Un grupo de municipios -entre los que se incluyen Barranquitas, Fajardo, Isabela y Aibonito- continuó demostrando que es posible mantener buenas prácticas financieras a pesar de todas las dificultades y retos económicos que enfrenta Puerto Rico, según revela el nuevo informe correspondiente al año 2019 del Índice Municipal de Salud Fiscal.

El Índice es una herramienta con 13 indicadores para medir de manera uniforme el desempeño fiscal de los municipios, que elabora ABRE Puerto Rico, una organización sin fines de lucro ni intereses partidistas con más de siete años de trayectoria trabajando temas de transparencia pública y de facilitar el acceso a la información para la ciudadanía.

El informe de este año, explicó Kevin González Toro, director ejecutivo de ABRE, fue bastante complicado por las dificultades que han encarado los municipios para entregar sus informes; esto, debido la pandemia del COVID-19, así como los terremotos que impactaron en particular el área sur y suroeste.

La situación llevó a algunos municipios a buscar extensiones para la entrega de sus informes financieros auditados. No obstante, el índice logró incluir a 71 de los 78 municipios.

El también abogado y economista comentó que las notas del índice que están haciendo público “son finales”, y en unas semanas emitirán un análisis más detallado de los hallazgos. El periodo bajo evaluación se remonta al 2019, y no incluye el desempeño durante los meses de los terremotos y la pandemia, que estarán reflejados en el próximo informe.

El listado para el 2019 lo encabeza el municipio de Aibonito. Fajardo, Culebra, Isabela, Naguabo, Aguas Buenas, Orocovis y Barranquistas le siguen en ese orden como los municipios con nota de A.

Los casos de Naguabo y Aguas Buenas ameritan una mención particular, pues no solo lograron la A, sino que lo hicieron subiendo dos notas, desde la C que habían recibido en el informe de 2018.

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Otro municipio que también logró un salto “sustancial muy positivo” de dos notas fue San Juan, que salió de nota F que había recibido tanto en 2017 como en 2018, para conseguir en esta ocasión una C.

En el otro lado de la moneda, al fondo de la tabla y con nota de F, se ubicaron, por ese orden, Ceiba, San Lorenzo, Río Grande, Loíza, Lajas, Gurabo, Yauco, Cabo Rojo, Guayanilla y Patillas.

Para Cabo Rojo y Yauco fue el tercer año consecutivo con F. Lajas, Patillas y Guayanilla también han estado por los tres últimos años entre los peores municipios en cuanto a su desempeño fiscal, con notas de D y F.

En el caso de Río Grande, experimentó una caída de dos notas con respecto a la C que había recibido en el informe previo.

Otros tres municipios también tuvieron caídas de dos notas. Cayey y Rincón bajaron de A a C, mientras que Canóvanas cayó de B a D.

González expresó preocupación por los municipios que ni siquiera entregaron sus informes financieros a tiempo, y en particular los casos que son reincidentes en esa mala práctica, entiéndase Santa Isabel, Arecibo, Vieques y Maunabo.

Añasco, Guánica y Maricao fueron los otros tres municipios que no entregaron a tiempo sus informes para 2019.

“Santa Isabel lleva cinco años sin someter sus estados financieros. Eventualmente los someten, pero a destiempo. Imagino que deben tener señalamientos al respecto. Y eso ocurre a pesar de que le dan extensiones”, condenó González. “Es algo que desalienta, que lacera la confianza de la gente. A los ciudadanos se les exige cumplir con las obligaciones del estado, como la entrega de planillas de contribuciones, y si no lo hacen se les sanciona. Y sin embargo aquí el gobierno, representado por los municipios, no cumple con lo más básico de entregar sus informes financieros”.

González argumentó que, si bien los municipios enfrentan una situación difícil para poder cumplir con los servicios que dan a la ciudadanía, a raíz de los desastres naturales y la pandemia, es importante conocer su salud fiscal, “para poder saber cómo andan en términos financieros y cómo van a manejar la crisis, particularmente con esta coyuntura de la inyección más grande de fondos para recuperación”.

“Si no sabes tu situación financiera, se limita gravemente tu capacidad de competir por esos fondos federales, que tienen unas regulaciones bien robustas. El gobierno federal no te entrega dinero si no tienes una situación financiera clara y no demuestras una capacidad para poder manejar esos fondos”, argumentó González. “Eso ya se ha visto antes, que luego vienen las historias famosas de que se pierden los fondos federales porque no pudieron planificar, porque no tenían los sistemas al día”.

El directivo de ABRE sostuvo que no es raro que algún alcalde se queje cuando se ofrece este tipo de información, “porque los ciudadanos pueden ver y fiscalizar su gestión fiscal y financiera”.

Destacó que entre los indicadores que han desarrollado hay algunos que permiten ver el desempeño agregado, que evalúa a los municipios independientemente de su tamaño. Otros indicadores evalúan circunstancias a corto y a largo plazo, de manera que, si llega un alcalde nuevo y hereda una situación precaria, “el índice es justo y reconcilia esos indicadores a corto y largo plazo”.

