"Cuidar a los frágiles de nuestras familias, de nuestra sociedad, de nuestro pueblo", dijo en la homilía en la Plaza de la Revolución de La Habana, la primera de tres que tiene previstas ofrecer durante su gira por Cuba.

Ante miles de personas, el pontífice pidió evitar caer en la tentación de servirse a sí mismos, porque eso podría traducirse en generar exclusión.

"Y esto sin mirar al costado para ver lo que el vecino hace o ha dejado de hacer", dijo.

Alrededor de las 8:00 de la mañana, el papa Francisco arribó la mañana del domingo a la Plaza de la Revolución de La Habana, donde miles de personas ya lo esperaban incluso antes del amanecer para escuchar su primera misa masiva.

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"¡Viva Francisco, Viva Francisco!", le gritaban mientras el pontífice avanzaba lentamente a bordo de un papamóvil abierto a los lados. La gente agitaba banderas de Cuba y del Vaticano.

A bordo del papamóvil, el pontífice recorría la plaza y saludaba a la gente entre la algarabía de los presentes que ondeaban banderas de Cuba y del Vaticano.

Católicos y no creyentes por igual fueron a la plaza, donde se localiza la icónica imagen del Che Guevara.

Los cubanos han elogiado desde hace días el apoyo del papa para avanzar en la normalización de relaciones con Estados Unidos.

"Como cristianos, la visita de Francisco es muy importante para la fe, para el perdón, para la reconciliación, para subsanar las heridas que puedan existir entre los cubanos de aquí y de allá", dijo Yenislei González, de 29 años, que vino de Villa Clara, al este de La Habana.

Francisco comenzó la primera misa masiva en la histórica Plaza de la Revolución de La Habana, en el segundo día de una visita a Cuba.

El papa recorrió poco antes la plaza ante el regocijo de la gente.

El presidente cubano Raúl Castro y su colega argentina Cristina Fernández estaban presentes en el lugar.

Los cubanos han destacado el papel de Francisco en el restablecimiento de relaciones entre la isla y Estados Unidos.

"Francisco llega a Cuba en un momento histórico para Cuba", dijo Diego Rodríguez, un jubilado estatal de 69 años. "El papel fundamental que él jugó en el restablecimiento de relaciones con Estados Unidos eleva la importancia, el valor y la esperanza de esta visita", añadió.

La plaza lucía con varios miles de personas.