Desde 2013, las exportaciones no declaradas y no certificadas de cinco especies de tiburones son ilegales pero, entre 2015 y 2021, las aletas de cuatro de ellas seguían “muy presentes” en el mayor mercado mundial de ese producto, en Hong Kong, prueba de que este comercio es “sustancial y sostenido”.

Esta es la principal conclusión de un estudio liderado por la Universidad de Florida (Estados Unidos) que además considera “muy improbable” que los grandes exportadores como España, China y Taiwán, con flotas industriales globales conocidas por capturar estas especies “no estén exportando sus aletas”.

Los detalles del estudio se han publicado en la revista Science Avances.

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El comercio internacional es uno de los principales factores que impulsan la sobreexplotación de los tiburones.

Para protegerles, regular el comercio mundial y promover su recuperación, desde hace más de una década, cinco especies amenazadas -el tiburón martillo festoneado (Sphyrna lewini), el tiburón martillo liso (S. zygaena), el tiburón martillo gigante (S. mokarran), el tiburón oceánico de puntas blancas (Carcharhinus longimanus) y el tiburón marrajo (Lamna nasus)- están incluidas en el Apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES).

Desde entonces, cualquier exportación no certificada y no declarada de estas especies pasó a ser ilegal.

Esta protección logró que entre 2015 y 2021 se notificase un comercio mínimo, pero, según revela el nuevo estudio, durante ese periodo, las aletas de cuatro de estas especies siguieron “omnipresentes” en el mercado de aletas de tiburón más importante del mundo, en Hong Kong.

Para hacer el estudio, Diego Cardeñosa (Universidad de Florida) y su equipo examinaron la evolución del comercio ilegal de aletas de estas cinco especies amenazadas en el mercado de aletas de Hong Kong durante casi una década.

Para ello, estudiaron los recortes de aletas recogidos entre 2014 y 2021 y determinaron que las aletas de cuatro de las cinco especies, excepto el marrajo sardinero, eran notablemente comunes en la muestra.

Mediante un modelo estadístico, determinaron que estas aletas ilegales seguían estando muy presentes en el mercado entre 2015 y 2021 pese a que 73 de los 90 países exportadores de aletas de tiburón (81 %) nunca han notificado ningún comercio de estas especies.

Así pues, los hallazgos del estudio contradecían los registros comerciales mantenidos por la CITES, lo que indicaba una actividad comercial ilegal “desenfrenada”, según los autores.

A continuación, estimaron cuántos países que no informan sobre sus exportaciones de especies probablemente contribuían con aletas de especies amenazadas. Para ello, emplearon el ‘código postal del ADN’ para rastrear las cuatro especies comercializadas hasta sus regiones de origen (incluidas las cercanas a países que no informan).

El estudio concluye que es “muy improbable que los grandes exportadores con flotas industriales globales conocidas por capturar estas especies no estén exportando sus aletas”, y citan como ejemplos a China, España y Taiwán.

Los autores recomiendan imponer medidas más estrictas por parte de los Estados rectores del puerto, aplicar códigos aduaneros a nivel de especie y aumentar la vigilancia del mercado a través del control genético para proporcionar apoyo externo a la CITES.

Dudas sobre la flota española

Para Pedro Pascual, investigador titular en el español Centro Oceanográfico de Canarias (COC-IEO), “el artículo es regular en lo relativo a la metodología, pero malo en relación con las conclusiones. Hace afirmaciones y conclusiones muy a la ligera sin una demostración palpable, sino supuesta, y eso no es serio ni riguroso”, criticó en declaraciones a la plataforma de divulgación SMC España.

Además, para Pascual, quien no ha participado en el estudio, este trabajo “tiene muchas implicaciones y muy dañinas para el sector del palangre, cuya especie objetivo es el pez espada y no los tiburones”.