El director general de Tesla Elon Musk será el próximo propietario de Twitter tras comprometer unos 44,000 millones de dólares para comprar la plataforma social y sacarla de cotización. Si eso ocurre, su siguiente tarea será planear cómo cumplir sus promesas de desarrollar nuevas funciones, abrir el algoritmo de Twitter al escrutinio público y derrotar a los “spambots” del servicio que se hacen pasar por usuarios reales.

También tendrá que conseguir que la empresa empiece a “autenticar a todos los humanos”, como lo describió en un comunicado citado en la nota de prensa del lunes que anunció la adquisición. Todavía no está claro qué quiere decir exactamente Musk con esa frase.

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También está la cuestión de si la tecnología permite poner en práctica sus ideas y cómo sabremos si los cambios beneficiarán a los usuarios o servirán a otro propósito.

Expertos que han estudiado la moderación de contenido e investigado Twitter durante años han expresado sus dudas sobre que Musk sepa exactamente dónde se está metiendo.

Después de todo, en los últimos años han aparecido varias plataformas centradas en la “libertad de expresión” y que aspiraban a ser el contrapeso de Twitter. La mayoría fueron creadas por conservadores descontentos con las campañas de la firma contra el odio, el acoso y la desinformación.

Muchos de esos servicios han tenido problemas para gestionar el contenido tóxico y al menos uno fue abandonado por sus propios proveedores de tecnología como protesta.

“Esta maniobra muestra lo eficaces que han sido (las funciones de moderación) para molestar a los poderosos”, dijo Kirsten Martin, profesora de ética tecnológica en la Universidad de Notre Dame. “Me preocuparía cómo cambiaría esto los valores de Twitter”.

El hecho de que no aparecieran otros compradores de forma pública antes del acuerdo de Musk era un indicio de que otros posibles postores podrían ver difícil mejorar Twitter, señaló el analista de Third Bridge Scott Kessler.

“Esta plataforma es en gran parte la misma que hemos tenido durante la última década o así”, dijo Kessler. “Ha habido mucha gente inteligente tratando de determinar qué hacer, y han tenido problemas. Probablemente va a ser difícil hacer muchos avances”.

Musk recibió un cierto elogio, aunque poco concreto, de una fuente inesperada: el cofundado y exdirector general de Twitter Jack Dorsey, que elogió la decisión de Musk de “sacar (a Twitter) de Wall Street” y tuiteó que confía en la misión de Musk de “ampliar la luz de la conciencia”, una referencia a la idea de Dorsey de que “Twitter es lo más cercano que tenemos a una conciencia global”.

Pero otras personas familiarizadas con Twitter dicen que siguen consternadas por que la oferta de adquisición de Musk haya tenido éxito.

“Básicamente, Twitter va a dejar que un hombre infantil controle su plataforma”, dijo Leslie Miley, exempleado de Twitter que también ha trabajado para Google y Apple. Miley, que era el único ingeniero negro en una posición de responsabilidad en Twitter cuando dejó la firma en 2015, fue uno de los que expresó dudas sobre que Musk sea consciente de las complejidades de la plataforma.

“No estoy seguro de que Elon sepa lo que está comprando”, dijo Miley. “Puede que descubra que tener Twitter es muy diferente de querer Twitter”.

Muchos usuarios temen que la estrategia más laxa en moderación de contenido que plantea Musk haga que la plataforma se convierta aún más en refugio de la desinformación, el discurso de odio y el acoso, algo que en los últimos años ha combatido con esfuerzo. Los analistas de Wall Street también señalan que si va demasiado lejos, podría ahuyentar a los anunciantes.

Las acciones de Twitter Inc. subieron más de un 5% el lunes a 51,70 dólares por acción. Musk anunció el 14 de abril una oferta para comprar la empresa por 54,20 dólares la acción. Aunque la cotización ha subido mucho desde que hizo su oferta, sigue muy por debajo del máximo de 77 dólares por acción que alcanzó en febrero de 2021.

Musk se ha descrito como un “absolutista de la libertad de expresión”, pero también es conocido por bloquear o denigrar a otros tuiteros que le cuestionan o discrepan con él.

En las últimas semanas, ha propuesto relajar las restricciones de contenido de Twitter, como las normas que suspendieron la cuenta del expresidente Donald Trump, y librar a la plataforma de las cuentas falsas automatizadas, así como reducir el peso de la publicidad como fuente de ingreso. El ejecutivo cree que puede aumentas los ingresos con suscripciones que ofrezcan a los usuarios de pago una experiencia mejor, lo que podría incluir una versión sin publicidad.

Cuando se le preguntó hace poco en una entrevista de TED si su concepto de libertad de expresión tenía algún límite, Musk dijo que Twitter cumpliría las leyes nacionales que restringen la expresión en cada país. Más allá de eso, dijo, sería “muy reacio” a borrar entradas o vetar de forma permanente a los usuarios que incumplan las normas de la firma.

No será perfecto, añadió Musk, “pero creo que queremos tener de verdad la percepción y la realidad de que el discurso es tan libre como sea razonablemente posible”.

Después de que se anunciara el acuerdo, la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color (NAACP por sus iniciales en inglés) publicó un comunicado instando a Musk a no permitir que Trump, el 45 presidente de Estados Unidos, vuelva a la plataforma.

“No permita que 45 vuelva a la plataforma”, dijo la organización de derechos civiles en un comunicado. “No permita que Twitter se convierta en un caldo de cultivo para el discurso de odio o las falsedades que socavan nuestra democracia”.

Como candidato y presidente, Trump convirtió Twitter en un potente megáfono para hablar directamente al público, a menudo empleando un vocabulario provocador y divisivo sobre asuntos controvertidos. Fue expulsado de forma permanente del servicio los días posteriores al asalto del 6 de enero al Capitolio.

“Si Musk despide o expulsa al equipo en Twitter que está comprometido con mantenerlo limpio y hacer que esté menos lleno de odio, tendrá un descenso inmediato en la actividad de usuarios”, dijo Siva Vaidhyanathan, profesor en la Universidad de Virginia. “Creo que va a descubrir bastante rápido que invitar de vuelta a los intolerantes es malo para el negocio”.

Algunos usuarios dijeron el lunes que tenían previsto abandonar la plataforma si Musk tomaba el timón. Él respondió en Twitter que “espero que mis peores críticos sigan en Twitter, porque eso es lo que significa la libertad de expresión”.

Aunque los 200 millones de usuarios de Twitter están bastante por debajo de plataformas rivales como Facebook y TikTok, el servicio es popular entre famosos, líderes mundiales, periodistas e intelectuales. El propio Musk es un prolífico tuitero con un seguimiento a la altura de estrellas del pop.