La intensidad del polvo del desierto del Sahara que se registraba sobre la Isla provocaba un ambiente amarillento y sofocador en la parada principal del transporte colectivo municipal Guaynabo City Transit, localizada de forma temporal en el Centro de Bellas Artes.

Once ciudadanos, en su mayoría adultos mayores, aguardaban por que las guaguas pasaran cada 10 minutos para ver si llegaba el tiempo de la salida de su ruta. Entre estos se encontraba Carmen Vázquez. La mujer cargaba con tres bolsas de compra, en la que se dejaba ver el pan y otros comestibles. Todo lo había comprado en San Patricio, lo que representó que tuvo que tomar dos guaguas para ir desde su comunidad de Piedras Blancas hasta esta zona comercial, y dos para regresar.

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Hace años la mujer sigue la rutina de montarse en el transporte municipal, ya que no guía.

No se quejó de los choferes, pero sí de que “se tardan un poquito… Uno tiene que esperar”, dijo con resignación Vázquez.

Iliana Oliveras, por su parte, se dirigía al residencial La Rosaleda. Esta señaló la necesidad de paradas con cubierta para la lluvia y guaguas nuevas. Sin embargo, destacó la importancia de este servicio para poder ir a los médicos o hacer su compra.

“Hay que hacerlo, porque uno no tiene quien ayude. Encerrá en la casa no se puede hacer nada”, soltó.

Oliveras se montó, junto a Primera Hora, en la ruta de La Esmeralda, que discurre por la zona de Walgreens y Krispy Kreme en la carretera PR-199, la avenida Alejandrino, parte de la avenida Esmeralda, transcurre sin detenerse por el Santa María Shopping Center que queda en San Juan, y finaliza en la parada Martínez Nadal del Tren Urbano hasta regresar por la misma ruta.

Personas como Milagros Vargas usan este servicio para poder ir a los médicos o hacer su compra.
Personas como Milagros Vargas usan este servicio para poder ir a los médicos o hacer su compra. (Alejandro Granadillo)

“Buen día”, afirmó con ánimo Artemio Rodríguez, quien trabaja desde hace cinco años como chofer en el Guaynabo City Transit, cuando Oliveras y el resto de los ciudadanos se montaron en la guagua.

Sólo una respuesta agradable de parte de los ciudadanos es lo que parece esperar Rodríguez, pues en esta guagua no se cobra por el servicio.

Sus clientes son los habituales. Así que no sólo se saludan, también conversan sobre su día. Cada vez que se detiene la guagua y entran nuevas personas, también hay saludos entre todos, porque ya se conocen.

Artemio contó cómo esa dinámica con el público es lo más que le complace de su trabajo.

“Es bueno dialogar con los participantes, siempre con respeto”, dejó claro.

En el trayecto se relajó con que Carlos Cancel Martínez sólo tomó el trolley para no caminar una cuesta hacia su casa. Su ruta dura, de una parada a otro, alrededor de dos minutos.

“Esa cuestita chava a uno”, dijo con una gran sonrisa.

La conversación de “Guinguí”, un hombre de 75 años cuyo nombre de pila es José Delgado, giraba en torno a las malangas que salió a comprar en su supermercado predilecto.

Contó que también se monta en el Tren Urbano para visitar a su hermana en Río Piedras y recorre a todo Guaynabo en el transporte municipal.

Artemio Rodríguez trabaja desde hace cinco años como chofer en el Guaynabo City Transit.
Artemio Rodríguez trabaja desde hace cinco años como chofer en el Guaynabo City Transit. (Alejandro Granadillo)

“Uno no puede estar encerrado entre cuatro paredes todo el día”, manifestó el hombre, quien vive en la zona urbana de Guaynabo.

Entre las conversaciones, se destacó de que para los beneficiados de este sistema les resultaba mejor tomar las guaguas municipales que las de la Autoridad Metropolitana de Autobuses (AMA). Entre los argumentos que soltaban se encontraba el peligro de robo en esas guaguas estales, así como que no se podían tener conversaciones como las que surgían en el transporte municipal.

“La AMA es más que una (ruta en Guaynabo) y siempre está así (mostró todos sus dedos en señal de que va repleta)”, señaló Guinguí.

“El trolley no se tarda, siempre llega a la hora que es y los choferes son todos buenos”, añadió.

El trayecto fluyó con tranquilidad. El aire acondicionado de la guagua apaciguaba el calor de verano y en el trayecto nunca se llenó a totalidad.

Artemio contó que los tiempos de vacaciones -cuando hicimos el recorrido- son la época floja, ya que son los adultos mayores y los estudiantes los que más utilizan el servicio. Al estar en verano, no había estudiantes para transportar.

En la actualidad, el Guaynabo City Transit está en proceso de transformación. En parte, porque el municipio también accedió fondos del Federal Transit Administation (FTA, en inglés), al igual que la mayoría de los municipios. Los fondos se usarán para adquirir guaguas nuevas. También hay asignados $8 millones para reconstruir el Terminal de Carros Públicos. Allí será la parada principal de estas guaguas, informó el director de Transportación del municipio, Luis Aquiles Ares.

Con sus 11 rutas y el servicio especial de Paratránsito, el que se da directamente en las casas a adultos mayores o personas dispacitadas que pueden demostrar que no pueden caminar a una de las paradas, el municipio transporta semanalmente por los barrios y la zona urbana a unas 4,000 personas.

El servicio está disponible de 6:00 a.m. a 5:00 p.m. de lunes a viernes y los sábados de 8:00 a.m. a 4:00 p.m.

“Este servicio es esencial, porque hay personas que dependen de este servicio, carecen de los recursos y nosotros estamos ofreciendo un servicio de transportación gratuita para que estas personas pueden llegar a su destino de una manera que sea factible para ellos y que puedan llegar tanto a citas médicas como a sus lugares de trabajo”, afirmó el funcionario.

De regreso, ya la parada principal en el Centro de Bellas Artes estaba repleta de ciudadanos que aguardaban por que estuviese disponible su ruta.

Artemio, por su parte, tuvo 10 minutos de receso antes de comenzar nuevamente la ruta de Esmeralda, cuyo recorrido dura alrededor de una hora.