Daniel Sancho, hijo del reconocido actor español Rodolfo Sancho, podría recibir una fuerte condena en Tailandia al confesar el crimen del médico colombiano Edwin Arrieta. El joven, de 29 años, viajó a la isla Koh Phangan y se encontró con el cirujano plástico para disfrutar de las fiestas de la Luna llena, populares en ese país.

Sancho aceptó ante la Policía haber asesinado y desmembrado a Arrieta, de 44 años. Además, les informó dónde había arrojado las partes del cuerpo del colombiano, a quien acusó de amenazarlo.

El joven de 29 años aceptó que le dio muerte a su amigo.

Antes de confesar el crimen, el chef intercambió un par de mensajes con Vivi, una amiga de Arrieta. Ella, preocupada, lo había contactado al no conocer el paradero del médico.

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Vivi: Por favor, podrás saber que estamos súper angustiados, necesito que vayas a buscar a Edwin por donde sea.

Sancho: Sí, cojo la moto y voy a la Policía o a los hospitales.

Vivi: Ve a Ko Pha Ngan Police Station, que me dicen que él está.

Sin embargo, la joven no recibió respuestas del español durante varias horas, según reveló al programa Así es la vida del canal Telecinco. Como persistían las dudas de qué le habría pasado a Arrieta, le volvió a escribir al día siguiente.

Vivi: Por favor, Sancho. ¿Ya fuiste?

Para su sorpresa, el chef le anticipó que estaba en interrogatorio con la Policía.

Sancho: Me tienen retenido haciéndome muchas preguntas.

Vivi: No te creo. Qué susto. ¿No te imaginas dónde (Edwin) puede estar?

Sancho: No sé qué decirte, solo sé que espero que esté bien. Me tienen retenido, literalmente, toda la policía de Ko Phan Ngan.

La mujer, desde Colombia, no comprendía qué sucedía y le insistía sobre el paradero de su amigo, mientras el confeso homicida estaba capturado.

Vivi: ¿Qué ha pasado?

Sancho: Me está dando miedo esta gente.

Vivi: Tienes que estar tranquilo, eres su amigo. ¿Dónde dejó Edwin el equipaje, la maleta y las cosas de él?

Sancho: Nos fuimos de una para la fiesta, no sé. No nos quedamos en el mismo hotel.

Vivi: Seguro que lo robaron, lo dejaron tirado, búscalo por cielo y tierra.

Sin embargo, a la petición de la mujer, el joven no respondió. Para ese momento, ya se había responsabilizado del crimen y quedaba a disposición de la Policía de Tailandia.

Vivi: No dejes de contestarme, por favor.