Muchos consideran que el azúcar es el responsable principal de la epidemia de obesidad y diabetes tipo 2, pero no es el único culpable y, además, la mayoría de la gente no sabe cómo consumirlo de forma saludable.

De esta manera lo señala un médico creador de un método para bajar la glucosa y perder peso sin hacer dieta.

La mayoría de la gente desconoce cómo llevar una alimentación saludable, y no sabe si el azúcar es tan bueno o malo como se afirma, según el doctor Víctor Bravo.

“Si una persona tiene buenos hábitos de vida, hace ejercicio y se alimenta bien, conseguirá perder peso, aunque le eche una o dos cucharadas de azúcar al café por la mañana”, asegura el galeno.

Cuando el azúcar se combina con grasas, sal y otros ingredientes denominados “alimentos-gatillo” se produce una mezcla irresistible que nos impulsa a comer en exceso, advierte.

Hace unas décadas se les atribuyeron a las grasas la condición de grandes enemigas de la alimentación saludable. Ahora esa culpabilidad recae sobre los carbohidratos, en especial en el azúcar, a los que se considera responsables de la actual epidemia de obesidad y diabetes tipo 2.

Sin embargo, el azúcar no es el único culpable, explica el doctor Bravo.

“La realidad es que la mayoría de la gente no tiene ni idea de cómo llevar una alimentación saludable. No saben si el azúcar es tan bueno o malo como se dice; están confundidos con la recomendación de quitar los hidratos de carbono de su dieta y desconocen qué productos o alimentos suben la glucosa o la bajan, todo lo cual les genera mucho estrés y ansiedad”, asegura.

El doctor Bravo es médico endocrinólogo especialista en diabetes tipo 2, deportista y divulgador científico, y siempre ha mostrado un interés especial por la investigación del sobrepeso y la obesidad como causas de diferentes afecciones crónicas, entre las que destaca la diabetes, una de las enfermedades más habituales entre sus pacientes.

Considera que se puede controlar la diabetes, reducir los niveles de glucosa, perder peso y recuperar la salud sin experimentar falta de energía, ni seguir dietas restrictivas o milagrosas, ayunar, recurrir a pastillas o pinchazos, pasar hambre o excluir de la alimentación un montón de alimentos prohibidos, disfrutando, además, del proceso de cambio.

“La insulina es fácil de controlar si sabes cómo hacerlo, siguiendo unas pautas fáciles y realistas, comiendo lo que te gusta y disfrutándolo, sintiéndote con energía y vitalidad, llegando incluso a revertir la enfermedad y a no necesitar medicación para el azúcar, porque al cambiar tus hábitos vas a ser una persona renovada”, enfatiza.

¿Cómo lograrlo?

El médico asegura que entiende muy bien tanto el problema como la manera de solucionarlo porque “antes de estudiar medicina tuve sobrepeso y viví por mí mismo lo que significa ‘morirse de hambre haciendo dietas’”, confiesa, por lo que ahora se ha marcado el objetivo y la misión de “desdiabetezar” el mundo, según explica a EFE.

Para conseguirlo, Bravo ha diseñado una metodología para perder peso y controlar los niveles de glucosa de manera segura y permanente, basada en la generación de hábitos saludables de ejercicio y nutrición, “que funciona”, y que muchos pacientes han aplicado con éxito y que explica en su libro “Maldito azúcar”.

El experto indica que para bajar “no se trata de reducir la ingesta de alimentos a toda costa. Eso es insostenible a largo plazo. Por eso las dietas “fracasan”.

“La clave es gastar más calorías (de las que se consumen) dejando de ser sedentario. Cuanta más actividad física y ejercicio hagas, más flexible puedes ser con la alimentación y permitirte licencias alimentarias manteniendo tu peso ideal y consiguiendo algo que a mucha gente le parece impensable”, recalca.

“La OMS recomienda que menos del 5% de nuestra ingesta energética (medida en kilocalorías o kcal, conocidas en el lenguaje cotidiano como “calorías”) procedan de los azúcares simples”, señala este endocrinólogo.

“Supongamos que una persona de 155 libras, con actividad física moderada-baja, quiere perder peso y conservar la salud. Para eso tendría que consumir unas 1,600 kcal diarias”, prosigue, antes de explicar que, “el 5% de 1,600 kcal serían 80 kcal, lo que equivale a que esa persona podría consumir como máximo unos 20 gramos de azúcar a diario”.

“Veinte gramos de azúcar son aproximadamente 4 o 5 cucharadas de azúcar que se le pueden echar al café por la mañana o repartirlas a lo largo del día”, puntualiza.

El problema principal está en el azúcar oculto en los productos ultraprocesados (galletas, pastelería, pizzas precongeladas, lasañas preparadas, chocolate con leche, golosinas, refrescos, entre otros), que muchas veces comemos por ansiedad y sin límite para tapar nuestras emociones, lo que nos llevan a excedernos con el azúcar y las calorías diarias”, destaca el doctor.

Para Bravo, “es literalmente imposible engordar comiendo una o dos cucharadas de azúcar en el café, pero comiendo este tipo de productos sin moderación podemos llegar a tener un superávit calórico de 500 o 1,000 kcal en un día”.

“Dicho esto, el problema no es comer de vez en cuando una barra de chocolate o algo por el estilo, sino comerlo en exceso, diariamente y dándose un atracón para tapar un problema de ansiedad y luego intentar ocultarlo siguiendo una dieta rápida restrictiva y poco realista a largo plazo”, enfatiza.

Consejos para reducir la alimentación descontrolada

“Las investigaciones han descubierto que la combinación de azúcares simples, grasas, sal y otros ingredientes en ciertos alimentos produce una mezcla capaz de alterar nuestros mecanismos cerebrales de hambre-saciedad, lo cual conduce a que podamos comer en exceso”.

Claves del éxito para perder peso y reducir la glucosa

  • Deja de pensar que tienes que hacerlo todo perfecto y céntrate en hacer lo que puedas, con aquellos recursos que tengas, introduciendo pequeños hábitos saludables en tu día a día.
  • Piensa que tu éxito se basará en dejar el sedentarismo y en comenzar a practicar ejercicio. Es suficiente con empezar ejercitándote 2 o 3 veces a la semana, media hora cada vez.
  • Olvídate de pasar hambre, sufrir o sacrificarte, y enfócate en efectuar actividades comunes y corrientes, repetidas a lo largo del tiempo y que estén al alcance de todas las personas.
  • Ponte en marcha, corrige los errores que surjan en el camino y aprende a gestionar los vaivenes diarios, en vez de renunciar a tu vida social o buscar el momento perfecto para empezar.