porque se lo dejo a mi agente. Pero espero poder firmar con alguien después del Clásico para seguir jugando béisbol porque físicamente sé que puedo hacerlo. Así que espero que un equipo me dé una oportunidad para ayudarle a ganar”, finalizó.