Con el regreso a las clases presenciales, luego de casi un año en casa por el COVID-19, muchos padres y niños pueden experimentar ansiedad.

En su página web (www.unicef.org/), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) comparte algunos consejos de cómo los padres pueden ayudar a sus hijos a canalizar estas emociones, y manejar las propias.

¿Cómo puedo ayudarlo a estar tranquilo?

Según Unicef, es importante escuchar a los hijos y validar sus emociones: es normal estar nervioso. Aborda la conversación con empatía y dile que sabes que está nervioso por el coronavirus, pero que es sano que hable de sus inquietudes y sus emociones. Habla con honestidad y menciona qué cambios habrá en la escuela, como puede ser el tener que llevar puesto todo el tiempo la mascarilla, desinfectarse las manos, mantener distancia con los demás compañeros, etcétera.

“Los niños pueden sentirse molestos o frustrados si les resulta difícil llevar mascarilla, sobre todo para correr o jugar. Puedes tranquilizarlo diciéndole que muchos adultos se están esforzando para ayudar a proteger a su familia, y hacer hincapié en que es importante que todos respetemos las medidas recomendadas para cuidar de los miembros más vulnerables de nuestra comunidad”, recomienda Unicef.

Recuérdale los aspectos positivos, como que podrá ver a sus amigos y a sus maestros, y que seguirá aprendiendo cosas nuevas.

¿Cómo animarlo a tomar las precauciones sin alarmarlo?

En el caso de los más pequeños, una de las mejores formas de protegerlos del coronavirus, como de otras enfermedades, es que se laven las manos con frecuencia. “No olvides enseñarle que, aunque los gérmenes son invisibles, eso no significa que no estén presentes. Cuando los niños comprenden por qué deben lavarse las manos, hay más probabilidades de que lo sigan haciendo”, se añade.

Vigila de cerca cómo se siente

Según pasen los días, debes monitorear el comportamiento del menor. Pregúntale cómo le fue en la escuela y, según vayan hablando, muéstrate tranquilo y proactive. Hazle saber que sus emociones cambiarán con frecuencia y debes mostrarle que es normal.

“Ya sea en la escuela o en casa, los cuidadores pueden proponer a los niños actividades creativas, como jugar y dibujar, para ayudarlos a expresarse y a comunicar cualquier sentimiento negativo que puedan tener en un entorno que les transmita seguridad y protección. Esto los ayudará a encontrar formas positivas de expresar sentimientos complejos, como el enfado, el miedo o la tristeza”.

Los niños son esponjas del comportamiento de los adultos, así que es importante que controles tus emociones, mantener la calma, no transmitirles tus temores y, de ser necesario, buscar ayuda profesional para manejar la ansiedad.

Señales que algo anda mal

Exhorta Unicef a estar atento a cualquier síntoma de estrés o ansiedad en el menor, además de supervisar el aprendizaje y la salud física cuando el menor regresa de la escuela.

“Por otro lado, es motivo de preocupación el posible aumento de los casos de estigmatización y acoso cuando los niños regresen a la escuela, derivado de la transmisión de información errónea acerca del COVID-19. Deberías explicarles a tus hijos que el virus no tiene nada que ver con el aspecto, el origen o el idioma de una persona. Si han sido objeto de insultos o acoso en la escuela, habría que alentarlos a contárselo a un adulto de confianza. Recuérdales a tus hijos que todo el mundo merece estar a salvo en la escuela y en internet. El acoso siempre está mal y todos deberíamos poner de nuestra parte para difundir amabilidad y apoyarnos unos a otros”, concluye.