Juez ordena cambios en Google por caso de monopolio
La decisión no toca a Chrome ni acuerdos predeterminados.

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San Francisco. Un juez federal ordenó el martes una reorganización del motor de búsqueda de Google en un intento por frenar el poder corrosivo de un monopolio ilegal, al tiempo que rechazó el intento del gobierno de Estados Unidos por desmantelar la empresa e imponer otras restricciones.
La decisión de 226 páginas por parte del juez de distrito Amit Mehta, en Washington, D.C., probablemente tendrá repercusiones en el panorama tecnológico en un momento de grandes cambios en la industria gracias a los avances en inteligencia artificial —incluidos los “motores de respuesta” conversacionales— mientras empresas como ChatGPT y Perplexity intentan desbancar a Google de su posición como la principal puerta de entrada a internet.
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Las innovaciones y la competencia que ha desatado la IA también remodelaron el enfoque del juez hacia las soluciones en un caso antimonopolio que se ha extendido durante casi cinco años después de que el Departamento de Justicia presentó la demanda durante el primer mandato del presidente Donald Trump y se extendió durante la gestión de Joe Biden.
“A diferencia del típico caso en el que el trabajo del tribunal es resolver una disputa basada en hechos históricos, aquí se le pide al tribunal que mire hacia el futuro. No es exactamente el fuerte de un juez”, escribió Mehta.
El juez está tratando de controlar a Google al prohibir algunas de las tácticas que utilizó la empresa para dirigir el tráfico hacia su motor de búsqueda y otros servicios. El fallo también abrirá algunas de las valiosas bases de datos de información confidencial sobre búsquedas que le han proporcionado a Google una ventaja aparentemente insuperable.
Las restricciones impuestas a Google imposibilitarán contratos que otorguen a su motor de búsqueda, la aplicación Gemini AI, Play Store para Android y asistente virtual una posición exclusiva en teléfonos inteligentes, computadoras personales y otros dispositivos.
Sin embargo, Mehta se abstuvo de prohibir los acuerdos multimillonarios que Google ha estado haciendo durante años para asegurar a su motor de búsqueda como el predeterminado en teléfonos inteligentes, computadoras personales y otros dispositivos. Esos acuerdos, que involucran pagos de más de 26,000 millones de dólares anuales, fueron uno de los principales problemas que llevaron al juez a llegar a la conclusión de que el motor de búsqueda de Google era un monopolio ilegal, pero decidió que prohibirlos en el futuro haría más daño que bien.
El juez también rechazó los intentos del Departamento de Justicia de Estados Unidos por obligar a Google a vender su popular navegador Chrome, llegando a la conclusión de que era una medida injustificada que “sería increíblemente complicada y sumamente riesgosa”.
En parte porque permitirá que continúen los acuerdos predeterminados, Mehta le ordenará a Google que dé a sus rivales actuales y potenciales acceso a parte de la “fórmula secreta” de su motor de búsqueda: los datos acumulados de billones de consultas que utilizó para ayudar a mejorar la calidad de sus resultados de búsqueda. Esta es una medida a la que Google también se había opuesto ferozmente, argumentando que era injusta y aumentaría los riesgos para la privacidad y la seguridad de las miles de millones de personas que han planteado preguntas a su motor de búsqueda, a veces profundizando en temas delicados.
La directora antimonopolio del Departamento de Justicia, Gail Slater, elogió la decisión como una “gran victoria para el pueblo estadounidense”, aunque la agencia no obtuvo todo lo que buscaba. “Ahora estamos sopesando nuestras opciones y pensando si el alivio ordenado es suficiente”, escribió Slater en una publicación.
En su propia publicación, Google enmarcó el fallo de Mehta como una reivindicación de su posición de que el caso nunca debió haberse presentado. La decisión “reconoce cuánto ha cambiado la industria con la llegada de la IA, que está dando a las personas muchas más formas de encontrar información”, escribió Lee-Anne Mulholland, vicepresidenta de asuntos regulatorios de Google. “Esto subraya lo que hemos estado diciendo desde que se presentó este caso en 2020: la competencia es intensa y las personas pueden elegir fácilmente los servicios que desean”.
La empresa de Mountain View, California, ya ha prometido apelar los hallazgos del juez en el tema antimonopolio que emitió hace 13 meses y que llevaron al fallo del martes.
“No encuentras a alguien culpable de robar un banco y luego lo condenas a escribir una nota de agradecimiento por el botín”, dijo Nidhi Hegde, directora ejecutiva American Economic Liberties Project.
Los inversores parecieron interpretar el fallo como un golpe relativamente menor para Google, y el precio de las acciones de su empresa matriz, Alphabet Inc., se disparó más del 7% tras el cierre de operaciones. Eso se traduciría en un aumento de casi 200,000 millones de dólares en el valor de mercado de Alphabet si las acciones siguen una trayectoria similar en la sesión regular del miércoles.
Permitir que continúen los acuerdos de búsqueda predeterminados es más que una victoria para Google. También es una victoria para Apple, que recibe más de 20.000 millones de dólares anuales de Google, y otros beneficiarios de los pagos.
En audiencias a principios de este año, Apple advirtió al juez que prohibir los contratos privaría a la empresa de dinero que canaliza hacia su propia investigación en innovación. La compañía también advirtió que la prohibición podría tener la consecuencia no deseada de hacer que Google se vuelva aún más poderoso al embolsarse el dinero que había estado gastando en acuerdos, mientras que la mayoría de los consumidores seguirán acudiendo al motor de búsqueda de Google de todos modos.
Otros, como los propietarios del motor de búsqueda Firefox, afirmaron que perder los contratos con Google amenazaría su supervivencia al privarlos de ingresos esenciales.
Las acciones de Apple subieron un 3% tras el cierre de mercados después de que se conociera el fallo.
Mehta se abstuvo de ordenar la venta de Chrome porque decidió que no había pruebas adecuadas de que el navegador sirviera como un ingrediente esencial en el monopolio de búsqueda de Google, haciendo que una desinversión “no encajara bien en este caso”.