Las vistas en torno al PS 184 que busca prohibir que entidades y profesionales de la salud licenciados por el estado practiquen las llamadas terapias de conversión o reparativas sobre menores continuaron hoy en el Capitolio con más testimonios y ponencias de personas y profesionales, mayormente a favor del proyecto.

La vista comenzó con una advertencia del senador independiente José Vargas Vidot, uno de los autores de la medida y presidente de la Comisión de Iniciativas Comunitarias, Salud Mental y Adicción, sobre las normas que rigen el proceso para impedir interrupciones innecesarias, así como exabruptos ya sea a favor o en contra.

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Asimismo, Vargas Vidot repasó los conceptos de tortura y castigo, y recordó que el propósito de la medida va dirigido a menores y no a adultos, por lo que cualquier idea relacionada a adultos se desvía del tema y no debe traerse a esta discusión.

“Agradecería que no convirtieran esta conversación, ni de un lado ni del otro, en una cruzada, y lo desvíen del tema fundamental, que es nuestros niños”, suplicó el senador Vargas Vidot, agregando que todas las sugerencias de enmiendas serían escuchadas y evaluadas con el debido rigor.

En el primer panel estuvieron representantes de Amnistía Internacional (AI), la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU) y un sobreviviente que relató su traumática experiencia con la terapia de conversión a que fue sometida.

La representante de la ACLU, la licenciada Mayte Bayolo Alonso , entre otros aspectos, repasó el estudios y secuelas de las llamadas terapias, incluyendo el testimonio de un sobreviviente, Elvin A. Rivera Peña, quien fue sometido a dichas terapias por recomendación de la iglesia a la que asistía su familia, luego que revelara que le gustaban personas de su mismo sexo, y con la intención de sacarle “el demonio” del cuerpo.

A preguntas de la senadora Ana Irma Rivera Lassén, del Movimiento Victoria Ciudadana, el joven Rivera Peña constató que las terapias que recibió las daba un sicólogo, que cobraba por esos servicios, y que a su vez era también pastor.

A preguntas del senador Vargas Vidot, el joven Rivera Peña, sostuvo que conoce de otros casos, incluso “más dramáticos” que el suyo, de personas que están sufriendo muchísimo, y sostuvo que aunque le resultaba muy difícil hablar de su experiencia, entendía que era lo correcto y que serviría a un bien.

Liza Gallardo, de AI, resaltó el asunto de la definición de tortura y agregó que de los testimonios de víctimas se conoce que esas terapias incluyen golpizas, palizas, vejaciones, si se les desnuda, así como otras acciones que resultan en graves daños emocionales. Agregó que “los progenitores sí tienen derecho a hablarles a sus hijos de su fe, pero no a maltratarlos”.

La representante de ACLU destacó que en la medida “no hay ninguna intención de dirigirse a la libertad de culto”, como se ha tratado de inferir por algunas partes. Agregó que este proyecto “solamente le está hablando a profesionales de la salud licenciados. La definición del PS 184, y hay que ir casi al español básico, el sujeto dice significa “aquella práctica o tratamiento provisto por una entidad o profesional licenciado o certificado para proveer servicios de salud mental... así que todo va dirigido a ese tipo de práctica... no habla de padres, de madres, de iglesia, de pastores, nada de eso. Inclusive, fuera de la terapia, ese profesional tiene derecho a sus expresiones particulares y su libertad de expresión está cobijada”.

La senadora Joanne Rodríguez Veve, del Partido Proyecto Dignidad (PD), y quien se opone al proyecto, retomó la idea de que la medida deja abierta la puerta para que no se aplique solo a profesionales de la salud, ni solo a menores, y por tanto es un proyecto que adolece de vaguedad.

Citó palabras de un profesor de hermenéutica, y agregó que también indica que la amplia definición del proyecto tampoco deja claro qué penalidad aplicaría a los padres que incurran en el maltrato por terapias de conversión.

La senadora Rodríguez Veve sostuvo que, “es positivo escuchar las experiencias negativas de personas que han sufrido por estas terapias”, pero exigió también se diera espacio a aquellas que han tenido experiencias positivas. Agregó que en el público estaba una persona que tenía una experiencia positiva y había solicitado espacio para hablar ante la Comisión, sin que se le concediera.

Alegó además que hay otras decisiones del Tribunal Supremo que critican decisiones que se citan en el proyecto para sustentarlo, y cuestionó por qué no se traían a la discusión. Agregó que había una decisión que invalidó una medida similar a esta.

La representante de ACLU explicó que no les corresponde hablar de por qué en la legislación se incluyó o no algún caso, ni sobre las motivaciones del Tribunal Supremo para emitir sus decisiones. Aclaró que en su ponencia sí se citan los casos que menciona la senadora Rodríguez Veve. Aclaró además, que la interpretación de la senadora de PD era incorrecta y que, de hecho, contrario a lo que acaba de decir, el caso que citaba validaba la posición expresada por ACLU, y no la inversa.

