El primer país del mundo que ha eliminado el envío de cartas físicas
Este país cerrará en 2025 más de cuatro siglos de correo estatal y trasladará el envío de cartas al sector privado.

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Durante siglos, el sonido del metal al caer una carta en el buzón fue una escena cotidiana en Dinamarca. Esa imagen, repetida por generaciones, está a punto de desaparecer.
El país nórdico se convertirá en el primero del mundo en eliminar por completo el envío de cartas físicas a través de su servicio postal público, una decisión que marca un antes y un después en la historia de las comunicaciones en Europa.
El anuncio llegó de la mano de PostNord, la empresa estatal de correos nacida en 2009 tras la fusión de los servicios postales de Suecia y Dinamarca. La compañía confirmó que el próximo 30 de diciembre de 2025 repartirá su última carta en territorio danés, cerrando así más de 400 años de correspondencia en papel bajo administración pública. A partir de entonces, el correo tradicional dejará de ser una función del Estado.
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El fin de una rutina cotidiana
La decisión no fue repentina. En las últimas dos décadas, el envío de cartas en Dinamarca se desplomó de forma sostenida hasta volverse marginal. A comienzos del siglo, circulaban cerca de 1,400 millones de cartas al año. Hoy, la cifra ronda los 110 millones, una caída superior al 90% que terminó por hacer inviable el servicio.
PostNord explicó que mantener la red de distribución resultaba cada vez más costoso para una sociedad que ya no depende del papel para comunicarse. La empresa, que seguirá operando en Suecia, optó por concentrar sus esfuerzos en la entrega de paquetes, impulsada por el crecimiento del comercio electrónico.
El cierre tendrá efectos laborales inmediatos. Alrededor de 1.500 empleados perderán su trabajo y se retirarán cerca de 1.500 buzones rojos, un símbolo urbano que durante décadas formó parte del paisaje danés. Algunos de estos buzones serán conservados en museos, mientras otros ya despertaron el interés de coleccionistas y ciudadanos movidos por la nostalgia.
Un país que se adelantó al futuro
El caso danés está estrechamente ligado a su acelerado proceso de digitalización. Hoy, el 97% de la población mayor de 15 años está inscrita en MitID, el sistema nacional de identificación digital que centraliza desde trámites bancarios hasta citas médicas y firmas electrónicas.
Las comunicaciones oficiales del Estado, los bancos y la mayoría de las empresas se envían casi exclusivamente por correo digital. Aunque existe la posibilidad de seguir recibiendo correspondencia física, solo el 5% de los ciudadanos ha optado por mantener ese formato.
Este entorno explica por qué, para buena parte de la población, la desaparición del correo público no representa un cambio práctico en la vida diaria. Para muchos jóvenes, incluso, enviar una carta nunca fue una experiencia habitual.
Lo que se pierde con el papel
A partir de 2026, el envío de cartas quedará en manos de la empresa privada Dao, que ampliará su capacidad de reparto. Los usuarios deberán acudir a sus puntos de atención o pagar un costo adicional para la recogida a domicilio, con trámites gestionados principalmente en línea. La legislación danesa obliga, no obstante, a que siempre exista una alternativa para enviar correspondencia física.
Pese a las garantías legales, asociaciones de personas mayores y representantes políticos han advertido sobre el impacto en los sectores más vulnerables y en zonas rurales. Para ellos, la carta sigue siendo un vínculo esencial y no solo un medio de comunicación.
Contradictoriamente, la escasez ha elevado el valor simbólico del papel. Recibir una carta escrita a mano se ha convertido en un gesto excepcional, cargado de tiempo, intención y memoria. En una sociedad hiperconectada, ese acto comienza a verse como una elección consciente, más que como una necesidad.
Dinamarca avanza hacia un futuro sin sobres ni estampillas estatales. El país gana eficiencia, pero también deja atrás un ritual que durante siglos acompañó despedidas, reencuentros y noticias que cambiaron vidas.

