Con unas 13 horas de diferencia, la Policía arrestó a Christopher Sánchez Asencio y a José Luis Bosch Mulero en el mismo lugar: frente a residencia en la urbanización Versalles en Bayamón, que uno de ellos alquilaba a la familia Ortiz Uceda.

Así trascendió hoy, lunes, en la continuación de la vista preliminar que se sigue contra el dúo imputado de asesinar a cuatro miembros de dicha familia, donde tres agentes de la Policía declararon sobre el arresto de Sánchez Asencio, ocurrido la madrugada del 18 noviembre de 2014.

Otro agente de la Policía testificó sobre la admisión del crimen y entrega de Bosch Mulero en horas de tarde a un oficial que custodiaba el perímetro establecido en la casa vinculada al horrendo crimen.

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Los abogados de la defensa Mayra López Mulero y Orlando Cameron Gordon, por su parte, cuestionaron la legalidad del arresto de Sánchez Asencio y la condición mental de Bosch Mulero cuando se entregó a las autoridades y admitió su participación en la muerte de Miguel Ortiz Díaz; su esposa Carmita Uceda Ciriaco; su hijo Michael Ortiz Uceda y su suegra, Clementina Ciriaco López.

Ante la jueza Sylvia Díaz Solla, del Tribunal de Bayamón, los agentes Fabián Caro, Luis Martínez y Ángel Irrizarry narraron cómo recibieron la información que desembocó en el arresto de Sánchez Asencio como a las 4:00 a.m. del 18 de noviembre.

El sargento Martínez explicó, a preguntas del fiscal Miguel Alameda Ramírez, que arribó a la urbanización Versalles alertado por información que la policía municipal ofrecía al Centro de Mando de la uniformada sobre una masacre que había en dicho vecindario.

Al llegar al lugar se topó con Sánchez Asencio, quien se encontraba al lado de una guagua Toyota 4-Runner color gris “trasteando un celular”.

Contó que se le acercó al hombre y le preguntó si había escuchado disparos, su nombre y con quién vivía en el lugar. El imputado respondió que no había escuchado nada y que vivía allí con su mamá.

“Noto que se pone nervioso y observo que tiene cadillos en el ruedo del pantalón y del calzado”, apuntó el testigo.

Detalló que se mantuvo recibiendo información del retén del Precinto Bayamón Sur, que alertó sobre otro muerto en la carretera PR-174 y de una guagua 4-Runner oscura que estaba relacionada en la matanza.

Con esta información, el sargento decidió hacer una inspección visual de la guagua y en su interior observó una esponja con aparentes manchas de sangre. Posteriormente recibió información sobre el nombre del posible sospecho y ordenó al agente Irizarry arrestar a Sánchez Asencio, cuya familia alquilaba la residencia, mientras les advertía las advertencias de rigor.

En su turno, Irizarry explicó que por razones de seguridad realizó un cateo superficial de Sánchez Asencio y descubrió que tenía un casquillo calibre 45 en el bolsillo del pantalón.

A preguntas de la fiscal María del Mar Ortiz Rivera, el sargento Rafael Matías relató que se encontraba custodiando el perímetro establecido en la urbanización Versalles a eso de las 5:22 p.m. cuando vio a un individuo “gordito” con el pelo largo suelto acercarse a la patrulla para preguntar si podía cruzar la línea del perímetro.

El agente respondió que no y el joven se alejó para regresar unos minutos después a la patrulla.

“Cuando bajo el cristal de la patrulla. Me dice que había algo que me lo debió haber dicho antes y dice libre y voluntariamente 'yo estoy involucrado en los asesinatos de Guaynabo. Yo andaba con Christopher”, indicó el testigo, mientras la mamá del imputado bajaba la miraba al escuchar estas palabras.

El agente arrestó al coimputado y le leyó las advertencias.

Finalmente el guardia municipal de Guaynabo, Jorge Rivera, relató a preguntas de la fiscal Janet Parra Mercado el momento en que llegó al barrio Guaraguao a entrevistar al menor de 13 años y único sobreviviente de la tragedia.

En el contrainterrogatorio, los abogados López Mulero y Cameron Gordon insistieron en una línea de preguntas dirigidas a impugnar la legalidad del arresto de Sánchez Asencio porque la Policía no tenía motivos fundados para dicha detención.

Pero el agente Irizarry insistió en que había recibido por radio el nombre del imputado, la descripción del vehículo y datos generales de la vestimenta que llevaba Sánchez Asencio, como la gorra negra y la camiseta verde.

También insistieron en preguntas que buscaban demostrar que la información que se ofrecía por radio y que provenía del menor sobreviviente era más genérica que la información que ahora los testigos alegaban que el menor había ofrecido.

Por ejemplo, el menor en su testimonio no identificó el tipo de vehículo que usaron para secuestrarlo. Solo mencionó un vehículo alto. Tampoco ofreció los apellidos de Sánchez Asencio.

La vista preliminar continúa mañana.