Hoy cientos de niño y jóvenes regresan a la escuela en medio de un repunte de casos de COVID-19 causados por la variante Ómicron. Este regreso, bien sea virtual, presencial o híbrido, presenta una serie de retos para los estudiantes.

Mascarillas, hand sanitizer, distanciamiento, clases a distancia, tareas, trabajos solos… la lista es interminable, y lo que esto puede representar en la salud mental de los pequeños es preocupante.

De ahí la importancia de vigilar de cerca cualquier indicio de estrés en los niños y jóvenes, y ofrecerles las herramientas para poder lidiar con ellos.

“La inteligencia emocional es la capacidad para identificar nuestras propias emociones, sentirlas, regularlas y expresarlas, así como poder reconocer las de los demás”, una definición de la sicóloga Julia Vidal ofrecida a la agencia EFE, que toma como referente el concepto que los sicólogos Peter Salovey y John Mayer desarrollaron en 1990.

Es, precisamente, esta inteligencia emocional la que debemos fomentar desde pequeños, se asegura.

Educar en el manejo de las emociones desde niños, supone conseguir regulación emocional, mejor autoestima, desarrollar el potencial de cada uno, mejorar las relaciones y gestionar mejor los conflictos. ¿Cómo hacerlo? Ayúdale a canalizar las emociones por medio de técnicas de respiración, dibujos, diálogo, ejercicios o actividades extracurriculares.

Señales de alerta

En muchos casos, es difícil que el menor pueda expresar cómo se siente. Sin embargo, hay formas de reconocer que algo no anda bien.

  • Irritabilidad
  • Coraje
  • Aparente falta de atención
  • Muerde o agrede a compañeros
  • Baja en aprovechamiento
  • Vuelve a orinarse encima
  • Vuelve a llorar en la escuela o durante las clases virtuales
  • Cambio en patrones de sueño
  • Cambio en patrones alimentarios
  • Retraimiento
  • Aislamiento
  • Tristeza
  • Ansiedad
  • Comentarios negativos de sí
  • Dolores de estómago antes de ir a la escuela, conectarse a clases o síntomas físicos que no pueden ser atados a una enfermedad
  • Desinterés en actividades que antes eran de su agrado
  • Cambios de conducta

Cómo ayudar

  • Se debe restablecer una rutina diaria.
  • En la escuela, dedicar unos minutos de cada clase a conocer cómo se sienten los alumnos. Esta dinámica se puede también establecer en casa, si se están tomando clases virtuales o híbidas.
  • Fomentar el juego, tanto en la escuela como fuera de ella. Para evitar contagios con el COVID-19, debería ser en exteriores y tomando las precauciones necesarias.
  • En la casa, abrir espacios de comunicación entre encargados y menores. Los adultos no debemos hacer preguntas que puedan ser respondidas solo con “sí”,“no” o “bien”. En vez, hacer preguntas que dejen que el menor hable más.
  • Si el tiempo transcurre y la conducta persiste, es vital acudir a un profesional.

Para sobrevivir en el intento

¿Qué pasa cuando estamos en casa? La sicóloga Noemí Bernier Domínguez, por su parte, menciona varias sugerencias para ayudar a sobrellevar la educación virtual en casa:

  • Busca fomentar un ambiente agradable en el hogar, e implementa normas de convivencia.
  • Establece una rutina, flexible pero consistente. “Esto brinda seguridad y estabilidad a todos”, dijo.
  • Bríndales asistencia en las tareas académicas, pero a la misma vez motívalos a trabajar de forma independiente.
  • Fomenta el diálogo para que puedan expresar sus sentimientos. Buscar resolver los conflictos mediante la comunicación, y de manera armoniosa.
  • Dividirse las tareas en el hogar. Son un equipo y si todos colaboran, saldrán adelante.
  • Realizar actividades físicas juntos para distraerse y mantener la mente activa. Buscar oportunidades de fomentar las actividades innovadoras para compartir y divertirse en familia.
  • Alimentarse saludablemente.