Carolina. La distintiva voz que el cantante Ubaldo “Lalo” Rodríguez le impartió a la plena a lo largo de sus casi 50 años de trayectoria musical fue la que resonó esta tarde en el cementerio Santa Cruz en Carolina donde sus restos recibieron cristiana sepultura.

La sabrosa plena “Semilla de cultura” tocada por el grupo Zaperoko y cantada de forma colectiva por cientos de personas que asistieron al entierro recibieron la procesión fúnebre que llegó cerca de 1:00 p.m. al campo santo procedente de la plaza pública carolinense donde en la mañana se realizó un homenaje póstumo en honor a el “Canario de Carolina” por parte del municipio.

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Los compueblanos y fanáticos del artista que fue encontrado sin vida el martes pasado en el residencial público Sabana Abajo del mencionado municipio quisieron acompañar a la familia del cantante, compuesta por sus hijos Linda, Jeramel, José Juan y Yariel, sus dos nietos, así como su exesposa Wanda Torres, -quienes no se separaron en ningún momento del ataúd blanco con arropado por la monoestrellada- hasta la última morada terrenal.

Al igual que ayer, en el velorio, la familia escogió vestir de blanco para despedirse del esposo, padre, abuelo y amigo. Torres, quien estuvo casada más de 30 años con el salsero, encabezó la comitiva de carga del féretro que se ubicó en el recibidor del cementerio, donde el pastor y cantante Alex D’ Castro se dirigió a los presentes en representación de la familia.

La familia de la voz de “Ven, devórame otra vez”, incluyendo a uno de los hermanos de Rodríguez, se tomó de la mano frente al ataúd para escuchar las palabras de aliento espiritual que ofreció D’ Castro, el único en hablar durante el sepelio.

El pastor que en muchas ocasiones fue guía espiritual de Rodríguez ya que asistían a la misma congregación pudo calmar las lágrimas de los hijos y la exesposa con sus palabras al hablar de la vida cristiana que llevó el salsero y como el ser “cristiano no se limita a una iglesia, sino ha arrepentirse de los pecados”.

D’ Castro que además interpretó dos canciones, entre ellas el tema “A mis amigos” de Alberto Cortez, no solo destacó la faceta de amistad y compañerismo que tuvo por años con el salsero, sino que resaltó que a través del acto que esta tarde se llevó a nombre de Lalo Rodríguez “otras vidas serían tocadas por Dios en este cementerio”.

“Lalo ahora es doblemente inmortal por el recibimiento de Jesucristo y por la música que nos dejó”, reiteró el cantante, mientras se escuchaba desde la multitud el grito: ¡Qué viva Lalo! en medio de sonoros aplausos.

“Agradecemos a todos ustedes por estar aquí y acompañarnos en este momento de dolor. En esta vida nos preocupamos por el dinero, por la familia, por los amigos, por la corrupción y nos preocupamos por vivir, pero en el cielo no hay preocupaciones. En el cielo no te vas a preocupar por eso que hoy te está perturbando en la Tierra. La óptica de la Tierra es muy distinta porque lloramos al que se ha ido, pero en el cielo celebran al que ha llegado. Vemos la muerte como una gran tragedia, pero el apóstol Pablo dijo: ‘para mí morir es ganancia’. En el cielo tenemos una relación directa con Dios la misma que cualquiera de ustedes puede sentir hoy aquí gracias a Lalo Rodríguez”, sostuvo el pastor y voz de “En tu presencia”.

D’ Castro elevó una oración colectiva en la que pidió que todos los presentes la hicieran ya que esa proclamación espiritual fue la herramienta que lo salvó a él para salir de su depresión y encaminar sus talentos desde el mundo cristiano, según reveló.

Cercano a la familia del intérprete de “Máximo Chamorro” se observó a los cantantes Jerry Rivera y Willito Otero. El resto de los asistentes eran fanáticos del salsero que grababan con sus celulares el último adiós.

Una vez concluyó D’ Castro su servicio se confundió en un abrazo con la familia y todos juntos tomaron el féretro hacia el campo santo al ritmo de la plena de Zaperoko para colocarlo en un nicho, específicamente, el número 80. Por los camiones con bocinas a su vez retumba la música de uno de los hijos de Carolina y de Puerto Rico que impulsó el género de la salsa y de la salsa sensual al mundo.

Y mientras se colocaban las ofrendas florales en el nicho fúnebre el estribillo que dice: “Yo soy boricua y defiendo lo mío, semillita de cultura de mi tierra, Viva mi música verdadera, viva mi plena”, esta tarde se escuchaba más fuerte que nunca para destacar la inmortalidad musical de Lalo Rodríguez.