“El abuso se acabó”, sentenciaron los manifestantes de la multitudinaria “marcha del pueblo” en un emplazamiento ciudadano leído desde la tarima, ubicada frente al estadio Hiram Bithorn, en San Juan. El manifiesto fue leído pasado el mediodía luego que culminó la gigantesca caminata que abarrotó los dos lados de un tramo del Expreso Las Américas, así como la Avenida Roosevelt, en las inmediaciones del estadio Hiram Bithorn y el centro comercial Plaza Las Américas.

Ante un público, que desafió primero un sol candente y luego, las fuertes lluvias, personas cotidianas de la sociedad civil ofrecieron emotivos testimonios desde la improvisada tarima que quedó pequeña para la cantidad de gente que por ella desfiló.

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“Escúchenos bien, al próximo o la próxima que ocupe el puesto de gobernador, lo estamos velando. Exigimos transparencia y rectitud”, prosiguió la actriz, quien estaba acompañada por jóvenes actores, algunos de Teatro Breve y de otros colectivos teatrales.

Uno de los momentos de mayor emotividad se registró cuando se decretó un minuto de silencio por los muertos del huracán María, que también fueron blanco de mofa en el develado chat entre Rosselló y miembros de su equipo de trabajo.

El emplazamiento fue dirigido no solo al gobernador sino a la Legislatura y al Departamento de Justicia. “¿Qué más evidencia necesitan? Este gobernador no cesa de castigarnos con sus decisiones egoístas. ¿Cómo se atreve a mofarse y hacer chistes de nuestros muertos? ¿Cómo se atreve a repartirse contratos con el dinero que debieron usar para resolver los problemas de nuestra gente”, dijo Soler para agregar que el chat “fue la gota que colmó la copa” para que el pueblo se haya tirado a la calle. 

Los actores destacaron que las demandas principales de la marcha del Pueblo son: transparencia en toda gestión oficial, cero tolerancia "de verdad" a la corrupción y que se cancelen de inmediato los contratos de publicidad y relaciones públicas en el gobierno.

Miles de personas abarrotaron la autopista PR-18 y sus alrededores para reclamar la renuncia del gobernador Ricardo Rosselló.

Igualmente reclamaron los manifestantes que se detengan los recortes presupuestarios en la Universidad de Puerto Rico.

Otras exigencias lo fueron el que se detenga el cierre de escuelas, se establezca un currículo con perspectiva de género, se declare estado de emergencia con la violencia de género y que  cese el discrimen contra la comunidad LGBTTQI. 

También demandaron el cese inmediato de la quema de carbón y que se remuevan las cenizas tóxicas depositadas en distintos puntos de la isla. Además, reclamaron la defensa de recursos naturales y medidas de mitigación contra el cambio climático, así como, medidas de acción para resolver el problema de transportación a las islas municipio de Vieques y Culebra y que se atienda con responsabilidad y amor a nuestros niños y adultos mayores.

“Como trans estoy muy orgulloso, pero hemos tenido que luchar por la validación de nuestros derechos. No hay tregua”, expresó Kevin John Santiago, quien dijo haber sido víctima de las terapias de conversión y criticó el proyecto de La Fortaleza que dejaba la puerta abierta a que consejeros religiosos practicaran estas terapias.

“El gobierno utiliza las siglas de la comunidad LGBTTQI, pero es mentira porque quien se burla de la comunidad en un mensaje oculto no es verdadero”, exclamó otra integrante de la comunidad transexual, Ivana Fret.

También hicieron expresiones integrantes del Colectivo Feminista, dos parteras, un pescador, una portavoz de padres y madres de niños con necesidades de educación especial, una doctora en medicina y un estudiante de escuela superior.

“Hemos sufrido el daño colateral con el cierre de escuelas”, expresó Jovani Valentín.

Los miles de manifestantes comenzaron a congregarse desde las primeras horas de la mañana en los predios del Hiram Bithorn y en diversas avenidas de Hato Rey. Cuando la marcha arrancó poco después de las 10:00 de la mañana el gentío, como un río crecido, fluía sin parar a lo largo de la avenida Roosevelt hasta treparse en el expreso, donde la multitud convergía con otros grupos que se unían a la manifestación de distintos puntos.

No hubo cifras oficiales de asistencia, pero algunos periodistas y el ambientalista, Juan Camacho coincidieron en que la marcha había sido más concurrida que la que se celebró en los mismos predios en el 2000 en reclamo de la salida de la Marina de Guerra de Vieques.

Muchos de los manifestantes portaban monoestrelladas y se dieron cita desde pueblos distantes de la isla como Buzo Rosado, quien llegó desde Cabo Rojo con su esposa y una nieta. “Salimos a la una de la madrugada. Soy estadista y voté por Rosselló, pero hay que sacarlo”, expresó Rosado desde una silla de ruedas.

Doña Mildred Luciano, retirada y residente de Toa Baja, también llegó a la manifestación apoyada por un andador, aquejada de una rodilla. “Toda mi familia está aquí”, exclamó Luciano.

“Somo el futuro del país, somos la nueva generación y queremos un cambio”, aseveró por su parte, Sabián García, un joven de 23 años, residente de Hatillo.