Roma. El Instituto de Tumores de Milán y la Universidad de Siena aseguraron que el coronavirus Sars-CoV-2 circulaba en Italia ya en septiembre de 2019, casi medio año antes de que en febrero se detectaran los primeros casos en la localidad lombarda de Codogno.

Ambas instituciones publicaron un artículo en el que afirmaron que, analizando pruebas de tumores pulmonares de 959 sujetos entre septiembre de 2019 y marzo de 2020, el 11.6% de las mismas (111) tenían ya anticuerpos del coronavirus, el 14% ya en septiembre, según se informó ayer.

Más de la mitad de las personas que por entonces ya contaban con anticuerpos, un 53.2%, eran de Lombardía. Pero la presencia del patógeno no se limitaba a esa región, la más golpeada por la pandemia, sino que los positivos eran de cinco regiones del país.

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Para frenar al virus, el gobierno italiano decretó hasta el 3 de diciembre un toque de queda nacional entre las 10:00 p.m. y las 5:00 a.m., restringió los horarios de los restaurantes y cerró cines, teatros, gimnasios y piscinas.

Pero sobre todo impuso un sistema con tres niveles de restricciones a nivel regional -rojo, naranja y amarillo- para ordenar las más severas a los territorios más perjudicados y evitar un cierre total del país, lo que penalizaría a las zonas menos infectadas.

Las regiones “rojas” viven prácticamente un confinamiento, menos severo que el de la pasada primavera. En estos momentos son siete las regiones en este nivel: Lombardía, Piamonte, Valle de Aosta, Toscana, Trentino-Alto Adige (norte), y las sureñas Campania y Calabria (este última por su precario sistema hospitalario).