La chispa ocurrente para hacer reír con sus relatos no siempre delineó su personalidad. Mientras crecía, batallaba para encajar en un mundo que a cada rato se las ingeniaba para recordarle que era diferente.

Al reconocido locutor Joey Colón le demoró muchos años abrazar su realidad de no vidente. En ese proceso de encontrarse, el sentido del humor permanecía mayormente apagado.

“Me costó tiempo”, respondió enfático el presentador radial, quien realizará sustand-up comedy” “No lo vi venir” con una función el viernes 10 y dos el sábado 11 de octubre. Bajo la dirección de Emineh de Lourdes, el espectáculo se dará dentro del programa del cuarto “Festival de la Comedia” del Teatro Braulio Castillo.

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“Te puedo decir que en una etapa de mi vida me molestaba que me dijeran ciego. Y yo decía ‘corto de vista’, porque yo tenía un poquito de residuo de vista. O decía ‘invidente’”, relató Colón, diagnosticado en su infancia con retinitis pigmentosa, enfermedad progresiva. “Un día yo dije ‘no, mano, yo soy ciego y yo tengo que estar orgulloso de lo que yo soy’. Y me tomó mucho tiempo… pero mucho mucho tiempo. Yo creo que lo vine a asimilar a principios de la universidad. Todavía no quería usar el bastón, pero fue como que ‘mano, yo soy ciego, tienes que aceptarlo’”.

Los desafíos llegaron temprano en su crianza en Carolina, en la década de los setenta. “A mí me sacaron de un colegio. Le dijeron a mami que buscara otra forma de educarme porque yo era ciego y no iban a poder bregar conmigo. Mami me lo dijo con el pasar de los años. Ahí fue que mami consiguió la escuela de ciegos. Me sacaron del colegio porque ‘yo no iba a poder llegar a ningún lado’. Que necesitaba otro tipo de educación, y mira donde estoy ahora”, expuso con orgullo tras más de dos décadas de trayectoria radial en La X. “Pero ellos (padres) sufrieron porque ¿tú sabes que te saquen un hijo tuyo y que te digan que te lo lleves para la casa y busques otra manera de educarlo? Está duro”.

La escuela para no videntes le proveyó numerosos conocimientos esenciales para su autonomía. Pero la dinámica en el entorno donde residía era diferente. “Yo tenía mucho complejo. La gente pensará que no, pero sí, tuve una adolescencia bastante compleja. Hubo gente que me vacilaba. Me decían el cieguito y yo me molestaba. Hoy día tú me dices cieguito y a mí eso no me molesta. Pero al principio sí y lo sufría cuando niño. Había su burla y tenías que tener la coraza dura y aprender a bregar con eso”, detalló el comunicador, quien de noveno a cuarto año optó por un plantel escolar con un currículo tradicional. “Cuando estás en la escuela para no videntes, todos tenemos una condición, todos estamos aprendiendo los unos de los otros, las clases. Pero cuando llegas al barrio es otra cosa, Carolina, no era fácil. Ahí te decían bizco, cuatro ojos. Se burlaban. Tuve que pelear. Cogí cantazos. Me defendía”.

La adolescencia también le trajo incertidumbre. “La niñez fue un poquito complicadita, pero cuando llegas a los ‘teens’ con este complejo, tú te preguntas si vas a tener novia, que tus panas tienen jevitas y tú no. Y ahora todo eso yo me lo vacilo”.

Fue durante sus años en la universidad cuando comenzó a asimilar un enfoque distinto. “Lo acepté y dije ‘yo me voy a reír de esto y yo voy a sacarle provecho para mí y para la gente que me conoce, que sepa que tú puedes reírte de una situación que tú tengas, no importa cuál sea, sacarle provecho, sentirte bien contigo mismo, y eso hace que tú te sientas como que eres igual que cualquier persona, porque el que yo sea ciego no me impidió tener novia o que me dejara una pareja. No me impidió salir a las discotecas”.

El amor por la radio

Colón se desvive en entusiasmo al repasar que el anhelo por convertirse en locutor asomó en su niñez. “Desde chamaquito soñaba con ser una persona de la radio”, dijo el también presentador del programa vespertino “La terapia”, que modera con Lizmarie Quintana y Natalia Rivera. “Yo estudié comunicaciones más concentrado en publicidad. Terminé haciendo radio porque lo traigo en las venas. Yo era fanático de Red Shadow, de Frankie Jay, de El Gangster, Moonshadow. Yo le decía a mami ‘yo quiero ser como ellos’”.

Su carrera comenzó en 1999 en la misma empresa que por 26 años ha sido cómplice de su anhelo. Antes de esa oportunidad, había escuchado diversos “no” en su intento por destacarse como locutor. “No me cogían por lo de la condición, porque decían que tenían que pagarle a alguien que les hiciera la consola”.

La X fue donde encontró el apoyo que anhelaba. “Herman Dávila, mi jefe, mi hermano, que somos ya familia, me dio la oportunidad”.

En un principio, moderaba el espacio sin revelar al radioescucha su realidad de no vidente. Fue el locutor Abdiel “The Lover Boy” quien le aconsejó sincerarse con la audiencia sobre su realidad. “Yo le dije ‘es que no quiero que la gente me vaya a coger pena’. Abdiel me dijo ‘no, la gente no te va a coger pena, la gente te va a querer más por el logro y por lo que tú estás haciendo, mucha gente te va a ver de ejemplo’. Siempre le agradezco a él, que en paz descanse”.

“Cuando empecé a sentirme pleno empecé a vacilar con lo de ser no vidente. Al principio la gente me llamaba a la emisora y me insultaba. Me decían ‘con eso tú no juegues’, y yo ‘no, yo soy no vidente’. Dije ‘si yo tengo esto, yo puedo enseñarles a otras personas que tengan una condición, que pueden echar pa’lante. Empecé a abrazar el tema y hablarlo. Y desde entonces, esta etapa me la estoy disfrutando tanto”.

El cariño del público ha sido uno de sus mayores premios. “Me encanta que la gente se quiera sacar fotos, o cuando encuentras un nene de 21, 22 años, que te dice ‘mami te ponía en la radio todas las noches y yo ahora te sigo escuchando’. Yo lo valoro”.

Los boletos para el stand-up comedy” “No lo vi venir” están disponibles a través de Ticketera.