Sus 309 jonrones se quedaron a 191 de alcanzar la cifra de 500 garantizadora de un  boleto a Cooperstown. Tampoco llegó a los 3,000 hits, ya que ligó solamente 2,247.

Esa es una de las razones por las cuales el boricua ha visto pasar nueve procesos de votación en los que era elegible para elección al Salón de la Fama y se ha quedado corto del mínimo requerido de 75% del favor de los electores.

La otra: la estúpida idea de algunos votantes de que un bateador designado no merece ser considerado para el Salón de la Fama.

Por suerte, las cosas y los votantes han cambiado por diferentes factores y todo tiende a indicar que Martínez, al fin, recibirá el llamado a Cooperstown mañana, en algún momento a partir de las 7:00 p.m. en un programa en vivo en el MLB Network y una transmisión especial en primerahora.com.

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El principal cambio tiene que ver con los ángulos de nuevas estadísticas que antes no figuraban en el análisis de los jugadores. De todas esas nuevas estadísticas, la máxima a ser evaluada es el OPS, que es un cálculo que suma el porcentaje de un jugador en embasamiento más el porcentaje de slugging, que es un promedio que trata de determinar la efectividad de un bateador.

 Esta última, diferente al promedio de bateo, que iguala en nivel de productividad un hit con un jonrón, valora que un cuadrangular, triple o doble son mejor que un sencillo, pues la cantidad de bases ganadas en el batazo es mayor.

Pues a través del análisis del OPS es que muchos electores han cambiado de parecer en su análisis de sobre que es  lo que debe llevar a un jugador a Cooperstown. Y ahí se toparon con un problemazo porque Martínez figura en la 32da posición de todos los tiempos con registro de .9333,  por encima de otros ‘hall of famers’ tales como Vladimir Guerrero (.9312), Hank Aaron (.9285) y Ken Griffey Jr. (.9073), por solo mencionar a algunos.

Lo interesante es que la estadística del OPS no era una popular en el análisis en los años en que Martínez jugó.

Aunque fue popularizada por primera vez en el 1984 en el libro The Hidden Game of Baseball de John Thorn y Pate Palmer, no fue hasta el 2004 que comenzó a ser utilizada con más frecuencia, impulsada por el análisis televisivo de Peter Gammons en ESPN.

Martínez comenzó a conocer más de estas métricas en años recientes,  cuando se desempeñó como coach de bateo y se percató que, ciertamente, fue una estadística por la que siempre trabajó sin tener idea que su trabajo  podía calcularse y evaluarse así. Y mucho menos que sería algo que lo acercaría a Cooperstown.

“El hecho que mi OPS fuera bueno se debe a mi estilo de bateo. Yo no necesariamente trataba de acumular estadísticas específicas. Sí tenía una obsesión por tener un alto ‘average’. Mi obsesión era ser el mejor de la liga en ese promedio. Ganar el título de bateo. Y sin saberlo, eso me ayudó a ser más selectivo en el plato y a tener la disciplina en mis turnos. Y también sin saberlo me dio el resultado de embasarme más veces y acumular más bases”, dijo Martínez, quien conectó 514 dobletes en su carrera.

“Mi estilo no era el de buscar jonrones. Era hacer contacto. Pero como trabajaba tanto con mi mecánica, pues tenía los resultados que tuve. Y yo usaba todo el terreno”.

Si Martínez se hubiera dado a la tarea de batear jonrones, posiblemente se hubiese acercado a los 500 pero con peor promedio de bateo, embasamientos (OBP) y slugging. De haberlo hecho así, irónicamente, tal vez hace unos años hubiera llegado al Salón de la Fama.

Por suerte, mañana parece ser que se le hará justicia a Martínez. Según la hoja de recopilación de votos públicos que comparte Ryan Thibodaux en Twitter, bajo la cuenta @NotMrTibbs, el doradeño ha recibido el favor del 90 por ciento de los electores que han hecho públicas sus boletas, un total de 201 de los 412 electores con derecho al voto.

Y en ese análisis Martínez ya ha ganado 19 votos nuevos de electores que no votaron por él el año pasado, cuando le faltaron 20 votos para ingresar a Cooperstown.