Así fue la travesía de salida de María Corina Machado para llegar de Venezuela a Oslo
La opositora al régimen de Maduro viajó disfrazada y escoltada para recibir el Nobel de la Paz.

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En medio de la incertidumbre sobre su paradero tras 335 días viviendo en la sombra del régimen chavista, María Corina Machado logró lo que se pensaba imposible: salir de Venezuela sin ser detenida.
Luego de que el pasado 9 de enero se le vio en una calle de Caracas por última vez, Machado volvió a aparecer en público, igual de triunfante y sonriente, pero a 8,000 kilómetros de su país en el balcón del Grand Hotel de Oslo, Noruega.
En la residencia tradicional del ganador del Nobel de la Paz, la dirigente opositora apareció en plena madrugada europea para saludar a cientos de espectadores que la miraban desde el Karl Johans gate, vía neurálgica de la capital noruega, y desde donde entonó el himno de Venezuela para posteriormente bajar a abrazar a los venezolanos que, bajo temperaturas de 1°C, le gritaban al unísono “valiente”.
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Lo había logrado. La mujer más buscada del régimen de Nicolás Maduro, considerada como una terrorista por el chavismo, orquestó una salida de película de un país donde, como lo denuncian sendos informes de organismos internacionales, ser opositor es motivo de prisión, y la prisión es sinónimo de un modelo sistemático de torturas y hasta la muerte.
Pero, detrás de esa aparición a las 2:25 de la madrugada del jueves en la ventana de su habitación, se esconde un plan elaborado hace al menos dos meses que culminó en una travesía por tierra, mar y aire de más de 48 horas que requirió hasta del apoyo de las fuerzas militares de Estados Unidos para lograrlo.
El viaje por tierra sorteando los controles del chavismo
Según reveló el diario The Wall Street Journal basado en fuentes conocedoras anónimas, en la tarde del lunes 8 de diciembre, cuando en Oslo apenas se realizaban los preparativos de la ceremonia del Nobel, María Corina Machado ya emprendía su viaje junto a dos acompañantes desconocidos.
Disfrazada y hasta con una peluca para evitar que las autoridades chavistas la identificaran, la nobel de paz salió desde su ubicación clandestina en Caracas con dirección hacia las costas venezolanas, al norte del país, con el objetivo de abordar un barco para salir de Venezuela con dirección a Curazao, una isla del Reino de Países Bajos.
Se desconoce desde qué puerto abordó la dirigente opositora la embarcación, pero el diario estadounidense afirma que tuvo que sortear al menos 10 puntos de control militar para llegar a su destino.
El puerto escogido se podría haber basado en dos factores a tener en cuenta: viajar a un puerto cercano a Caracas para así evitar la exposición, pero arriesgarse a una ruta marítima de mayor distancia y, por ende, más riesgos por cuenta del oleaje y vientos, o dirigirse a un puerto más cercano a la isla caribeña para reducir el tiempo de viaje en barco, pero exponerse a los controles del chavismo en tierra.
En el caso de la primera opción, el grupo pudo haberse dirigido a un puerto como La Guaira, ubicado en la ciudad de Maiquetía, a unos poco más de 30 minutos de Caracas, para luego viajar por mar por cerca de 50 millas náuticas hacia Curazao.
Mientras que, con la segunda alternativa, María Corina se podría haber movilizado por tierra durante 5 horas al estado de Falcón, que es más cercano a la isla caribeña, y así reducir casi a la mitad el viaje por mar.
Sin embargo, la naturaleza del viaje clandestino seguramente la llevó a tomar rutas alternativas y rurales más alejadas del control del régimen que elevaron el tiempo de viaje por tierra.
De hecho, según reporta el diario británico The Guardian, la ruta por tierra tardó alrededor de 10 horas hasta llegar a un “pueblo pesquero desde donde tomó un barco”.
La escolta estadounidense por mar a Machado
Ya en el puerto, los reportes de medios indicaron que Machado se alistó para tomar un barco de madera para viajar a Curazao.
