¿Por qué no puede sacar a alguien de la cabeza?
Esto es lo que dice la psicología.

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La psicóloga española Silvia Severino se ha hecho viral en TikTok al lanzar un mensaje claro para quienes no consiguen sacar a alguien de su cabeza tras una ruptura: “Esto que te sucede no es amor, es tu cerebro enganchado a la fantasía de lo que pudo ser”.
Severino explicó, cuando una relación termina, el vínculo no se rompe solo en la realidad, sino también en la mente. El cerebro, habituado a la presencia de la otra persona, sigue activando los circuitos del apego y genera bucles de pensamiento: la misma escena, las mismas preguntas y los mismos recuerdos una y otra vez.
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Esos bucles se alimentan de la rumiación, ese proceso mental en el que se le da vueltas a lo mismo buscando explicaciones o reescribiendo la historia. En ese ejercicio se construye una narrativa idealizada: lo que pudo ser, lo que debió ser o lo que todavía podría llegar a ser, una fantasía que suele ser mucho más difícil de soltar que la propia relación.
Para la especialista, el problema no es solo emocional, sino cognitivo: la mente se queda “enganchada” en esa idealización y la confunde con amor verdadero. Por eso propone herramientas muy concretas para interrumpir esos circuitos mentales y empezar a soltar.
El primer consejo es aplicar la llamada “regla de los 90 segundos”. Cuando aparezca el recuerdo o la emoción, la recomendación es permitir sentirla durante un minuto y medio, sin juzgarse ni intentar reprimirla. Pasado ese tiempo, es clave cambiar de estado: “cuando pase ese tiempo, muévete físicamente: camina, levántate o cambia de lugar”.
Severino subrayó que no se trata de negar lo que se siente, sino de evitar recrearse indefinidamente en las imágenes y preguntas que solo prolongan el dolor y mantienen en un bucle constante la mente de la persona.
Dejar que la emoción pase por el cuerpo y luego activar el sistema motor ayuda a desenganchar el circuito emocional que estaba retroalimentando el recuerdo: “cuando aparezca el recuerdo, siéntelo sin juzgarte durante noventa segundos”.
El segundo consejo apuntó a las preguntas que nos hacemos tras la ruptura. En lugar de centrarse en “¿por qué no me ama?” o “¿qué hice mal?”, la psicóloga propuso reformular el foco hacia uno mismo: “¿Qué puedo hacer hoy para sentirme mejor conmigo?”. Ese giro transforma un pensamiento circular en una acción concreta de autocuidado.
Según Severino, el proceso de dejar de pensar en alguien rara vez es inmediato, pero estas estrategias permiten que la mente deje de alimentar, día tras día, una historia que ya terminó. No se olvida a la persona de golpe, pero sí se aprende a no seguir sosteniendo una fantasía que duele más que la realidad.

