Gilberto Santa Rosa todavía no puede salir del asombro tras el fallecimiento de su colega y amigo salsero Cheo Feliciano, encontrado sin vida esta mañana en Cupey en medio de una escena de accidente automovilístico.

Sin embargo, al caer la tarde, la tristeza dio paso a la reflexión cuando concluyó que la mayor enseñanza de José Feliciano Vega, su nombre real, ha sido la calidad humana que lo caracterizó a través de su carrera artística. Por lo tanto, la mejor manera de hacerlo feliz en el Más Allá es apoyando a los cantantes puertorriqueños.

Además de ser allegado a Cheo, el esposo de la actriz y animadora Alexandra Malagón tenía programado un concierto para resaltar su legado. En el espectáculo, bajo la producción de Rafo Muñiz, compartiría con Víctor Manuelle y otros compañeros y amigos.

Relacionadas

“Precisamente no tener esa división entre cantante y ser humano, amigo, es el mayor aprendizaje que hemos tenido de él. En la música era todo sentimiento, todo entrega, todo pasión, y en su vida personal era igual. Cheo, obviamente, tendría sus cosas personales, como todo ser humano, pero él nunca dejó que eso influyera en su relación con sus compañeros y en su amor al público y a la música”, expresó el “Caballero de la Salsa” en entrevista telefónica con Primera Hora.

El intérprete de “Que alguien me diga” opinó que la manera ideal de rendirle homenaje al bolerista ponceño es cumpliendo su deseo de que los artistas boricuas siempre tengan trabajo en su patria.

“Escuché muchas veces a Cheo decir que le encantaría cantar en su país, que nosotros, como puertorriqueños, debemos honrar a nuestro país y reconocer a nuestros talentos. Él se enorgullecía de sus colegas artistas, iba a los conciertos como uno más del público a disfrutárselos. Perdemos a uno más de las ‘Grandes Ligas’, pero todavía tenemos a grandes artistas aquí: hay que reconocerlos con el aplauso, con el apoyo, y los que vienen de afuera, bienvenidos también”, reiteró Gilberto Santa Rosa, aún compungido.

Del mismo modo, apeló a los hacedores de arte puertorriqueños a “dejar el alma como lo hizo Cheo” en sus productos artísticos, manteniendo siempre la humildad en contacto directo con el público.

“Para nosotros, él era grande, y para él, se percibía como un compañero más. Conociéndolo musicalmente y luego personalmente, aprendí cómo poder manejar todo ese sentimiento tuyo personal y hacerlo parte de tu trabajo, para que fluya orgánicamente sin tener que formar nada y ser algo que tú no eres. Esa es la mayor enseñanza de Cheo en términos musicales”, aseveró el “Caballero de la Salsa”.