En medio de un debate público cada vez más polarizado sobre la salud pública, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha emitido un veredicto científico actualizado y contundente.

Tras analizar investigaciones médicas que abarcan más de una década, la entidad sanitaria global ha reafirmado que no existe ningún vínculo entre la inmunización infantil y el desarrollo de trastornos del espectro autista (TEA).

El encargado de realizar esta evaluación fue el Comité Consultivo Mundial sobre Seguridad de las Vacunas (GACVS), que examinó un total de 31 estudios llevados a cabo a lo largo de 15 años. El análisis incluyó datos recopilados desde 2010 hasta agosto de 2025. La conclusión de los expertos busca disipar las dudas persistentes: la evidencia científica disponible descarta una relación de causa y efecto.

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En un comunicado oficial, la organización declaró: “El nuevo análisis de un comité mundial de expertos de la OMS sobre seguridad de las vacunas ha constatado que, sobre la base de las pruebas disponibles, no existe ningún vínculo causal entre las vacunas y los trastornos del espectro autista. La conclusión reafirma la posición de la OMS de que las vacunas infantiles no causan autismo”.

El foco en el aluminio y el tiomersal

La revisión del comité prestó especial atención a dos componentes que históricamente han generado inquietud en ciertos sectores de la población: el aluminio y el tiomersal.

El aluminio se utiliza en algunas fórmulas como adyuvante, un componente diseñado para potenciar la respuesta del sistema inmune, lo que permite utilizar dosis más pequeñas de la vacuna. Por su parte, el tiomersal es un conservante.

Según el reporte del GACVS, la evidencia de alta calidad confirma que “las vacunas, incluidas las que contienen tiomersal o aluminio o ambos, no causan autismo”.

Durante el proceso de revisión, el organismo identificó dos estudios aislados que sugerían una asociación entre las vacunas con adyuvantes de aluminio y el autismo.

No obstante, tras un análisis técnico, se determinó que dichas investigaciones presentaban “limitaciones metodológicas” y un “riesgo crítico de sesgo”, por lo que no se consideraron pruebas válidas frente a la abrumadora cantidad de datos que demuestran la seguridad de estos fármacos.

Las vacunas son seguras

Esta evaluación representa la cuarta revisión mayor sobre la seguridad de las vacunas realizada por la organización, sumándose a los informes completados anteriormente en 2002, 2004 y 2012. En cada instancia, la comunidad científica ha llegado a la misma determinación, respaldando el perfil de seguridad de las inmunizaciones utilizadas tanto en la infancia como durante el embarazo.

El anuncio de la OMS llega en un momento de tensión respecto a las políticas sanitarias en Estados Unidos. Recientemente, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) modificaron el lenguaje de su sitio web bajo la gestión de Robert F. Kennedy Jr., secretario de Salud y Servicios Humanos.

El pasado 19 de noviembre, la página de los CDC cambió su afirmación histórica de que las vacunas no causan autismo por un texto que señala que los estudios científicos “no han descartado la posibilidad” de que contribuyan a su desarrollo.