Si quedaba alguna duda de cuál es la casa más odiada en los Siete Reinos de Westeros, la primera escena el episodio inicial de la cuarta temporada de Game of Thrones la despejó completamente. Restregando sal en la herida que aún permanece abierta tras los sangrientos hechos del Red Wedding que dejaron a miles de televidentes atónitos el año pasado, “Tywin Lannister” -mano del rey, cabecilla de la casa Lannister y orquestador de la brutal matanza de los Stark- toma la espada Ice, del fenecido “Ned Stark”, y funde su acero valyrio para forjar dos nuevas espadas.

La escena no solo simbolizó la casi total destrucción de los Stark –casa que hasta la temporada pasada figuró como los grandes héroes de la exitosa serie de HBO - sino que además dio título a este episodio que estrenó anoche en el canal de cable: “Two Swords”. El tema de las dos espadas estuvo presente a lo largo del capítulo en el que se presentaron nuevos personajes, revisitamos la mayoría de los múltiples hilos narrativos que se desarrollan en el programa y se agregaron más conflictos a la reñida contienda por el codiciado Trono de Acero.

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El continente de Westeros aún permanece cubierto por la ensangrentada sombra del Red Wedding, evento que puso fin a la Guerra de los Cinco Reyes, y este primer episodio se concentró en lidiar con los estragos de este acto y su efecto en los personajes de cara a lo que promete ser otra temporada colmada de complots, traiciones y venganzas. Uno que está empezando a sopesar las consecuencias de sus acciones lo es “Jaime Lannister”, quien no ha tenido la mejor bienvenida en la capital de King’s Landing tras permanecer capturado por mucho tiempo y perder una mano en el proceso, mutilación que ahora atenta contra su futuro como miembro de la guardia personal del rey, el Kingsguard. Ni siquiera “Cersei” (Lena Headey”), su hermana con la que mantuvo una relación incestuosa, ve con buenos ojos su retorno.

La escena justo después de los créditos –que añaden al mapa mecánico nuevas localidades que estaremos viendo durante los próximos nueve episodios, como el Dreadfort y Meereen- es un breve intercambio entre “Jaime” (Nikolaj Coster-Waldau) y su padre, “Tywin” (Charles Dance), quien le ordena olvidarse de su juramento y regresar a su castillo de Casterly Rock como su sucesor. “Jaime”, sin embargo, lo rechaza, provocando la calmada furia de su padre en uno de esos encontronazos verbales que destacan el talento de sus actores, principalmente la frialdad y temeridad de Dance, capaz de hacer llorar al hombre más valiente con tan solo mirarlo fijamente.   

Acto seguido, el capítulo nos introduce a uno de los nuevos personajes: “Oberyn Martell”, mejor conocido como el “Red Viper”, príncipe de la región sureña de Dorne. Interpretado por el chileno Pedro Pascal”, “Oberyn”se convertirá rápidamente en uno de los favoritos de los televidentes que no se han leído la saga literaria A Song of Ice and Fire, del autor George R. R. Martin, en la que se basa Game of Thrones. Su llegada a King’s Landing para la boda real entre “Joffrey Baratheon” y “Margaery Tyrell” empieza con sangre y –de ser por él- terminará igual, ya que busca vengar la muerte de su hermana “Elia” y sus sobrinos a manos del salvaje guerrero “Gregor ‘The Mountain’ Clegane” durante el saqueo de la capital que terminó con el reinado de los Targaryen décadas atrás.

Pascal deja una buena primera impresión con su excelente porte cargado de un aire de peligrosa seducción. “Los Lannister no son los únicos que pagan sus deudas”, le dice “Oberyn” a “Tyrion” (Peter Dinklage) sin el más mínimo intento de esconder sus intenciones. El enano se ve amenazado por todos lados y desprovisto del usual control que caracteriza al estupendo personaje, dilema que Dinklage exterioriza magistralmente en la tensión que rige su cuerpo que no le permite incurrir en su habitual sarcasmo. Su escena junto a Sophie Turner -como su esposa “Sansa Stark”- les provee a ambos actores un pequeño momento dramático en el que abordan los hechos del Red Wedding.

Mientras, en el otro lado del mundo, “Daenerys Targaryen” (Emilia Clarke) marcha junto a su imponente ejército rumbo a Meereen -una de las mayores ciudades del continente de Essos- para liberar a miles de esclavos. Al acercarse a Meereen se topa con el cuerpo crucificado de una niña esclava, su brazo apuntando en dirección de la ciudad apiramidada a modo de advertencia, una que no tiene mayor efecto en la “Khaleesi” fuera de incurrir en su furia y fortalecer su encomienda.

Como prueba de los saltos agigantados que ha dado Game of Thrones desde su estreno en el 2011 en términos de presupuesto, basta con ver los fantásticos efectos especiales que dan vida a los dragones de “Daenerys”, cada vez más grandes e incontrolables y realizados con una impecable atención al detalle. “Son dragones. No pueden ser domados, ni siquiera por su madre”, le advierte “Jorah Mormont” a la Madre de los Dragones cuando uno de estos –el mayor y feroz, “Drogon”- le tira para morderla.

También nos reencontramos con “Jon Snow” en el Wall, donde su lealtad está siendo cuestionada tras romper sus votos y unirse a los Wildlings que marchan hacia la apoteósica estructura de hielo para invadir Westeros; vemos brevemente al repudiado rey “Joffrey” menospreciando a su tío/padre “Jaime” durante los preparativos de su boda; “Brienne of Tarth” le recuerda a “Jaime” la promesa que le hizo a “Catelyn Stark” de devolver a sus hijas sanas y salvas;  y conocemos a “Sir Dontos”, un ex caballero que aún vive gracias a la bondad de “Sansa” y que ahora busca la manera de devolverle el favor.

Sin embargo, la escena más memorable del capítulo -y con que nos despedimos de Game of Thrones hasta el próximo domingo a las 9:00 p.m.- gira en torno a “Arya Stark” y “Sandor Clegane”, mejor conocido como el “Hound”. La hija menor de los Stark y el barbárico guerrero forman uno de los mejores dúos de A Song of Ice and Fire, y aquí comenzamos a ver por qué cuando la pareja dispareja –interpretada por Maisie Williams y Rory McCann- se encuentran con un grupo de soldados Lannister. La tensión se va intensificando hasta que se desenfundan las espadas y la sangre corre en un parador.

El episodio comienza con dos espadas y acaba con dos espadas, particularmente la recuperación de una: “Needle”,  la cual fue obsequiada a “Arya” por “Jon” en el primer capítulo de la serie. La transformación de la joven ha sido monumental desde entonces, y el gozo en su rostro al tener a “Needle” en sus manos nuevamente es señal de hacia dónde se dirige el personaje, cabalgando junto al “Hound” mientras en el horizonte divisamos territorios calcinados por la guerra. Pero “Arya” sonríe, y nosotros sonreímos con ella. “Valar Morghulis”.