Río de Janeiro. Las imponentes palmas talipot en un parque de Río de Janeiro están floreciendo por primera y única vez en sus vidas, décadas después de que el célebre arquitecto paisajista brasileño Roberto Burle Marx las introdujera en la década de 1960.

Hacia el final de su vida —que puede abarcar entre 40 y 80 años—, la palma envía una pluma central repleta de millones de pequeñas flores blancas cremosas que se elevan por encima de sus hojas en forma de abanico.

El raro fenómeno, que conecta el pasado con el presente, ha despertado la curiosidad de los transeúntes en Parque Flamengo, quienes se detienen, estiran el cuello para admirarlas y toman fotos.

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Vinicius Vanni, un ingeniero civil de 42 años, incluso esperaba recolectar plántulas y plantarlas.

“Probablemente no las veré florecer, pero estarán ahí para las futuras generaciones”, dijo desde el Parque Flamengo, que se extiende junto a una playa cercana y ofrece una espectacular vista del Pan de Azúcar.

Palmas talipot, originarias de India y Sri Lanka, florecen por primera y única vez en su vida, el martes 2 de diciembre de 2025, en Aterro do Flamengo, Río de Janeiro.
Palmas talipot, originarias de India y Sri Lanka, florecen por primera y única vez en su vida, el martes 2 de diciembre de 2025, en Aterro do Flamengo, Río de Janeiro. (The Associated Press)

Originaria del sur de India y Sri Lanka, la palma talipot puede alcanzar hasta 30 metros de altura y producir alrededor de 25 millones de flores cuando florece, usando la energía acumulada durante décadas.

Si las flores son polinizadas, producen frutos que pueden convertirse en nuevas plántulas.

Además del Parque Flamengo, las palmas talipot también se pueden encontrar en el Jardín Botánico de Río, donde también están floreciendo.

Esto se debe a que fueron traídas juntas desde el sur de Asia, tienen el mismo metabolismo y han estado expuestas al mismo ritmo brasileño de luz diurna, según Aline Saavedra, bióloga de la Universidad Estatal de Río de Janeiro.

Saavedra señaló que las leyes ambientales regulan estrictamente el transporte de especies originarias de otro continente, aunque las palmas talipot no son invasivas debido a su lento desarrollo.

El interés que ha generado este fenómeno es positivo y podría fomentar un sentido de pertenencia para que los seres humanos preserven, en lugar de destruir, el medio ambiente, según Saavedra.

“Esta especie de palma nos invita a reflexionar sobre la temporalidad, porque tiene una esperanza de vida más o menos igual a la de un ser humano”, dijo Saavedra. “Marx también quería transmitir una perspectiva poética”.