El médico residente que, aparentemente, tuvo un trato hostil, insensible y poco empático hacia familiares de una mujer que fue ingresada en estado de gestación con una enfermedad severa de COVID-19 hace 45 días al Hospital Universitario de Centro Médico, en Río Piedras, fue removido de la unidad de cuidado intensivo donde se encuentra la paciente, al tiempo que la institución inició una investigación de los hechos.

Esteban Carrasquillo, la pareja de Tamara Alvez Rodríguez, una joven madre a la que hubo que hacerle una cesárea de emergencia el pasado 20 de agosto, cinco días después de haber llegado al hospital con fiebre, dificultad respiratoria y un dolor “insoportable” en su espalda (pulmones) tras contraer el virus, sostuvo a Primera Hora que el galeno involucrado en el incidente ya no está asignado al área donde atienden a la paciente. El médico en entrenamiento es de apellido Feliciano.

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“Hoy todo fue un éxito. El médico no está en ese piso. Lo sacaron por completo. Hoy se presentó una doctora nueva, madre de niños, entendiendo la situación. No nos habló mucho de Tamara porque está leyendo todo su expediente primero para poder darnos un mejor servicio. Pero fue muy amable y estuvo bien pendiente a Tamara”, expresó Carrasquillo.

De otra parte, Wilmelis Márzquez, portavoz de prensa de la Administración de Servicios Médicos de Puerto Rico (ASEM), confirmó la reunión que hubo ayer entre familiares de la paciente y médicos de la institución hospitalaria.

“Se activó el protocolo para estos casos que incluye el programa de Calidad de Servicios y con relación a la persona que hizo los comentarios, ese médico se está investigando. Todo esto se lleva a cabo en ánimo de que podamos recalcar la empatía que debe tener la clase médica con los pacientes”, acotó Márquez.

Mientras, Carrasquillo indicó que mañana tendrá comunicación con la oficina del Procurador del Paciente a fin de recibir orientación para radicar una querella contra el galeno.

“Independientemente, queremos hacer una querella porque estuvo mal de su parte”, expresó el hombre.

Según denunció la familia de Tamara a través de Primera Hora, luego de 44 días de un excelente servicio por parte de los médicos residentes y supervisores del área de intensivo del hospital, el pasado lunes la historia cambió radicalmente cuando un nuevo equipo médico entró en funciones.

“En todo este tiempo estuvimos bien informados por los médicos. El doctor Santiago, que era supervisor, y otros dos médicos de apellido Soto nos trataron muy bien y nos explicaban todo lo que pasaba con ella que, dentro de su condición crítica, estuvo estable en los últimos días. Sin embargo, estos médicos, que repito eran excelentes y respetuosos y hasta uno de ellos me dio un abrazo el viernes, nos explicaron que ya ellos no estarían con Tamara porque el grupo de médicos residentes rota y venía uno nuevo. Este nuevo proceso empezó el lunes y ahí también empezó nuestra pesadilla”, dijo Carrasquillo sobre el proceso de su compañera a quien le tuvieron que hacer una césarea de emergencia el 20 de agosto. Afortunadamente la bebé se encuentra en buen estado de salud.

Narró que la incomodidad comienza durante la visita el pasado lunes, cuando el médico a cargo de Tamara en el área de intensivo los recibió a él y a su suegra con un planteamiento inesperado.

“Él (médico) llega al cuarto e intenta cuestionarme diciéndome que qué pienso sobre Tamara. Y yo le explico que estoy claro por lo que me han dicho los médicos que ella está en una situación crítica por las secuelas del COVID, pero que está estable. De hecho, le dije que lo último que me habían dicho los médicos era que Tamara había orinado 300ml el sábado y 500ml el domingo y eso era un gran logro porque ella está recibiendo diálisis debido a su condición. Entonces, él me dice: ‘yo te voy a decir que ella está bien malita. Se puede ir ahora mismo, mañana, pasado mañana... ese ventilador está completo’. Después me dice: ‘mi cuñada pasó por lo mismo, perdió su bebé y estaba conectada y la familia decidió desconectarla para que descansara en paz’. El doctor me dijo que me recomendaba que hiciera lo mismo para que la deje descansar en paz y que no la lastime más. Que nos reunamos como familia y tomemos la decisión. Y todo esto en un tono que no era el adecuado y mezclando su situación personal con lo laboral”, denunció Carrasquillo al asegurar que las declaraciones, de índole confidencial, se hicieron frente a familiares de otros pacientes, personal de mantenimiento y profesionales de enfermería.

Alegó que los testigos de lo que ocurrió no salían de su asombro ante lo que escuchaban, al tiempo que él y la mamá de Tamara se mostraron afectados emocionalmente.

“Después me dijo que lo único que salvaba a mi esposa es un trasplante de pulmón y me dijo: ‘y te digo la verdad, esos trasplantes no se hacen en Puerto Rico... ustedes tienen que tomar una decisión’”, instándolo nuevamente a que abandonara cualquier esperanza de recuperación de la paciente.

“Pero es el tono en el que lo dijo, con molestia y poca empatía... además, hasta con poca ética”, denunció.

“Pero eso no queda ahí... a Tamara le terminaron de dar la diálisis y empezaron a sonar las máquinas. Las enfermeras preocupadas fueron a buscarlo al área donde ellos cogen el ‘lunch’ y la respuesta de él fue: ‘no me digas que es en la camilla ocho (la de Tamara) y hizo así (hace gesto de un suspiro proveniente de cansancio). Entonces se paró cuando quiso y empezó a caminar bien lento, lo más lento que podía, y le dijo a la enfermera: ‘mira cómo corro’. Eso es una burla y nos incomodó. Yo empecé a orarle a Dios para que me diera paciencia y no me permitiera hacer cualquier locura, pero la verdad es que no fue fácil bregar con este médico tan insensible y tan falta de humanidad”, acotó.