No importa si tienes 20, 30 o los tempranos 40 años, seguramente al ver en la pantalla al actor George Clooney, o tal vez a Sean Penn, hayas dicho: “¡Yo me atrevo!”.

Y es totalmente natural que esas canas bien puestas te atraigan porque desde el plano físico o sexual, no existen unas reglas o términos que establezcan las edades que deben regir una relación.

Lo que entra en juego en las relaciones de mujeres con hombres mayores que ellas -y esa mayoría se considera a partir de los seis a siete años de diferencia - es más bien el aspecto más emocional, lo psicológico.

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Daniela -nombre ficticio de la mujer que brinda su testimonio- mantiene una relación con hombre 12 años mayor que ella. Daniela tiene 35 y su pareja 47.

Previamente, ella había compartido con hombres menores, de su misma edad y mayores, pero nunca antes con alguien que le llevara más de 10 años.

Entró en la relación con ciertas “preocupaciones”, no tanto por ella, sino por qué pensarían sus padres y amistades cercanas. “Pero la verdad es que 12 años es nada. Cuando le decía a la gente nuestra diferencia de edad, siempre era como ‘nena, eso no es nada’”, compartió.

La otra preocupación tenía que ver con la paternidad, pues a diferencia de ella, él tiene dos hijos adolescentes de una relación anterior. “Una preocupación era si él estaba dispuesto a ser padre nuevamente y en sus 40”.

Fuera de estas inquietudes naturales, Daniela ha encontrado “muchos” beneficios en su noviazgo, no obstante, advierte que eso tendrá que ver mucho con el tipo de persona y no necesariamente con la diferencia en edad. “Puedo decir que en esta relación la comunicación es excelente, no hay sentido de posesión, todo se discute con respeto y confianza”, dice esta mujer profesional.

Un aspecto que -inconscientemente- puede ocurrir en este tipo de relaciones es que la mujer se sienta atraída por un hombre mayor en búsqueda, no solo de satisfacer el amor de pareja, sino también el paternal.

La especialista en sexualidad humana y terapia de pareja, Ivelisse Cintrón Vázquez, explica -sin generalizar- que hay mujeres que llegan a la adultez con unos rezagos de la niñez en torno a la figura paterna y si no los tratan a tiempo, “entonces tratamos de identificar esta figura de seguridad paterna y a la vez voy a tener una pareja”.

Daniela, en cambio, afirma que estar al lado de un hombre 12 años mayor no la hace sentir más o menos protegida que si fuera joven.

¿En qué aspectos de la relación se ha notado la diferencia de edad, si es que ha ocurrido?

“Únicamente en algunos gustos musicales, pero hasta eso es ‘cool’ porque ahora conozco cosas nuevas y a la inversa”, aseguró.

Creer que un hombre maduro es una garantía de estabilidad emocional es otra de las motivaciones que pueden tener algunas mujeres para relacionarse con parejas mayores. Eso, sin embargo, no es una garantía, asegura la especialista, al contrario, la diferencia de edad puede ser un detonante para la relación.

Explica Cintrón Vázquez que si, por ejemplo, la chica tiene 23 y el chico tiene 40, seguramente ella quiera tener una serie de experiencias por las que él ya pasó y no interesa regresar, como puede ser “janguear” sin límites.

“Ya yo pasé un camino, que en este momento sé que tienes que pasar, pero yo no estoy dispuesto a regresar a ese camino”, es la postura que asume el hombre de acuerdo a la terapista de pareja, lo que, sin duda, puede traer problemas entre ellos.

Esa falsa teoría de mientras más edad, más estabilidad emocional tiene raíces a nivel cultural, sobre todo en América Latina donde es común el discurso, a veces parte de las mismas madres, de que “si te casas con un hombre mayor (o viejo), con dinero, vas a vivir como una reina”. “Y se toma por bien porque me lo está diciendo mi mamá”, lamenta la especialista.

En el plano de la sexualidad, igualmente, se reflejará esa diferencia, pero la manera en que eso se maneje como pareja, será determinante. “En el caso de una chica de 30 o 32 años, se consigue una pareja de 50, obviamente va a tener rezago en lo sexual, porque no es que no funcione el caballero, pero no va a maximizar como la chica quisiera”, expone la profesional en sexualidad humana.

En fin, el éxito o fracaso de las relaciones no necesariamente tienen que ver con las edades, pues según la experiencia de trabajo de Cintrón Vázquez, hay pareja con cinco años de diferencia que nunca ha logrado una armonía, y otras con dos décadas de diferencia, son plenamente felices.

PARA BREGAR EN EL PLANO SEXUAL

Más que evadir, procura aceptar las limitaciones que surgen como consecuencia de la edad.

Trabaja en conocer las necesidades y preferencias sexuales particulares de tu pareja (por ejemplo, un hombre de 60 años necesitará más estimulación directamente para alcanzar la erección, que un hombre de 30).

Reconoce las condiciones de salud o dificultades anatómicas de la persona mayor que limiten su desempeño, y trabajen en dinámicas para manejarlo.

Conversen toda inquietud concerniente al acto sexual, en especial cuando a raíz de la diferencia de edad unos temas puedan ser un tabú para una de las dos generaciones.

La persona más joven debe dar al otro una seguridad afectiva; dejarle claro su amor y motivos para quererle. Esto contribuye a minimizar los temores o celos por los más jóvenes.

Comprender que en la relación de pareja y la relación sexual lo más importante no es el coito porque esto es sólo una parte del proceso.

(Fuente: Alicia Fernández, experta en sexualidad humana)