Cómo preparar a tu hijo para la llegada de un hermanito
La llegada de un nuevo bebé puede generar alegría, pero también remover emociones difíciles en el hijo mayor.

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La llegada de un nuevo bebé es una noticia que suele recibirse con ilusión. Sin embargo, para el hijo mayor puede ser un momento de confusión, tristeza o celos. Aunque se trate de una bendición para los adultos, los niños pueden sentir que pierden su lugar en la familia.
“El hijo mayor deja de ser el centro de atención y eso puede generar un ‘terremoto emocional’”, explica la psicóloga Liliana Tuñoque. Aunque sigue siendo amado, su posición cambia y necesita tiempo para adaptarse. Susan Albers, especialista de Cleveland Clinic, coincide: incluso en hogares estables, este cambio puede ser difícil si no se acompaña emocionalmente al niño.
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Errores comunes al comunicar la noticia
Muchos padres presentan la llegada de un hermanito solo como algo positivo, sin anticipar los retos. Frases como “¡Vas a tener con quién jugar!” pueden generar expectativas poco realistas, ya que los recién nacidos duermen, lloran y comen la mayor parte del tiempo.
Albers recomienda evitar imponer emociones (“te va a encantar tener un hermanito”) y, en cambio, abrir un espacio donde el niño pueda expresar lo que realmente siente. “Es normal que tenga dudas o no esté emocionado. Validar esas emociones ayuda a que el proceso sea más llevadero”, dice.
¿Cuándo y cómo dar la noticia?
La mejor etapa para hablar del nuevo bebé suele ser después del primer trimestre. La forma de comunicarlo dependerá de la edad del hijo. Con niños pequeños (2 a 4 años), se recomienda usar libros ilustrados, muñecos o fotos familiares para explicar lo que significa tener un hermanito.
En cambio, con niños de 5 a 7 años, se los puede involucrar en tareas como elegir una prenda para el bebé o mirar juntos una ecografía. Estas actividades ayudan a que el hijo mayor entienda el cambio y se sienta parte del proceso.
Señales de malestar
Algunos niños expresan su malestar de forma indirecta. Marita Ramos, médica de MAPFRE, señala que puede haber regresiones como usar pañal, hablar como bebé o mostrar irritabilidad. También pueden aparecer frases como “quiero volver a ser bebé”.
Estos comportamientos no deben reprimirse. “Si el niño dice que no quiere al bebé, lo mejor es responder con empatía, no corregirlo. Decirle ‘entiendo que te sientas así’ es más útil que forzar sentimientos positivos”, explica Ramos.
Si los signos de malestar se mantienen por más de tres meses o se presentan con intensidad (como agresividad o retraimiento), es recomendable buscar orientación profesional.
Cómo involucrarlo antes y después del nacimiento
Hacer partícipe al hijo mayor de esta etapa fortalece su autoestima. Puede ayudar a preparar la ropa del bebé, armar la mochila del hospital o elegir un juguete. “Lo ideal es que estas actividades se den de forma natural, sin presionarlo”, indica Susan Albers.
Una vez que el bebé llega, las oportunidades continúan. Se le puede pedir que cante, que traiga un pañal o simplemente que lo observe. La clave es no imponer, sino invitar con frases como: “¿Quieres ayudarme con esto?”.
También es importante reservar momentos exclusivos con el hijo mayor: leer juntos, salir a caminar o prepararle su comida favorita. Estos espacios refuerzan su lugar en la familia.
El momento del parto y el primer encuentro
La separación durante el parto puede generar inseguridad. Por eso, se recomienda anticipar al niño lo que pasará: quién lo cuidará, cuándo volverán a verse y qué puede esperar. Dejarle una nota, un dibujo o un objeto con el olor de mamá puede ayudarlo a sentirse acompañado.
El primer encuentro con el bebé debe darse en un ambiente tranquilo. “Es importante que los padres abracen primero al hijo mayor, antes de presentarle al nuevo hermanito. Así se siente visto y valorado”, explica Tuñoque.
También es mejor evitar frases como “dale un beso” o “¿ya lo quieres?”, que pueden presionar al niño. Permitirle acercarse a su ritmo y con curiosidad hará que el vínculo se forme de manera natural.
Cómo fomentar una buena relación entre hermanos
El lenguaje de los adultos influye mucho en cómo los hermanos construyen su relación. Frases como “gracias por tu ayuda” o “sé que esto no siempre es fácil” promueven respeto y cooperación. En cambio, comparaciones como “él se porta mejor que tú” pueden generar rivalidad.
Reconocer sus esfuerzos, asignarle un rol positivo (“eres el hermano mayor, y eso es muy especial”) y no condicionar el afecto a su comportamiento son claves para fortalecer la relación.
En resumen, preparar al hijo mayor para la llegada de un nuevo hermano implica más que dar la noticia. Requiere escucha, empatía, tiempo compartido y un acompañamiento emocional continuo. No se trata de que lo ame desde el primer día, sino de construir poco a poco un vínculo sano en el que ambos hijos se sientan igualmente importantes.