A solo 13 meses de haber dado a luz a su pequeño Liam, Natisha Fontánez conquistó la cima del podio de los 3,000 metros con obstáculos de las Justas de Atletismo de la Liga Atlética Interuniversitaria (LAI).

Los escollos hasta llegar a la meta -que cruzó en 11:11.88 minutos- no solo los superó en aquella prueba el pasado sábado en el Estadio José A. Figueroa Freyre, de Mayagüez, sino que también los atravesó en su rutina de vida, divida entre las responsabilidades de madre, empresaria, estudiante y atleta.

“Al principio no me lo podía creer... yo sí sabía que tenía la posibilidad de ganar, pero como que uno no se lo cree, aunque sabe que tiene el talento y la posibilidad de hacerlo. Y mucho más, cuando uno sabe que ha hecho tanto sacrificio para poder lograr esa meta”, compartió la medallista de oro a Primera Hora en una conversación vía telefónica.

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Fontánez, de 23 años, es la mamá lactante de Liam, pero también es la propietaria de Kokoh Studio, un salón de belleza especializado en cejas y pestañas; así como de Kokoh Fit, una tienda de ropa deportiva; y de Kokoh Fitness, un centro de entrenamiento físico solo para mujeres.

“Trataba de mantener un balance dentro de mi día desde que me levantaba. Era vivir el día a día, porque si me apresuraba a planificar una semana no podía hacerlo. Los niños siempre son bien difíciles, uno no sabe que va a pasar. Son una caja de sorpresa. No me podía estresar para que me diera un ataque de ansiedad o algo así”, sostuvo.

Antes de ser mamá, mientras cursó su bachillerato en Educación con concentración en Recreación en la Universidad de Puerto Rico, recinto de Río Piedras, Fontánez sumó cuatro medallas de bronce; dos en la misma modalidad y dos en relevo.

No obstante, siendo mamá agregó una de plata en relevo mixto largo este año.

El oro, a su vez, arribó con su primogénito en brazos, mientras estudia su maestría en Administración de Empresas en Caribbean University. Luego de tocar varias puertas, indicó que dicha institución académica fue la única que tras su maternidad la aceptó como estudiante-atleta.

Liam es su gran impulso, aseguró. Fontánez comenzó sus entrenamientos tras un mes postparto.

“Mi hijo fue mi mayor motivación para lograr el sueño que siempre he tenido desde pequeña. Me demostró a mí misma que los hijos no son ningún obstáculo para poder lograr lo que uno quiere... Uno va tras los sueños por más difícil que sea ser mamá”, comentó.

“Desde que soy mamá todo lo he podido hacer, todo a su debido tiempo. Pero esto (de la presea dorada) era algo que yo quería lograr antes de ser mamá y no fue ahora que llegó mi momento de hacerlo luego de haber transcurrido ese camino tan difícil de lo que es la maternidad, porque la romantizan demasiado y es bien difícil. Tenía que ser ahora porque mi hijo tuvo un propósito en mi vida para poder volverme a encaminar y enfocarme en lo que yo quería lograr como mujer, mamá y persona", sostuvo.

“No quería defraudar a mi familia”

En la pista su sacrifico era individual, pero con el cuido de su pequeño y la administración de sus negocios contó con el apoyo de su familia.

“Tuve mucha ayuda de lo que es mi esposo, mi familia y mis suegros. Ellos fueron la pieza de todo para que yo pudiese lograr esto. En los entrenamientos, me sacrificaba sola, pero con la ayuda dentro de mi negocio era mi mamá de crianza. Con el bebé me ayudó mi papá y mi suegro, así iba balanceando las cosas e iba manejando día a día”, contó.

Con los nombres de toda su red de apoyo en mente, Fontánez saltó a la pista. La atleta sentía la responsabilidad de recompensarle a su familia la generosidad que tuvieron con ella previo a la competencia.

“Algunas palabras que a mí me ayudaron mucho durante el transcurso de lo que fue la preparación para las Justas es que mi esposo siempre me decía ‘Si nosotros todos nos estamos sacrificando por ti, tú tienes que enfocarte y valorar lo que todos estamos haciendo para que puedas lograr esto’. Todo el mundo se sacrificó para que yo pudiese estar allí en la pista y pudiese correr”.

“Yo no quería defraudar a mi familia. Yo no quería defraudar a mi hijo y quería enseñarme a mí misma que todo el sacrificio y todas las lágrimas que he botado durante estos 12 meses de preparación han valido la pena y que no fueran en vano”, concluyó.