Desde que tenía seis años, el senador Henry Neumann comenzó a encaminar a su hijo Günther en el baloncesto.

“Nosotros practicamos todos los días. O sea, antes de que yo me vaya a trabajar o que él vaya a la escuela, o después que yo termine mi trabajo y él termine su escuela. Los días que él no tiene practica con sus equipos, él practica conmigo todos los días en cancha”, explicó.

Lo hizo como parte de la enseñanza que, como padre, quería transmitirle. Para acercarse a él y convertirse en su amigo, su “compañero inseparable”.

Por ello, cuando su hijo recibió la oportunidad de dirigirse en este deporte de manera más professional, y en la misma escuela que en su juventud tuvo la oportunidad de estar como interno, la Delbarton School, en Morristown, Nueva Jersey, no titubeó en aceptar que le llegó la hora de retirarse para comenzar a encaminar a su hijo, de 14 años y unos seis pies de estatura, en esas experiencias de vida que lo llevarán a alcanzar las metas que ya se ha trazado para su adultez.

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Ese retiro le llegó a Neumann a los 71 años y cuando se encuentra en la mitad del cuatrienio de su segundo término como senador del distrito de San Juan.

“Me apasiona lo que hago en el servicio público. Ser senador ha sido el logro más significativo de mi carrera profesional. Sin embargo, mi responsabilidad primaria es mi hijo y le ha surgido una oportunidad que no le podemos dar la espalda. Y, al tener 14 años nada más, pues es imprescindible para él y su desarrollo de que tenga el respaldo de su padre y su madre (Luisa Del Río), en todo momento. Ya más adelante, pues puede tener más independencia. Pero, es una etapa muy importante de desarrollo para él, de crecimiento, y tenemos que estar ahí. También, de parte mía, yo no me la quiero perder”, se sinceró.

La familia se mudará de inmediato a Nueva Jersey, donde ubica la academia en la que estudiará el joven y en la que el senador hizo un internado en su juventud.
La familia se mudará de inmediato a Nueva Jersey, donde ubica la academia en la que estudiará el joven y en la que el senador hizo un internado en su juventud. (VANESSA SERRA DIAZ)

En su larga trayectoria, Neumann también fue jugador de baloncesto, trabajó como abogado, fue comerciante por 35 años, dirigió por ocho años la liga del Baloncesto Superior Nacional para la década del 2000, fue apoderado del equipo de Los Brujos de Guayama, así como secretario del Departamento de Recreación y Deportes bajo la administración de Luis Fortuño.

“Ya yo he hecho bastante”, soltó el legislador, durante una entrevista con Primera Hora en una de las 43 canchas de baloncesto que ha remozado en las comunidades de San Juan, la de la escuela doctor Facundo Bueso, en Villa Palmeras, Santurce.

Sus últimas funciones como senador serán este próximo jueves. De inmediato, se moverá al apartamento que ya alquiló cerca de la escuela católica en la que su hijo entrenará como baloncelista.

“Un buen padre”

Günther, quien tiene en miras convertirse en periodista deportivo y, en algún momento, incursionar en la política local, internaliza este paso dado por el senador como la mejor muestra de que es “un buen padre”.

El gesto, según contó, “significa todo para mí, ya que mi papá y mi mamá han estado ayudándome por toda mi carrera baloncestista y académica. Y, de verdad, estoy eternamente agradecido que mi papá deje su puesto como senador para acompañarme en mi próximo capítulo, ya que hemos estado practicando, trabajando desde que empecé a jugar baloncesto, por esta oportunidad”.

El adolescente dijo reconocer que no todos los padres tienen la oportunidad de abandonar su trabajo para promover el futuro de sus hijos. Por tal razón, se expresó agradecido porque el senador sanjuanero hizo “el mayor sacrificio” por él. Prometió que lo hará sentir orgulloso y que se esforzará por lograr conseguir una beca universitaria, así como convertirse en un jugador de baloncesto profesional en la NBA (National Basketball Association) o en cualquier otro equipo internacional.

Günther se emocionó y sus lágrimas escaparon cuando conversó sobre lo afortunado que se siente de ser apoyado por sus padres. Neumann lo compensó con múltiples abrazos y besos durante la partida de baloncesto que ofrecieron y como demostrativo de la complicidad que han desarrollado.

