Con la llegada de noviembre, los escaparates se llenan de luces, guirnaldas y árboles de Navidad. Aunque muchos asocian el inicio de la decoración con el mes de diciembre, cada vez más personas deciden adelantarla, transformando sus hogares semanas antes de que empiece oficialmente la temporada navideña.

Esta tendencia, que algunos ven como una muestra de entusiasmo festivo, ha despertado el interés de la psicología por su posible significado emocional y conductual.

Según un estudio citado por el diario británico “Daily Mail”, el acto de decorar la casa de Navidad con anticipación puede revelar distintos aspectos del estado psicológico de las personas.

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La psicóloga Carmen Harra explicó que esta conducta puede reflejar “tendencias conductuales del subconsciente”, entre ellas el narcisismo, definido como una necesidad de admiración constante y una búsqueda de validación externa.

“Los narcisistas tienen una sensación de gran satisfacción al ser el centro de atención, al ser elogiados y aplaudidos”, afirmó Harra. En este sentido, la decoración navideña temprana podría servir como una forma de atraer elogios y reconocimiento social.

Carmen Harra añadió que otra motivación frecuente detrás de esta costumbre es la necesidad de llenar un vacío emocional.

En estos casos, los adornos y luces se convierten en una herramienta para proyectar felicidad y bienestar, incluso cuando estos sentimientos no son plenos.

“Decorar puede dar la impresión de una vida alegre y perfecta, camuflando las carencias o tristezas internas”, explicó la especialista.

Por su parte, la psicoterapeuta Amy Morin, autora del libro “13 cosas que la gente mentalmente fuerte no hace”, sostuvo que la tendencia también puede estar asociada con la nostalgia y la evocación de recuerdos felices.

En declaraciones a “MailOnline”, Morin señaló que “para muchas personas, la Navidad fue un momento mágico durante la infancia, lleno de recuerdos felices”.

Decorar el hogar antes de tiempo permitiría prolongar esas sensaciones y revivir emociones positivas ligadas al pasado. “Cuanto antes decoren, más durará la temporada y tendrán más tiempo para reflexionar sobre recuerdos felices y cosas positivas del mundo”, añadió.

Aunque en países como España aún no se celebra con la misma magnitud que en Estados Unidos, la costumbre de adelantar los preparativos navideños gana cada año más adeptos.

Entre la búsqueda de conexión emocional y el deseo de reconocimiento, la psicología sugiere que esta práctica puede ser mucho más que un simple gesto decorativo: se trata, en muchos casos, de una forma de gestionar emociones, mantener vínculos afectivos y proyectar bienestar en una época del año cargada de simbolismo.