Nota del editor: La serie Boricuas en la Luna destaca las historias de los puertorriqueños que han extendido las fronteras de la Isla al establecerse por el mundo, cargando con nuestra bandera, cultura y tradiciones.

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A sus 45 años, después de casi dos décadas en Alemania, el puertorriqueño Joel Martínez extraña el mar como desde el primer día que se marchó de la isla.

Tras echar de menos las olas, el viento y el sol vibrante de Puerto Rico está a punto de embarcarse en una travesía que pocos se atreven realizar.

Joel recorrerá tres trayectos de la carrera de vela Clipper Round the World. Una competencia en yates que desafía condiciones climáticas extremas con una larga duración en el mar.

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La decisión no la tomó a la ligera, pero sí con la pasión de alguien que lleva el mar tatuado en el alma.

“Nací en San Juan, pero me críe entre Barranquitas y Aibonito. Estuve allí hasta los nueve años”, contó Martínez a Primera Hora desde Alemania.

Su historia es una vida tejida por el amor, la fe de sus progenitores y la educación.

Su padre José Martínez Villamil fue médico en Barranquitas, pero dejó la medicina para dedicarse al pastorado de una iglesia evangélica. En ese momento, Joel tenía cinco años.

Posteriormente, la vocación de su padre se convirtió en una misión familiar que le llevó -junto a su esposa, Sonia Maldonado y a unos pequeñines Joel y Esli- por el mundo: dos años en Nueva York, y luego más de una década como misioneros en España, en la ciudad de Barcelona.

Joel cursó la escuela intermedia y sus grados de escuela superior en suelo ibérico, pero regresó a la isla para estudiar Biología en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. De allí, viajó a la Universidad de Irvine, California, donde comenzó un doctorado en biología molecular.

Y fue en California donde conoció a su esposa, Christine, una alemana-paraguaya que, al graduarse, consiguió su trabajo soñado en una consultora en su país. Esta es la razón por la que Joel vive en Darmstadt, Alemania.

“Ella consiguió el trabajo ideal, y yo quería cambiar de carrera hacia tecnologías digitales, así que me vine para acá y comencé de cero”.

Reconectar con Puerto Rico

La carrera, en la que deberá completar extensos tramos náuticos que lo llevarán de Uruguay a Sudáfrica, de Sudáfrica a Australia y de China a Washington, no es solo una aventura marítima. Para Joel es una manera de reconectar con una parte de sí mismo que había dejado al margen. Quiere mantener, de algún modo, una conexión con la isla.

“Ser puertorriqueño es combinar el calor humano con la disciplina, la tradición con la apertura cultural. A través de nuestra vida familiar en Alemania, mantenemos vivas las costumbres y enseñamos a nuestros hijos a sentirse orgullosos de su herencia, mientras abrazan la diversidad del mundo que los rodea”, aseguró.

Sus lazos con Puerto Rico se sustentan por una colaboración con una consultora en la isla, así como cuando come schweinshaxe, un codo de cerdo asado, lo más cercano al tradicional lechón asado boricua.

“No tiene el sazón nuestro, pero en cuestión de textura y óptica se parece mucho”, aseguró. Comida boricua como “los tostones y amarillitos que nos encantan” los deleita más a menudo al visitar a sus padres en España.

El lechón asado siempre le recuerda a la Navidad de Puerto Rico. Tradición de celebración que mantiene viva con sus hijos Maximilian (14) y Emily (9).

“Las Navidades se celebran, por supuesto... siempre la Nochebuena. Creo que aparte de Navidades que nos encontramos en familia, no tenemos estas tradiciones puertorriqueñas de los fines de semana juntos, verse y comer juntos. Y eso es porque hemos sido una familia virtual desde ya muchos años”, explica al recordar la dinámica que ha tenido desde que partió del seno familiar aunque sí practica la costumbre con su esposa, hijos y su suegro alemán y su suegra paraguaya.

El mofongo, como es normal con otros puertorriqueños lejos del terruño, es uno de los platos que buscan perpetuar y replicar. Dice lograrlo cocinando en equipo.

“Armar un mofongo o un arroz con gandules con los peques es nuestro plan favorito. Entre cucharadas y salpicones de aceite, van aprendiendo nuestras recetas de siempre”, compartió.

Eso sí, su día no inicia sin un buche de café. “Ese primer sorbo de café fuerte es casi sagrado: nos despierta, nos conecta y nos da el empujón para arrancar el día”.

La crianza en Alemania

Habiendo crecido en diferentes entornos, Joel ha querido promulgar el ambiente de comunidad entre sus vecinos que, como decimos, “es como familia”.

“Aquí animamos a los chicos a saludar, ayudar y compartir con los de al lado. Mi hija sale con sus compis, chancleteando de casa en casa. Esa confianza y cercanía son puro corazón boricua”, admitió.

“Tienen amistades de aquí y allá. A nuestro hijo le encanta su amigo italiano, otro de Camerún y varios de la India. Seleccionamos a la gente por su corazón, no por el color de su piel”, reiteró Joel.

Ya en la casa, se escucha salsa de vez en cuando y sus hijos -quienes hablan español- saben que el éxito “Despacito”, popularizado por Daddy Yankee y Luis Fonsi, “viene de Puerto Rico”.

Lo que Joel no extraña de la isla es el tráfico y sus famosos tapones.

“Yo detesto estar en el carro, detesto conducir”, dijo al agregar que en Alemania utiliza el trasporte púbico, así como bicicletas. Incluso, contó que en Puerto Rico, durante un tiempo que vivió en Levittown se transportaba en bicicleta hacia la Universidad de Puerto Rico en el recinto de Río Piedras.

De hecho, la vida en tren fue instrumental para que se autoenseñara lo básico del idioma alemán y los principios de la programación de iOS y aplicaciones de web. Y es que, para Martínez, el tiempo libre en un transporte no es una oportunidad perdida sino una para continuar aprendiendo.

Su última visita a Puerto Rico fue por razones laborales en el 2022. Pero siempre que puede, saca un tiempo para regresar a disfrutar de las playas y reconectar con sus amigos, aunque recientemente no lo ha hecho porque ahora visita a sus padres en España.

¿Eres o conoces de algún boricua que vive fuera de la isla y quieres contar su historia? Escribe a historiasph@gfrmedia.com.