Parecía una escena sacada de una película o una teleserie como Breaking Bad: dos vagones enterrados 12 pies bajo tierra en los predios de una finca en cuyo interior se operaba un sofisticado y moderno laboratorio e invernadero de plantas de marihuana y al que se accedía a través de una casa de juego para niños.

El hallazgo es tan diferente a lo que está acostumbrado a ver la Policía en este tipo de casos que el superintendente José Caldero López, quien acudió a la residencia del sector Los Ortiz, del barrio Piñas, en Toa Alta de se hizo el hallazgo, no dudo en señalar que en su larga carrera en el cuerpo de seguridad nunca había visto nada igual. 

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“He quedado sorprendido. Nunca en mi carrera de 35 años en la Policía había visto una cosa tan sofisticada. Aquí hay un laboratorio debajo de la tierra con aire acondicionado, un invernadero y un sinnúmero de matas de marihuana. Una oficina completa con computadoras, listas, cuadres y como se financia todo. Es algo bien sofisticado”, expresó Caldero a la prensa que acudió al lugar.

Como parte del hallazgo se arrestó a cuatro personas y se incautaron grandes cantidades de plantas de marihuana en diferentes etapas de crecimiento. Los detenidos fueron llevados a la División Drogas de San Juan y el caso pasaría a manos de la Administración para el Control de Drogas (DEA, en inglés).

Según constató este medio, son dos los vagones enterrados bajo tierra en los que opera el laboratorio e invernadero en el terreno de la residencia de Toa Alta. El acceso a esos furgones es por una escalera escondida bajo un piso falso de una casa para juego de niños, que está junto a una residencia de madera de dos plantas y rodeada por un alto muro de cemento.

Como parte de su intervención, la Policía también dio con el paradero de un vagón lleno de sofrito y otro con pinturas de óleo. Según indicó a este medio el comandante José Juan García, director del Negociado de Drogas, los vagones estaban en la parte de afuera de los muros de la residencia. 

Todo apunta a que estos son los vagones reportados en la región de Cataño y Bayamón en las pasadas semanas.

Un vagón con pinturas había sido reportado robado el pasado 1 de marzo en los predios del sector Industrial Corujo, ubicado en Hato Tejas, Bayamón. El mismo contenía en su interior 2,470 óleos, de diseño moderno, distribuidos en 338 cajas. Su valor estimado es de $38,731.10.

Mientras, García señaló que investigan si el otro vagón es el que robaron en febrero pasado, lleno con 18 paletas de sofrito, en un almacén de la zona industrial del barrio Palmas, en Cataño.

De acuerdo con la querella sobre el robo de este último vagón, desconocidos rompieron el portón principal que da acceso al almacén. El vagón contenía sofritos de las marcas Econo, Chef Piñeiro e Isleño, los cuales estaban distribuidos en las 18 paletas. El valor del vagón de la marca Termo King, fue estimado en $10,000 y la mercancía en los $20,091.

La Policía encontró dos vagones enterrados bajo tierra en Toa Alta, en los que operaba un laboratorio e invernadero de marihuana en el terreno de una residencia. El acceso a esos furgones era por una escalera escondida bajo un piso falso de una casa para juego de niños.