El radiotelescopio del Observatorio de Arecibo quizás pudo haberse salvado del colapso si la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos (NSF, por sus siglas en inglés) hubiera aceptado una serie de propuestas de parte de los administradores de la instalación científica de calibre mundial.

A eso de las 7:55 de la mañana de hoy, un cable que va hacia una de las tres torres que sostenían la plataforma –compuesta por el brazo de azimuto que soportaba el domo– falló y causó que la estructura colapsara catastróficamente.

“Había una serie de opciones que en su tiempo pudieron haber sido ejecutadas si la decisión se hubiese tomado lo suficientemente rápido. El problema es que mientras va pasando el tiempo continúa la degradación natural de los elementos y llega el momento en que sí se volvió riesgo de seguridad”, manifestó el director del Observatorio de Arecibo, Francisco Córdoba, en conferencia de prensa.

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Según explicó, entre esas opciones que le presentaron a la NSF se encontraba soltar la tensión de los cables traseros y que iba a permitir que las torres se movieran unas 18 pulgadas hacia adentro y reduciría de una cuatro a un cinco por ciento la carga que iba a los cables principales.

“Había otras opciones, utilizando equipo de helicóptero para, por ejemplo, soltar los contrapesos, que había 46 mil libras de contrapeso en una parte del azimuto, que podía ser soltadas para bajarle el peso a la plataforma, soltarle de 3 a 4% de la carga que va a esos cables. Dos de los cables que habían fallado, cada cable pesa 20 mil libras, si cortas esos dos cables soltaste 40 mil libras del peso de la plataforma”, detalló.

No obstante, la NSF no acetó las propuestas y el pasado 19 de noviembre informó que el telescopio sería demolido por, precisamente, riesgo de colapso tras revisar las evaluaciones de ingeniería que detectaron que el daño no se podía estabilizar sin riesgo para los trabajadores de la construcción y el personal de la instalación.

“El presupuesto realmente no era el problema. La NSF dijo que no podía haber ningún riesgo al personal que estuviere ejecutando la reparación. En arroz y habichuelas: si se te explota una goma en la autopista, bajarte del carro a cambiar la goma es un riesgo. Tienes que decidir si vas a bajarte a arreglar la goma o si vas a botar el carro. Ellos decidieron que no querían reparar la goma, no querían tomar ese riesgo. Esa fue su decisión, ellos son los dueños de las facilidades”, apuntó Córdoba.

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No obstante, director de la facilidad científica se mostró confiado en que el radiotelescopio pueda ser reconstruido en un futuro.

“Siempre hay posibilidades para que las cosas vuelvan a ser reconstruidas. Me encantaría que buscáramos la manera de reconstruirlo. A través de los últimos dos años nosotros hemos generado más de $60 millones en subvenciones de investigación, algo que no había sucedido en los últimos 15 años. Tenemos más de $10 millones en equipo que se estaban fabricando para aumentar las capacidades del telescopio. No hemos dejado de trabajar y vamos a continuar trabajando para buscar la manera de reestablecer una capacidad similar o crear una capacidad superior”, anheló el administrador.

¿Y el dinero asignado tras el huracán María?

Por otro lado, Córdoba detalló qué sucedió con los $14.3 millones que le fueron asignados al Observatorio de Arecibo luego del huracán María.

“En el 2018, de ese dinero, a nosotros nos dieron dos millones de dólares los cuales se utilizaron inmediatamente para hacer reparaciones a la facilidad y prepararse para futuras temporadas de huracanes”, dijo.

Posteriormente, crearon una propuesta completa para los restantes $12.3 millones y el año pasado les fue aprodado su uso.

“De esos $12.3 solo se han desembolsado dos millones de dólares que se están utilizando para la planificación de esa ejecución, para hacer diseños, cotizaciones, hablar con contratistas y suplidores, compra masa de generadores. El restante, los $10.3 millones, los tiene la NSF todavía y ellos no nos lo han desembolsado a nosotros”, reveló.

Dentro del dinero que tenía la NSF había un proyecto de $2.8 millones para cambiarle un cable a una de las torres, específicamente la número 8. Las torres que soportaban la plataforma se identificaban con las manecillas del reloj como 12, 4 y 8.

“Ese cable no había fallado hasta el día de hoy que colapso completo. Los otros [cables] no se arreglarían porque el único cable que estaba dañado era ese”, indicó Córdoba, quien apuntó que se encontraban en proceso de reclutar al contratista para ejecutar ese proyecto, cuando empezó a serie de eventos que terminaron en el colapso.

¿Qué ocurrió?

Todo comenzó el pasado mes de agosto cuando uno de los cables de soporte de la torre 4 se desprendió. Múltiples evaluaciones de compañías de ingeniería independientes encontraran que la estructura del telescopio estaba en “peligro de sufrir una falla catastrófica” y que sus cables ya no eran capaces de soportar las cargas para las que fueron diseñados.

