Pérdidas, traumas, tragedias y sufrimientos. Estas son variables que, lamentablemente, son cónsonas con lo que es navegar por la travesía de la vida, próximo a billones de otras personas que, también, viven y sufren de manera similar.

Pero entre todo lo que nos abruma del día a día, la felicidad, paz y el encanto por estar vivo es alcanzable y posible para cada uno. Requiere de un esfuerzo especial, pero es una realidad.

Así lo estableció el autor Ricardo Adrianza, quien está próximo por lanzar en la Isla su segundo libro epistolar “Cartas a Ignacio, lecciones de vida y liderazgo para mi nieto”, texto que recoge 36 cartas- dedicadas a su segundo nieto Ignacio- de cómo obtener la felicidad y el éxito.

En alusión a la frase célebre del papa San Pablo II, “nacimos para ser felices, no para ser perfectos”, Adrianza aseguró que debemos afanarnos por “vivir la vida de una forma optimista, de valorar nuestras imperfecciones y, mejor aún, valorar las imperfecciones de los demás”.

El camino de la vida no está trazado en línea recta. Creo que, para todos, la vida tiene sus baches y sus decepciones; sin embargo, creo que la mejor manera para enfrentarla, para vivirla, es desarrollar la capacidad de comprendernos, tener empatía, esa habilidad de poder reconocer las emociones de nosotros, de los demás”, comentó el también contador público, oriundo de Venezuela y quien se trasladó a Puerto Rico en 2021.

“(Debemos) desarrollar esa capacidad de comprendernos, de corregir para sumar, levantarnos de nuestras caídas y de atesorar todos los aprendizajes que nos dejan, sobre todo, los momentos difíciles”, agregó.

Pese a la certeza de Adrianza de que cada ser humano puede ser feliz, está consciente de que la manera de alcanzarlo no se limita a una talla única. Ciertamente, es personal basado en las experiencias de cada uno.

Más aún, es al abrazar nuestras imperfecciones, aceptar lo que nos distingue uno del otro, gozar del fruto de nuestra labor y destacar las pequeñas ocurrencias de la vida lo que nos ayudaría a alcanzar la felicidad.

“Creo que, en la construcción de la felicidad, creo que no hay una forma única. Creo que es un concepto personalísimo, pero la felicidad está en las pequeñas cosas, en compenetrarnos mucho más con lo que tenemos y poseemos, lo que hemos logrado en el momento presente”, aseguró.

Otra clave hacia la felicidad y el éxito, subrayó el autor, es “cultivar la gratitud en forma consistente”. Con esto, Adrianza no se refiere a simplemente decir “gracias”, sino a “desarrollar un sentimiento profundo de respeto con la vida y en la forma en que interactuamos con los demás”.

La empatía y la humildad “en cada rincón de nuestra existencia’ tampoco puede faltar, porque nos regalan una perspectiva humanista única. También, en nuestro intento de ser “buenas personas”, es necesario ser sinceros, honestos y presentarnos como lo que somos, aunque incluya debilidades y algunas faltas.

“La felicidad se construye desde adentro, porque, en definitiva, vivir sintiendo es lo que realmente trasciende el tiempo y marca la vida”, afirmó.

¿Cómo lidio con la tristeza y la melancolía?

Cuando Adrianza puso sus consejos en papel y tinta, no lo hizo de manera caprichosa, pues no es extranjero a las aflicciones de la vida.

Una de las experiencias que aún tiene a flor de piel es la separación de su núcleo familiar, porque al emigrar de Venezuela a Puerto Rico, estuvo separado de su esposa y tres hijas- Patricia, Daniela y Cristina- por cinco años, convirtiéndose en uno de los miles de familias latinoamericanas quienes se ven obligadas a separarse de en búsqueda de una vida mejor a través del éxodo de sus países natales.

“Para nadie es un secreto la situación venezolana, la situación de la diáspora y la situación que ha tenido la población venezolana y mi familia no ha sido la excepción”, subrayó.

“Tú podrás imaginarte, todo ese tránsito de experimentar y sentirte solo y llegar a la casa y encontrarla sin vida o dirigirte a la habitación y tropezarse con una cama vacía”, rememoró.

Pero la clave en evitar abrumarse en la nostalgia es la aceptación, dijo Adrianza, para así transformarlas en herramientas que nos forjen en seres llenos de color y vida, encaminados hacia la felicidad.

“Todos los acontecimientos de la vida entera son, básicamente, sobre todo la forma como nosotros miremos esos acontecimientos. Es lo que yo llamo el ‘pensar bien’. No digo que no te duela, porque es válido estar triste; lo que no es válido es estar triste siempre. Tenemos que mirar hacia adelante, aceptar las cosas, evidentemente accionando, no quedándonos pegados a un sentimiento”, detalló.

“(Tenemos) que reconocer las cosas buenas”, añadió.

Cartas para Matías y Emma también

Fue precisamente la separación familiar que motivó a Adrianza a escribir el libro “Cartas a Ignacio, lecciones de vida y liderazgo para mi nieto”. Antes de esta segunda toma, ya había lanzado “Cartas a Matías, lecciones de vida para mi nieto” en el 2019. Ambos libros están dedicados a sus nietos: Matías, de 5 años que vive con su hermana Emma- de un añito- en Panamá, e Ignacio, quien cumplió 3 años el domingo pasado.

“Decidí que la mejor opción para que ellos puedan tener una referencia clara de su abuelo, porque, lamentablemente vivimos en países diferentes, pues dejarles escritos a través de cartas mi experiencia, emociones, la forma como yo entiendo la vida, la existencia, y, así, ellos en su proceso de crecimiento, puedan tener una referencia clara de su abuelo, en este caso mi persona, de alguna manera para influir en ellos profundamente, facilitarle el tránsito en la vida y ayudarlos a que crezcan como hombres y mujeres de bien”, explicó.

Para Emma, se prepara para escribir “Cartas a Emma, la filosofía del señor de la verdura”.

“Es un poco atar pasos básicos para la construcción del bienestar de las personas, basado un poco en el comportamiento de los niños”, adelantó el autor.

“Cartas a Ignacio, lecciones de vida y liderazgo para mi nieto” ya se lanzó en Venezuela el 25 de mayo e hizo lo propio en Puerto Rico el sábado, 5 de agosto, en Delavida Restobar, en la Placita de Santurce, en San Juan.

La reportera Celimar Adames Casalduc será la moderadora del evento.