La senadora independentista María de Lourdes Santiago prestó su tiempo para permitir que los deponentes pudieran ofrecer recomendaciones.

La representante de Amnistía Internacional aprovechó para expresar varias recomendaciones, incluyendo entre otras tomar medidas para proteger a menores de las terapias de conversión, llevar a cabo campañas para crear consciencia sobre la invalidez, ineficiencia y daño causado por las terapias de conversión y fomentar el diálogo con las partes interesadas.

La senadora Santiago recordó además que ya en 2019 el entonces gobernador Ricardo Rosselló había emitido una orden ejecutiva prohibiendo las terapias de conversión, que continuaban vigentes y sobre la cual algunas agencias habían tomado acciones concretas como exigir una declaración jurada que avale que no ofrecen terapias de conversión a menores, sin que eso se halla retado en los tribunales.

“Son similares, pero cuando lo dijo Rosselló Nevares, nadie protestó. Ahora salen los cuestionamientos”, condenó la senadora.

El senador Vargas Vidot preguntó a la licenciada Bayolo Alonso si creía pertinente alguna adición al proyecto para prohibir que menores fueran sacados fuera de Puerto Rico para recibir dichas terapias, y así eludieran la prohibición en la Isla.

La representante de AI, agradeció la observación y trajo al caso que hay estudios que reflejan que existen lugares, incluso descritos como clínicas, que se dedican a esas terapias, y mencionó en particular a Ecuador, Perú, Estados Unidos y República Dominicana. Agregó que, según estudios, esas terapias eran consideradas “bastante frecuentes” en países de América Latina y Asia.

Gallardo insistió en la importancia de la educación, recordando que los estudios demuestran que la mayoría de los padres llevan a sus hijos a terapias de conversión en base a sus creencias, y creyendo erróneamente que dichas terapias no hacen daño.

A preguntas de Vargas Vidot sobre el asunto de vaguedad, la licenciada Bayolo Alonso explicó que el tribunal ya decidió que el principio básico es que las prohibiciones estén claras. Lo que no puede haber es una prohibición ambigua, y agregó que en este caso la prohibición es clara, prohíbe las terapias de conversión como tratamiento médico, prohíbe que lo haga la persona o profesional que ofrece terapias de salud mental, prohíbe que sea a menores de 18 años, y tiene la cláusula de penalidad, que incluye que se le considere poco profesional, o sea, una cuestión ética, y que se expone a penalidades que decida la junta examinadora.

La potencial ley no está diciendo que los menores pueden hacer lo que le da la gana, la ley establece que esa terapia no se puede hacer. Si se educara, se darían cuenta que es una regulación profesional, salubrista. Y los padres tienen un derecho fundamental de crianza que no se está violentando.

“Ya tenemos una ley de protección de menores, y lo único que se está haciendo es incluir como maltrato las terapias de conversión”, insistió la licenciada.

En otro panel hablaron de sus experiencias otros sobrevivientes de terapias de conversión.

“Hoy día mi mamá me afirma y me apoya. Pero le tomó mucho tiempo aprender y desaprender. Pero hay jóvenes que los expulsan de su casa. Yo me fui de mi casa, a Miami, porque entendía era una ciudad más segura para gente como yo. Terminé en la calle, durmiendo en mi carro, en un albergue donde me robaron todo. Y las personas que sí me ayudaron fueran las de la colectiva, que no me juzgaban”, comentó Johanne Sifredo.

También declaró Justin de Jesús Santiago, quien días antes relató su dramática experiencia en la adolescencia. Asimismo, habló de sus experiencias el conocido activista de la comunidad LGBTT+ Pedro Julio Serrano.

“No hay nada que cambiar. Aquí venimos a reafirmar nuestra identidad”, afirmó Serrano. “Las historias de horror que hemos escuchado demuestran que lo hay que dar a nuestros niños es amor y aceptarlos como son”. “Que entendamos que más del 40% de las personas trans han intentado suicidarse, por el odio y la violencia a que son sometidos a diario”, agregó Serrano, recordando que la tasa de suicidio en la población general es menos del 1%.

“Las terapias de conversión estoy totalmente convencido es un crimen de lesa humanidad, porque lacera lo más importante que es nuestra niñez”, insistió De Jesús recordando con voz entrecortada como pidió ayuda a una siquiatra y lo que recibió fueron tratamientos que lo humillaban. “Algo que la gente tiene que entender es que la gente LGBTTIQ+ existimos. Siempre hemos existido. Y tenemos derecho a vivir nuestras vidas seguras”.