Sin embargo, según informó la agencia Bloomberg, el desembarco se vio dificultado por cuenta de las condiciones climáticas. De hecho, fue precisamente este retraso el que llevó a que la líder opositora se perdiera la ceremonia de entrega del Nobel del miércoles.
“Se vio obligada a faltar a la ceremonia porque el mal tiempo retrasó su viaje”, dijo a la agencia una persona familiarizada con el asunto.
Su escape por mar hacia Curazao también marcó un nuevo tipo de peligro: el riesgo de un ataque de Estados Unidos, que desde hace meses ha destruido decenas de lanchas bajo el argumento de que se trata de narcotraficantes.
Para evitar que Washington vea el barco en el que navegaba María Corina como un objetivo de guerra, los miembros de su equipo sostuvieron comunicación constante con la Casa Blanca para coordinar el acompañamiento y apoyo.
De hecho, el respaldo de Estados Unidos se vio reflejado en los aviones de la Fuerza Aérea que sobrevolaron esa misma semana sobre las aguas del Caribe venezolano. Se trata de dos aviones F-18 de la armada estadounidense que habrían escoltado el barco de Corina por alrededor de 40 minutos para evitar que las fuerzas chavistas lo agredieran.
Este escape hacia Curazao, además, contiene una poderosa carga simbólica para los venezolanos, pues es precisamente esta ruta cargada de riesgos la que decenas de miles de connacionales han usado para huir del régimen.
Según estimaciones de centros de pensamiento, alrededor de 15,000 venezolanos viven hoy en la isla, muchos de los cuales tomaron estas rutas clandestinas ilegales que en 2019 llegaban a costar hasta 400 dólares.
El Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) señala que, en algunos casos, los migrantes eran obligados a nadar de noche los últimos 100 metros de mar para evitar que fueran detectados por las autoridades migratorias.
El viaje final por aire para llegar a Noruega
Ya en Curazao y fuera del régimen, Machado y sus dos acompañantes pasaron la noche para tomar un avión a primera hora de la mañana.
Según registros de la aplicación FlightRadar24 revisados por EL TIEMPO, la opositora abordó un avión privado que despegó del aeropuerto Intl’Hato de Willemstad a las 6:42 de la mañana del miércoles (hora local). Se trata de un Legacy 650 de matrículas XA-FUF del fabricante brasileño Embraer.
El avión, con capacidad para 13 pasajeros, está matriculado en México, tiene como base el Aeropuerto Internacional Santiago de Querétaro y es operado por la compañía JetVip Business Aviation. El avión partió desde Florida para recoger a la ganadora del Nobel de la Paz.
Sobrevolando a una altura promedio de 12,000 metros y una velocidad de 780 km/h, la aeronave voló por 4 horas y 43 minutos y realizó una primera parada en el Aeropuerto Internacional de Bangor, en el estado de Maine.
Mientras ella sobrevolaba, su hija, Ana Corina Sosa, recibió el galardón de manos del presidente del Comité Nobel, Jorgen Watne Frydnes.
Ya en Maine, Corina Machado espero por alrededor de una hora hasta que el mismo avión privado la llevó a Oslo.
Según los registros de FlightRadar recopilados por este diario, la aeronave voló por 6 horas y 23 minutos a una velocidad y altura similares al primer vuelo y aterrizó a las 11:53 de la noche.
Llegó sin equipaje, con lo puesto. “Ni siquiera tuve tiempo de darme una ducha”, dijo a la BBC, y de ahí partió rápidamente hacia el Grand Hotel, donde cientos de venezolanos ya comenzaban a llegar. Con un viaje estimado de 40 minutos, María Corina Machado habría llegado pasadas las 12:30 a.m. del jueves.
Tras llegar y reencontrarse con su familia, en especial sus hijos y madre, a quienes no veía desde hace más de un año, la Nobel de Paz finalmente salió al balcón pasadas las 2 de la mañana en lo que se convirtió en un día histórico y un símbolo de esperanza para los venezolanos que anhelan la libertad y que, al igual que la opositora, están dispuestos a viajar, literalmente, por tierra, mar y aire para conseguirla.