La oportunidad del adolescente de marcharse de la Isla le llegó en verano del pasado año, cuando sus padres lo enviaron a un campamento de baloncesto. Allí fue identificado por el entrenador de Delbarton School, quien lo seleccionó como el único que recibiría la beca de baloncesto en este año.

Günther, quien en la actualidad realiza análisis deportivos a través de Instagram, también recibió el llamado de tres escuelas en Carolina del Sur. Sin embargo, optaron por la institución en la que su padre ya había realizado un internado a inicios de la década de los años 70, previo de haber estudiado historia en la Universidad de Georgetown.

Justifica tener que marcharse

¿No le lastima el hecho de que hay que salir de la Isla para progresar, para ver que su hijo tenga futuro?, se le preguntó a Neumann.

Neumann no dudó en tomar la decisión que visualiza ayudará a su hijo en conseguir sus metas futuras.
Neumann no dudó en tomar la decisión que visualiza ayudará a su hijo en conseguir sus metas futuras. (VANESSA SERRA DIAZ)

Respondió que “en el caso de mi hijo, mi hijo tiene el sueño de jugar en el próximo nivel de baloncesto y aquí en Puerto Rico se le hace más difícil ser visto por la persona que puede hacer que él pueda lograr ese sueño. Al él aprovechar esta oportunidad que va a tener allá, donde están las universidades, donde los ‘coaches’ de las universidades van a estar pendiente, de la misma manera que lo acaban de reclutar, a él se le va a hacer mucho más fácil. No es el irse o quedarse. Es que en términos de lo que él quiere conseguir para su vida y, él está completamente enfocado en eso, el estar allá lo pone en una posición más próxima a las personas que pueden ayudarlo a lograr su sueño”.

Al emprender esta nueva etapa, Neumann no dejará de ayudar a su hijo a convertirse en un mejor baloncelista con sus entrenamientos diarios. Sin embargo, dijo que enviará su resumé a dos universidades cercanas a la escuela para dar clases de historia. Contó que ya en la Isla ha tenido esta experiencia.

“Deseo seguir activo, pues también voy a estar auscultando la posibilidad de dar clases en alguna de las universidades que está en el área”, reveló.

Su esposa, entretanto, permanecerá viajando o atendiendo su negocio de venta de artículos de belleza de manera remota.

Con dolor en el alma

En el resumen de rendir cuentas, Neumann, quien es padre de otros dos hijos, aceptó que se siente tranquilo consigo mismo.

“Yo me siento muy tranquilo, porque mi responsabilidad principal es mi hijo. Yo estoy conforme con lo que he trabajado, con lo que he logrado aquí en Puerto Rico. Ha sido una carrera larga en términos de servicio público. Antes de eso tuve una carrera larga en el comercio, en mi profesión de la abogacía. Así que llegó el momento en que dedique mi tiempo y pueda echar a mi hijo hacia adelante”, relató.

Entre sus logros, mencionó haber dado paso a la unificación de las agencias de seguridad bajo el Departamento de Seguridad Pública, así como promover un cambio “radical” en el Instituto de Ciencias Forenses.

“Ese ha sido el área donde mayormente me he concentrado, en los asuntos relacionado con la seguridad pública, y estoy conforme con el trabajo que se ha llevado a cabo”, sentenció.

Se va, sin embargo, “con ese dolor en mi alma de que por más que tratamos, por más que buscamos fórmulas, por más que radiqué proyectos que creaban nuevos dineros que iban a conducir a que el policía se retirara, en vez de que con 41% de su salario, se retirara con un 55% (no se logró)… todos fueron rechazados por la Junta de Control Fiscal. Ese es mi mayor pesar, de que en el tiempo que estuve en el Senado, yo no pude lograr un retiro digno para la Policía de Puerto Rico”.

Por el distrito de San Juan, solo reclamó al alcalde Miguel Romero que le dé más urgencia a remozar los parques. Señaló, a modo de ejemplo, que rescatar el parque Sixto Escobar puede ayudar a sacar a muchos jóvenes de la calle.

“Yo le doy las gracias a todas las personas que me han apoyado a través de los años, las personas que han trabajado conmigo en cada uno de los puestos. Uno no puede lograr las cosas solo. Uno necesita un ejército de gente comprometida. Y yo estoy extremadamente agradecido por la gente que me respaldó en San Juan, Guaynabo y Aguas Buenas, y también por los compañeros de trabajo que, de una forma tan leal y dedicada, pues, dieron de su tiempo para poder lograr todo lo que hemos hecho”, concluyó.