La senadora Wanda Soto tomó un turno y sostuvo que de los días de vistas no había nadie que hubiera establecido que, al menos en Puerto Rico, hubiera un lugar específico en que se hicieran esas terapias. Por el contrario, había personas que hacían esa práctica que se consideraba errada. Fue enfática en que no tolera ningún tipo de maltrato.

Preguntó a los ponentes si las terapias se daban en ámbitos de práctica profesional y religiosa. De Jesús expresó que en su caso había sido una mezcla pues la siquiatra hablaba todo el tiempo de Dios. Serrano agregó que por regla, ningún profesional indica abiertamente que ofrece tales terapias porque todas las principales asociaciones de profesionales rechazan esa práctica.

“Este proyecto no es de gay contra straight, no es homosexual contra heterosexual”, insistio Vargas Vidot antes de agradecer a los deponentes. “El punto donde librar nuestras batallas no puede ser sobre la cabeza de nuestros niños”.

“No olviden que un adulto que se toca, es un adulto que se trastoca”, finalizó De Jesús.

En horas de la tarde, se presentó un panel con la sicóloga Yiddish M. Álvarez, de Portavoz ConCiencia, la sicóloga María de los Ángeles González Morales, así como una persona con experiencia positiva sobre terapias de conversión.

La doctora calificó el proyecto defectuoso desde el inicio, argumentando que no permitiría a profesionales de salud mental hacer su trabajo adecuadamente.

“Termino arcaico”

Dra María de los Ángeles González Morales, sicóloga, expresó su oposición al proyecto comenzando por catalogar las terapias de conversión como un “termino arcaico”, y agregando que considera que el proyecto no tiene definiciones claras.

La doctora González citó un estudio de la APA (Asociación Americana de Psicología) y aseguró que “la ciencia ha sido clara en que la orientación sexual es un proceso fluido” y que el estado no debería prohibir o intervenir en la posibilidad de un cliente de explorar su orientación sexual.

Annette Cora, la persona anunciada en la mañana por la senadora Rodríguez Veve como alguien con una experiencia positiva tras una terapia de conversión, se le permitió exponer en este panel y contó que por 40 años vivió en una vida “totalmente gay. Viví en la comunidad. Me realicé como dicen, y viví una vida con mi pareja. Sin embargo, no me sentía bien, y decidí buscar ayuda”.

Dijo que desde adolescente “en mi evento traumático” vestía de hombre y vivió como hombre hasta los 40 años. Agregó, sin embargo, que siempre decía que no era gay, y que “solo entendía que algo me había sucedido y no quería nada que ver con un hombre”.

“Pero lo más importante fue que pude recibir ayuda, tuve ayuda siquiátrica con la doctora Hernández, también tomé pastillas, y también recibí ayuda espiritual, porque entiendo se sana también lo espiritual junto con lo físico”, agregó, reclamando que a cualquier persona desde pequeño se le debía permitir corregir una situación como la suya.

Comentó además que “hay parejas homosexuales que tienen hijos y los educan a su manera y nade les cuestiona cómo educan”, y reclamó que “mientras haya dos maneras de pensar distinta, no se puede legislar a favor de una sola”.

El senador Rafael Bernabe reiteró que “la premisa de este proyecto es precisamente lo que ustedes expresaron en sus ponencias”. Mencionó que hablaban de que la sexualidad es fluida, algo con lo que está de acuerdo, y que lo mejor era esperar a ver cómo se desarrolla la persona, así como el hecho de que hay consenso en que la homosexualidad no es un trastorno.

“Viendo esos elementos, pensaría que es correcto esperar y no someter a un menor a una terapia o como quiera llamarlo, para asegurar que vaya por un camino, por lo general heterosexual. Lo único que pretende este proyecto es eso, prohibir que eso se haga. Todo lo demás, posiciones ideológicas, religiosas, este proyecto no dice nada de eso”, insistió Bernabe.

Agregó que es padre y es “muy celoso” de ceder su autoridad. “No tengo ninguna preocupación por esta ley, porque lo único que me prohíbe es someterlo a una terapia de conversión. Le puedo hablar de moral, de religión, del bien, el mal, de sexualidad, de lo que sea”.

La doctora Álvarez cuestionó “quién decide que es tortura”, si es el menor el profesional o alguna otra persona.

La doctora González catalogó el proyecto de “muy peligroso” agregó que debía ser el paciente quien defina el objetivo del tratamiento y sostuvo que el proyecto prohibía eso.

La senadora Rodríguez Veve reiteró, una vez más, que el proyecto tiene una definición vaga y agregó que, si estuviera bien hecho, debía incluir también a los adultos porque nadie debía ser objeto de tortura.

Agradeció el testimonio de Cora, y lamentó que no fuese hasta hoy, luego que la anunciara y le hablara a la prensa, que se le permitió deponer, a pesar que intentó varias veces estar incluida entre los deponentes.

