La familia del cantante Cheo Feliciano, quien falleció el pasado 17 de abril en un accidente automovilístico, agradeció al pueblo puertorriqueño las muestras de cariño que desplegó durante las exequias del artista la semana pasada.

A continuación la carta abierta enviada a los medios en el día de hoy de parte de la hija del querido salsero y bolerista, a nombre de toda la familia:

¡Gracias, Familia!

No tengo palabras para expresar el profundo agradecimiento que siento en mi corazón. Durante los pasados cuatro días, esta tierra que vio nacer a mi amado padre se desbordó en expresiones de cariño y admiración. Durante los dos días que estuvo expuesto en el Coliseo Roberto Clemente, lo que viví junto a mi madre Cocó, mis hermanos José Enrique, Richard y José Luis, mi hija, sobrinos, la bisnieta de papi, mis primas y tíos, fue precisamente una catarata de sentimientos como bien decía él. Su pueblo, el que él tanto amó, estuvo ahí para honrarlo. Miembros del gobierno de Puerto Rico también quisieron honrarlo. Sus compañeros y hermanos músicos dijeron presente y lo despidieron con lágrimas, sentimiento, música, poesía y guardias de honor. Gracias a la alcaldía de San Juan y a la señora alcaldesa, Carmen Yulín Cruz. El gran final en el Coliseo al son de Canta, Canta, composición del gran Rafael Hernández selló dos días de velatorio con una nota alta, sentimos gran júbilo en nuestros corazones y hasta mami, la bailarina que enamoró a papi con sus bellas piernas, dio unos pasitos. Gilberto y Rafo, mil gracias.  No puedo dejar de agradecer a los medios de comunicación en Puerto Rico por la amplia cobertura sobre el legado de papi al igual que a los representantes de los diversos medios de comunicación que viajaron desde Colombia, Perú, Panamá, Venezuela, Estados Unidos, entre otros, para rendir honores a mi padre. Gracias por su dedicación.

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El lunes en el complejo ferial Juan Cintrón de Ponce, las expresiones de admiración y respeto continuaron. Gracias a la alcaldía de Ponce y a la señora alcaldesa, María “Mayita” Meléndez, al gobernador de Puerto Rico, Alejandro García Padilla, por honrar a mi padre con la guardia de honor al igual que lo hicieron el secretario de estado, David Bernier y el presidente del senado, Eduardo Bhatia. Gracias a la Banda Municipal y Coral de Ponce, a los Hogares Crea, a la Sonora Ponceña y a la pastora Guidini. Ya rumbo al cementerio La Piedad, cientos de personas despidieron a papi al ritmo de su música, cantaron, bailaron y vitorearon. Qué gran orgullo para nosotros, sus hijos, ver todo ese derroche de sentimiento.

A nombre de mi madre, mis hermanos, y el mío propio, quisiera expresar nuestro más sentido agradecimiento. Gracias Puerto Rico por haberlo amado tanto. Mami, la amada mía de papi lo compartió toda su vida con su público. Cincuenta y seis años de amor, en las buenas y las malas, en las verdes y las maduras, siempre fiel a su lado. Y cuando llegó el momento de la despedida, dijimos hasta luego con mucho dolor, pero con la satisfacción de saber que, a pesar de haber partido de forma abrupta, se fue certero de que su gente lo amaba, y consciente de que su vida fue de gran valía. Con su música toco muchas almas, con su voz sensual enamoró muchos corazones, usó sus experiencias para brindar luz y sacar a muchos de la oscuridad. Con su sentimiento, humildad y generosidad, nos enseñó a ser mejores personas. Me queda sólo pedir que no dejen morir su legado, que su música continúe viva. Para nosotros es crucial que su muerte no haya sido en vano, por favor, utilicen los cinturones de seguridad.

Papi, eternamente incomparable, inalterable, inigualable, irrepetible, inolvidable.

Michele B. Feliciano