Tokio. Con una flor de Maga en su cabello y lágrimas en su rostro, Jasmine Camacho-Quinn recibió en esta mañana la medalla de oro y los honores patrios en la ceremonia de premiación de los Juegos Olímpicos de Tokio que es la segunda de su clase en la historia de Borinquen.

Camacho-Quinn ganó en la noche del domingo la final de los 100 metros con vallas y ocho horas luego fue premiada con su medalla en la ceremonia celebrada con el podio colocado en la misma recta de la pista del Estadio Olímpico por donde la atleta voló sobre las vallas para ganar la prueba con tiempo de 12.37.

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La campeona olímpica se vio finalmente en el podio olímpico que se quedó esperando por ella en la edición Río 2016, que fue su primera participación olímpica, y lució llena de felicidad.

Sonó La Borinqueña y Camacho-Quinn no pudo ocultar el llanto ni con la mascarilla puesta. Se secaba las lágrimas con sus manos y bajaba la cabeza para controlar las emociones, mientras El Himno y la monoestrellada subían de volumen por las bocinas y por el asta, respectivamente.

Extrañamente, la atleta no hizo expresiones a los medios que la esperaban para preguntarle sobre el emotivo momento.

Le acompañaron en el podio medallista de plata, la estadounidense Kendra Haririson, y la medallista de bronce, la jamaiquina Megan Drapper, quienes se juntaron a lo alto de podio para una foto que celebra las tres mejores corredoras de la prueba en Tokio 2020, así como el deporte como ente de unión entre las naciones.

Es la segunda vez que se escucha La Borinqueña en los Juegos Olímpicos, pero es la primera vez que sucede en el atletismo.

Camacho-Quinn le sucede en lo alto del podio a la tenista Mónica Puig, quien hizo en Rio 2016 hacer sonar por primera vez La Borinqueña en una ceremonia de premiación de Juegos Olímpicos.

Las miembros del Comité Olímpico Internacional, Laura Chinchilla y Nawal El Moutawakel, entregaron a las atletas sus respectivas medallas y arreglos florales con la mascota de los Juegos.