La doctora González, a preguntas de Rodríguez Veve, sostuvo que el proyecto podría poner a los clínicos en la posición de ignorar asuntos de abuso sexual, maltrato sexual, “porque obliga a ir de inmediato a afirmar la identidad sexual”

La senadora Rivera Lassén dijo estar “asombrada de cosas que escucho” y preguntó a la doctora González si pertenecía a la APA, que cita en su ponencia, o alguna otra asociación, a lo que contestó en la negativa. La confrontó con las más recientes resoluciones de la APA, que establecen que deben prohibirse las terapias de conversión.

Asimismo, a preguntas de la senadora, estableció que no conoce de caso alguno en que se le haya negado servicios a una persona adulta que buscara terapias de conversión.

A preguntas de Rivera Lassén, la sobreviviente Coto, indicó que buscó ayuda a los 21 años, y admitió que no considera la homosexualidad una enfermedad.

La senadora Gretchen Hau preguntó cuál era el impedimento que veían en el proyecto, a lo que la doctora González reiteró que impide al profesional que pueda llevar al menor a explorar su identidad sexual, y tiene que reafirmar su orientación o identidad sexual. Insistió en que se debe permitir al paciente establecer el objetivo del tratamiento y que profesional auscultar posibles razones en su conducta.

La doctora Álvarez mencionó un caso de una joven de 15 años con sueños lésbicos, que no quería tenerlos. Agregó que la madre la apoya sin importar cuál sea la identidad sexual, pero era la adolescente quien no quería tener esos sueños. Agregó que, de aprobarse la ley, no podría atenderla. Nuevamente, el senador Vargas Vidot, reiteró que se trata específicamente de terapias de conversión en menores.

“Si todo el mundo está de acuerdo con que es un maltrato y es una tortura, no entiendo por qué no se quiere permitir que se prohíba en nuestros niños”, insistió Varga Vidot, cuestionando si lo que se pretendía con las objeciones era permitir que se dejara alguna variante “light” de terapias de conversión.

Más adelante se presentaron más profesionales tanto del ámbito médico como legal, que también se unieron al respaldo al proyecto y la prohibición de las terapias de conversión. Específicamente, se presentaron el doctor Juan A. Nazario Serrano, catedrático de la Universidad Albizu, y la licenciada Omayra Toledo de la Cruz, de True Self Federation, y el sicólogo clínico Miguel Vázquez, de Psicoalternativas.

Los expertos en sicología de este panel, a diferencia del panel precedente, como parte de sus credenciales confirmaron pertenecer a más de una organización de profesionales.

La licenciada Toledo abordó el argumento de presunta vaguedad y citando, una vez más, uno de los casos ya vistos por el Tribunal Supremo sobre terapias de conversión, que contiene una definición de terapia de conversión similar a la del proyecto.

Por su parte el profesor sostuvo que “al escuchar colegas no logró entender en que mundo paralelo viven” y sostuvo que se han quedado atrás en sus estudios. Al igual que la abogada, reiteró que la medida no es vaga y deja claro a dónde va la prohibición. Agregó que la definición sobre terapias de conversión es precisa y similar a la que han emitido “cientos de organizaciones”.

El profesor rechazó además el uso del término de comorbilidad pues al usarlo se inferiría que la homosexualidad es una enfermedad cuando ya se ha establecido que no lo es.

Por otro lado, en referencia a las menciones a traumas, el doctor Vázquez negó que el trauma generara una orientación sexual. Agregó que la medida, además no habla de no intervenir y tratar el trauma. Sostuvo además que “nadie sabe de dónde sale la orientación sexual, ni debe tratar de alterarla”.

El doctor Vázquez comentó de un caso de un menor de siete u ocho años cuya madre la llevó a una sicóloga preocupada porque el niño decía que quería ser niña. Contó que pasó por dos profesionales antes de llegar donde él y luego que lo trataran primero intentado que hiciera actividades masculinas como jugar baloncesto y ensuciarse a la vez que castigaban cualquier conducta de inclinación femenina. Sostuvo que, al revisar, encontró que uno de los sicólogos promovía repara una conducta homosexual que ha sido desde hace mucho descartada, mientras que la otra se promovía como sicóloga cristiana, “que es una profesión que no existe en Puerto Rico”.

La senadora Rivera Lassén resaltó que, con la discusión que se ha generado, cada vez más personas han salido a revelar sus experiencias negativas con terapias de conversión.

A preguntas de la senadora, el estudiante doctoral de sicología Pedro J. Mojica Martínez, recordó que el código de ética de la profesión establece claramente que no se puede practicar ni recomendar las terapias de conversión.

Asimismo, el doctor Vázquez ofreció una detallada explicación sobre cómo ocurren las terapias con hormonas y bajo qué circunstancias específicas se aplican, y siempre con consentimiento de los padres en el caso de menores, desmintiendo varias premisas expuestas anteriormente.