Tokio. Al sonar el silbatazo inicial, las futbolistas británicas se miraron entre sí y se arrodillaron. Sus colegas de Chile respondieron de igual manera, rodilla en pie en el Domo de Sapporo.

Una hora después, las jugadoras de Estados Unidos y Suecia hicieron otro tanto en Tokio. Lo del miércoles fue un gesto de unidad sin precedentes contra el racismo en unos Juegos Olímpicos.

En el primer día de acción en los Juegos de Tokio, las mujeres futbolistas fueron las primeras deportistas en aprovechar la plataforma olímpica para el activismo de los atletas.

Algo que el Comité Olímpico Internacional (COI) no toleró por mucho tiempo, semejantes manifestaciones bajo ciertos parámetros ahora son permitidas en los escenarios de los Juegos.

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A diferencia de deportes como la NFL, donde los jugadores se ahíncan durante la interpretación del himno nacional, el fútbol se pronuncia poco antes del silbatazo inicial.

“Es una oportunidad para seguir capitalizando nuestras voces y usar nuestras plataformas para hablar sobre las cosas que nos afectan a todos íntimamente en diversas formas”, dijo la capitana estadounidense Megan Rapinoe tras la inesperada derrota 3-0 ante Suecia, al aludir a los Juegos Olímpicos como mecanismo para responder a temas sociales.

“Nuestra selección está conformada por gente de todas partes del país, con diversos orígenes, y gente de todas partes del mundo en las demás selecciones, así que le recomendaría a todas que aprovechen la plataforma de la mejor manera posible para el mejor devenir que se pueda para el mundial, sobre todo porque todas las miradas estarán puestas en Tokio las próximas semanas”, añadió.

Las estadounidenses tomaron este año la decisión de no arrodillarse durante el himno. Rapinoe fue una de las primeras en participar como gesto de solidaridad hacia Colin Kaepernick, quien decidió arrodillarse durante los partidos cuando era quarterback de los 49ers de San Francisco.

“Estamos en un escenario mundial”, destacó Rapinoe. “Con la atención de la prensa mundial y todo el mundo mirando”

Las británicas decidieron arrodillarse tras una reunión del equipo antes de viajar a Japón, siguiendo el ejemplo de las protestas que fueron habituales durante la última temporada liga femenina en Inglaterra.

“Queríamos ser solidarias para quienes son víctimas de la discriminación y falta de equidad”, dijo la capitana británica Steph Houghton tras la victoria 2-0 ante Chile. “Fue un momento de orgullo porque las chilenas se unieron para demostrar lo mucho que estamos unidas en el fútbol”.

Las chilenas, sin embargo, fueron tomadas desprevenidas cuando sus rivales se arrodillaron. Una vez se dieron cuenta de lo que hacían las británicas, la zaguera Daniela Pardo les emuló, seguida por sus compañeras.

“Fue sólo una descoordinación. No nos pudimos comunicar bien, por el tema del idioma, de lo que teníamos que hacer”, explicó la volante chilena Karen Araya. “En el momento que vimos a Inglaterra que se arrodilló, inmediatamente también nosotros lo hicimos. Claro que estamos a favor de este tipo de cosas”.

La FIFA tiene una actitud más relajada sobre los gestos políticos desde que los futbolistas fueron inspirados por el movimiento Black Lives Matter el año pasado.

El COI tolera manifestaciones de activismo -si ello es permitido por las entidades rectoras del deporte- sólo antes y después del inicio de un evento oficial en los Juegos. La web de Tokio 2020 no mencionó que las jugadoras se habían arrodillado el miércoles.

Las protestas en el podio siguen vetadas, prohibiéndose una repetición del puño alzado por los velocistas estadounidenses Tommie Smith y John Carlos en los Juegos de la Ciudad de México 1968, un gesto que les hizo a la vez íconos y parias.