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Los equipos de ingeniería habían diseñado y estaban listos para implementar la estabilización estructural de emergencia del sistema de cables auxiliares. Mientras el observatorio estaba haciendo arreglos para la entrega de dos cables auxiliares de reemplazo, así como dos cables temporales, un cable principal se rompió en la misma torre el pasado 6 de noviembre.

Basado en las tensiones en el segundo cable roto, que debería haber estado dentro de su capacidad de funcionar sin romperse: los ingenieros concluyeron que los cables restantes probablemente sean más débiles de lo proyectado originalmente.

Pero esta mañana, un ruido “grande” alertó que la plataforma del radiotelescopio del Observatorio de Arecibo se había desprendido de una de las torres que lo sostenía. Solo bastaron 30 segundos para que colapsara, describió el gerente de Operaciones, Ángel Vázquez, quien lleva 43 años trabajando el Observatorio y se encontraba realizando labores para sacar instrumentos “importantes” de la Sala de Control.

“Se escuchó un ruido grande afuera de la Sala de Control. Cuando miramos afuera, entonces se vio que de las tres torres se empezó a caer la plataforma lentamente. El azimuto, que es el brazo que hay debajo del triángulo, eso de desprendió del triángulo, se cayó un poquito fuera del centro del plato y el resto de la plataforma, en 30 segundos, ya se desprendió encima del plato al lado norte”, relató Vázquez.

Según explicó, el domo de la plataforma –de unas 900 toneladas y 305 metros, que se asemeja a un “edificio de cuatro pisos”, cayó desde una altura aproximada de 450 a 500 pies.

“Cuando cayó, no quedó nada del domo. Eso no tiene arreglo. El plato sí se salvó un poquito. El plato sí se puede arreglar. No fue que cayó y se dañó todo el plato. Se cayó en un lado”, destacó el gerente de Operaciones.

La parte superior de las torres también colapsaron. Además, al menos dos edificios recibieron impactos tras la caída de la plataforma. Nadie sufrió daños.

“Las demás facilidades parecen no haber sufrido daños significativos y esos equipos científicos permanecen operacionales”, manifestó Córdoba.

¿Cuáles son los próximos pasos?

El Observatorio de Arecibo ha servido durante 57 años como un recurso de clase mundial para la investigación de radioastronomía, planetarios, sistemas solares y geoespacios. El lugar llegó a ser pieza clave para descubrimiento y premios Nobel.

En estos momentos, la administración se encuentra realizando un análisis estructural completo de las instalaciones para saber, junto a un grupo de ingeniería forense, por qué finalmente cayó la plataforma. Así como el intento de estabilizar las estructuras.

“Además, asegurarnos que no haya ningún impacto ambiental negativo de algún aceite que estuviera en el domo que quizás hubiera podido caer. Tenemos compañía de ingeniería ambiental ya aquí que van a estar accesando a la facilidad tan pronto sea seguro”, explicó el director.

Entre los contaminantes que pudieran afectar el área se encuentran bloques de plomo y aceites que pudieran haber dentro de los transmisores u otros equipos que se encontraban en el domo.

Posteriormente, se pasará a la etapa de remoción de escombros, para la cual aún no tienen una cotización.

“Todas esas otras capacidades se mantienen operando igual que han estado operando en los últimos meses. Lo único que no está operando es el telescopio de 305 metros, el resto de las capacidades se mantienen y siguen operando”, aseguró Córdoba.

“Estamos bien tristes”

Por otro lado, Carlos Padín, de la Universidad Ana G. Méndez, uno de los administradores del Observatorio, lamentó el colapso del radiotelescopio.

“Estamos bien tristes con esta noticia, pero es un evento que sabemos que no se puede controlar. El componente de educación ya lo estamos haciendo cien por ciento virtual”, dijo.

Por su parte, Vázquez se mostró acongojado por la pérdida para la comunidad científica internacional.

“Sabíamos que iba a pasar, pero no es lo mismo llamarlo que verlo venir. Cuando vimos eso fue una gran tristeza ver ese telescopio cayendo frente a nuestros ojos”, lamentó.

Además, resaltó sus vivencias en la institución científica y con los expertos internacionales con los que tuvo la oportunidad de laborar.

“He pasado toda mi vida aquí en el Observatorio de Arecibo, gran parte de mi vida aquí. He trabajado 43 años aquí y he colaborado con muchos científicos, muchos proyectos importantísimos tales como el que ganó el Premio Nobel, fui parte de ese estudio. Agraciadamente también se descubrió un asteroide y el científico lo nombro a nombre mío: 21500 Vázquez. Son cosas así personales, logros. Para el mundo de la ciencia fue grandioso no había otro como el Observatorio de Arecibo”, aseguró.