Aclaró que el índice “no refleja todo el trabajo que pueda hacer un alcalde en su municipio. Pero es una herramienta que permite comparar el trabajo fiscal de un año a otro. Y cuando tengo municipios que llevan tres años con una nota mala, pues no lo están haciendo bien”.

Destacó que “hay un grupo de 18 municipios que constantemente están con buenas notas, como Fajardo, Barranquitas, Aibonito, Isabela. Hay municipios, grandes y pequeños, que se mantienen en buena nota, de manera consistente, por todo el cuatrienio. En Bayamón, por ejemplo, ves una administración proactiva, que en 2017 sale D, pero mejora a C y se mantiene. Tuvo un tropiezo, pero vuelve y mejora. Por otro lado, hay municipios, como Cabo Rojo, Yauco, Lajas, como Ponce, del que uno esperaría más por ser un motor económico, que se comportan de manera preocupante. Demuestran que no ha habido mejoría”.

Resaltó que preocupa en particular el pobre desempeño de municipios grandes y de mayor presupuesto que además se consideran municipios ancla de la región, como Ponce, Mayagüez y Caguas. “Son municipios que influyen en los de alrededor, y probablemente su mal desempeño va a tener un efecto, negativo en este caso, sobre los municipios circundantes”.

En cuanto a los resultados términos generales, el porciento de municipios con exceso de gastos sobre ingresos, entiéndase “que gastas más de lo que ingresas en tus cuentas e inevitablemente terminas embrolla’o o con deudas”, aumentó ligeramente. En 2017 esa cifra fue de 73%. Luego hubo una “genuina mejoría” en 2018 cuando bajó a 36%. Pero en 2019 “lamentablemente fuimos para atrás” y subió a 45%.

Aclaró que el hecho que un municipio tenga más gastos que ingreso “no necesariamente hace que la gestión municipal se torne negativa”, si las inversiones son adecuadas.

“El municipio tiene el llamado a hacer obra y desarrollo económico, y eso cuesta. Pero el problema que hemos tenido por años es que ese gasto no se traduce en un desarrollo económico. Todas esas estatuas, el parque de agua, el chorrito, eso es chévere, pero no trae necesariamente desarrollo económico. Hay que cumplir necesidades básicas. Y ese mal desempeño financiero, se va a ver a largo plazo, porque la gente va a tener que pagar más contribuciones, van a tener menos servicios, y se compromete el futuro. En cambio, una buena inversión, aunque tengas un año con más gasto, esperas que te genere beneficio en el futuro” explicó.

Agregó que los resultados del índice también “apuntan a un tema concreto, que no hay mejor forma o mecanismo que una colaboración intermunicipal para mejorar las finanzas municipales”.

“Y eso es muy importante en esta coyuntura de reconstrucción, porque los municipios no pueden seguir operando como castillos independientes, cuando hay municipios que desde su alcaldía se ve la del otro. En Puerto Rico hay mucha movilidad, la gente vive en un sitio y trabaja en otro. Y hay que reconocer esa diversidad geográfica y los municipios desarrollar sus planes económicos en base a eso”, sostuvo.

A manera de ejemplo mencionó “esos centros de convenciones, de una escala enorme, en municipios pequeños” cuando “a diez minutos tienes otro centro de convenciones igual de grande”, lo que resulta en que “se canibalicen” unos a otros. En cambio, “si tres municipios se reúnen, determinan que pueden tener un centro de convenciones con cierta capacidad para uso de los tres, de manera bien planificada”.

La idea de establecer colaboraciones intermunicipales cobra todavía más peso, si se toma en cuenta que todavía 30 municipios dependen en más de un 40% de las transferencias del gobierno central, lo que indica que no son sustentables por sí solos.

Por otro lado, y en una nota más positiva, la deuda municipal per cápita, que se calcula tomando en cuenta el total de la deuda y toda la población de Puerto Rico, tuvo una reducción histórica. Había ido bajando de $1,760 en 2017, a $1,076 en 2018, y en 2019 cayó a $946.

“Es la primera vez desde el 2012 que vemos la deuda per cápita por debajo de $1,000. Eso tiene que ver muchísimo con la capacidad de financiamiento limitada de los municipios, que se han visto obligados a ir saldando deuda. Pero es una buena señal. Y si le añades a eso que la población de Puerto Rico se ha ido reduciendo, por los efectos de la migración, pues es aún más positivo en términos de reducción de la deuda”, detalló González.

De acuerdo con el experto, el índice deja claro que hay mucha oportunidad para que los municipios continúen enderezando sus finanzas municipales, “para que estén en mejor posición para competir por fondos de recuperación”.

“Toda esta información es lo que los ciudadanos pueden juzgar. Y en ese sentido, en esta coyuntura del año electoral, pues consideramos necesario poder dar toda esa información”, insistió González. “Es una forma uniforme para poder evaluar, con un sistema uniforme, y la población puede usar la herramienta para fiscalizar, entender, evaluar y poder juzgar al líder o la líder que escogieron para dirigir el ayuntamiento”.