La calidad de vida de Ylda M. Martínez Rosa, una enfermera de 41 años que tuvo que dejar de trabajar por múltiples condiciones de salud y obesidad, se ha deteriorado en los últimos meses, pues luego de pasar la Navidad hospitalizada a consecuencia de varias caídas, la mujer sigue encamada en un apartamento de un residencial público en Bayamón.

Martínez Rosa es atendida por su hijo de 13 años, quien no se despega de su progenitora, a quien cuida día y noche.

“Todo es a lo mejor esto, a lo mejor lo otro, pero yo siento que aquí en Puerto Rico me voy a morir. Es mi país, lo amo, lo quiero y lo adoro, pero lamentablemente la atención médica aquí no funciona”, relató vía telefónica Ylda, quien clama por ser trasladada a Estados Unidos para recibir tratamiento médico, pero no tiene recursos económicos para hacerlo.

“Si yo me tengo que morir, me muero y se acaba el sufrimiento, pero mi hijo es el que está sufriendo. Ese nene no está más pegado a mí porque yo creo no existe un Krazy glue más pegajoso que él. A veces de madrugada tengo que levantarlo para que me ponga la chata para yo poder hacer las necesidades. Un niño de 13 años saca fuerzas de donde no tiene para levantarme de la cama, ponerme en el sillón de ruedas y llevarme al balcón, porque todavía Vivienda Pública ni los de administración (del residencial) me han roto el baño para yo poderme bañarme. El nene me saca al balcón con dos comforters y me baña con la manguera. Lo que yo necesito es irme para Estados Unidos, pero no cuento con los recursos económicos”, dijo con voz ahogada.

El conmovedor caso de la enfermera y su hijo adolescente, fue expuesto en octubre pasado en el segmento “Revive la Esperanza” que se transmite por el programa “Día a Día” de Telemundo con la colaboración de Primera Hora y MCS Foundation.

En esos días, Martínez Rosa dijo que recibió muchas ayudas que mejoraron su condición, pero sostuvo que, con el pasar del tiempo, algunas de las promesas de agencias del gobierno quedaron inconclusas.

Ylda estuvo activa ejerciendo la enfermería hasta agosto del año pasado cuando comenzó a sentir un fuerte dolor en las rodillas y desde entonces está casi inmóvil. Padece de lupus antifosfolípido -provocando que su sangre esté coagulada casi el 90%-, neuropatía, alta presión, hipertiroidismo e hipertensión pulmonar. Además, ha sufrido de embolias pulmonares y sus dos pulmones funcionan solamente a un 50%. Mientras, su corazón trabaja a un 45%.

“La situación ha empeorado, porque no recibimos ingresos. Yo no puedo trabajar. Ahora mismo en mi alacena no hay ni tan siquiera media taza de arroz, lo más doloroso es que muchos en el gobierno se aprovecharon del programa Día a Día, hasta me llamaron de Fortaleza, pero creo que fue como para quedar bien delante del programa”, reprochó Martínez Rosa.

“Del Plan 8 me iban a ayudar para que yo saliera adelante en una casa, vinieron acá y después me dicen que no podían porque estaban con la gente de San Juan primero. Vinieron aquí y después me dejaron guindando. Del mismo municipio de Bayamón tampoco he recibido ayuda”, narró la mujer, quien dijo que su hijo se las ingenia para que puedan comer.

También dijo que luego que su situación fuera reseñada en octubre de 2022 “recibí ayudas de entidades sin fines de lucro y de una embotelladora de agua que me envió un cheque y con eso pude pagar un estudio”. Además, indicó que recibió donativos y una iglesia le donó otro cheque que con el que logró pagar otro estudio de la apnea del sueño.

“Empecé a recuperarme poco a poco, pero recaí porque en el transcurso de yo intentar volver a caminar tuve tres caídas. En la primera, me rompí las costillas y vértebras del lado derecho, pero no fui al médico porque me sentía bien. Ya en la tercera caída me dolía demasiado y fui al doctor. En esa tercera caída se me formó un coágulo inmenso desde el hombro hasta el muslo izquierdo. Ahí caigo en el hospital y vuelvo para atrás. Estuvo hospitalizada desde Nochebuena hasta principios de enero”, narró.

En el hospital dijo que en ocasiones se sentía como “conejillo de indias”, pues no sabía los tratamientos que le estaban aplicando y pasaba mucho tiempo sin que le cambiaran los pañales por lo que se le laceraron sus partes privadas. “Los médicos me dicen que no saben cómo yo estoy viva por las condiciones que tengo. Cada vez me encuentran algo distinto, ahora, supuestamente, tengo enfisema pulmonar. Yo me veía pálida, se pasaban transfundiéndome sangre. También me dio un picor horrible y me dijeron que a lo mejor era del mismo lupus”, indicó.

“Todavía tengo una bola en la barriga y nadie me dice nada, el doctor me dijo que a lo mejor era una celulitis, pero tengo la barriga bien dura y eso me hace más pesada todavía. El nene tiene que hacer el doble de fuerza cuando me tiene que mover”, indicó la atribulada mujer.

Lamentó que su hijo no pueda asistir a la escuela para cuidarla, pues dijo que el jovencito tiene buenas notas. “El caso lo tiene la trabajadora social del residencial. El nene no está estudiando, tiene 13 años y me preocupa porque mi hijo tiene notas de ‘A’ y ‘B’ y nunca ha perdido un año escolar. La trabajadora social me dijo que consiguió una escuela en el pueblo de Bayamón y que va a terminar el cuarto año como a los 15 años”, relató Martínez Rosa.

“Él va a brincar etapas. No participará de su graduación. Son etapas de la vida y quiero que mi hijo las disfrute”, expresó la enfermera, quien también es madre de otra hija mayor y un nieto, que no viven con ella.

“Esto ha sido bien cuesta arriba, no hay ayudas y no puedo coger el Seguro Social porque me falta un año de crédito. Eso fue lo que me notificaron. Allá afuera podría coger el SSI (Seguro Social Suplementario), me lo dan rápido por todas las condiciones que yo tengo, lo único que yo no tengo es diabetes”, sostuvo.

Si desea contribuir monetariamente a Martínez Rosa, puede enviar fondos a su cuenta de ATH Móvil al (787)529-8621.